AGENCIA
Internacional.- Las autoridades locales de Islandia han emitido una orden de evacuación para la ciudad de Grindavík, que alberga a 3 mil 600 habitantes, debido al aumento significativo de la actividad sísmica en la península de Reykjanes. Medios locales informan que hay señales de que el magma se está desplazando hacia la superficie, lo que ha llevado a tomar medidas precautorias.
Según la revista Iceland Review, la evacuación de Grindavík se considera una medida de precaución, ya que existe la posibilidad de que el magma alcance la superficie cerca o dentro de la ciudad. La actividad sísmica se ha desplazado hacia el sur, en dirección a Grindavík, y la Oficina Meteorológica ha señalado la probabilidad de que una intrusión de magma se haya extendido debajo de la ciudad.
El Departamento de Protección Civil y Gestión de Emergencias ha elevado su fase de incertidumbre a fase de emergencia. Se ha instado a los residentes que abandonen Grindavík a que se comuniquen con la Cruz Roja llamando al número 1717 para registrar su salida. La evacuación obligatoria, anunciada por el director de Protección Civil, Víðir Reynisson, se llevará a cabo esta noche.
Iceland Review destaca que Islandia cuenta con una red de monitoreo de volcanes de alta calidad, pero la precisión para predecir cuándo, dónde y si se producirá una erupción puede ser desafiante incluso para los expertos. El aumento de la actividad sísmica en la península de Reykjanes se ha registrado desde el 24 de octubre de 2023, y la intrusión de magma a unos 4-5 kilómetros debajo de la superficie ha elevado la alerta.
Esta situación también impacta en la infraestructura y operaciones en Svartsengi, principal proveedor de electricidad y agua en la península de Reykjanes. Aunque se han establecido planes de contingencia, la interrupción de las operaciones sería significativa. Además, destaca que lugares turísticos populares como Blue Lagoon podrían estar en peligro.
El Departamento de Protección Civil y Gestión de Emergencias ha lanzado una página informativa en islandés, inglés y polaco para mantener informada a la población sobre la situación en la península de Reykjanes. La zona ha experimentado deformaciones en varias ocasiones desde 2020, aunque no todas resultaron en erupciones.