La situación en el distrito fronterizo de Krasnoyaruzhki, en la región de Bélgorod, se complica tras el intento de incursión militar del ejército ucraniano esta semana. La mayoría de la población, que antes de la guerra alcanzaba las 14.000 personas, ha sido evacuada para proteger sus vidas, según el gobernador local, Viacheslav Gladkov.
En un mensaje a través de su canal de Telegram, Gladkov destacó que el principal objetivo de las autoridades es garantizar la seguridad de los ciudadanos. “La misión de las autoridades municipales es salvar vidas humanas”, señaló, explicando que el grueso de los habitantes ya ha sido evacuado.
A pesar de los esfuerzos, algunos residentes se han arriesgado a regresar a sus hogares de manera clandestina, sorteando los controles de carretera para alimentar a los animales domésticos que han quedado abandonados. Sin embargo, Gladkov fue claro en su mensaje: “La vida de las personas está en juego, no la de los animales.”
Este ataque ucraniano ha generado una serie de tensiones adicionales, ya que se produjo en un momento clave: durante una conversación telefónica entre los presidentes Vladimir Putin y Donald Trump, que buscaba abordar la creciente crisis. El ataque coincide también con los intentos rusos de expulsar a las fuerzas ucranianas de la vecina región de Kursk, donde, según informes, las fuerzas rusas lograron recuperar la plaza fuerte de Sudzha.
La situación sigue siendo tensa, y el gobierno local ha distribuido 2.500 raciones de comida a los pocos residentes que aún permanecen en la zona. Sin embargo, las autoridades siguen enfrentando el difícil desafío de mantener el orden mientras la guerra en la región de Bélgorod continúa intensificándose.
Este evento subraya la creciente violencia y los sacrificios diarios que enfrentan los habitantes de las regiones fronterizas de Rusia, atrapados entre dos frentes de guerra.
