Las autoridades estadounidenses anunciaron un operativo sin precedentes para garantizar la seguridad durante la toma de posesión de Donald Trump, quien asumirá nuevamente la presidencia el 20 de enero. La operación estará respaldada por unos 25.000 agentes y miembros de la Guardia Nacional, quienes estarán desplegados en Washington D.C. para proteger tanto a los asistentes como a las autoridades presentes en el evento, el cual estará rodeado por unas impresionantes 48 kilómetros de vallas.
El evento, que marcará el regreso de Trump a la Casa Blanca tras su mandato entre 2017 y 2021, se celebrará a mediodía en la escalinata del Capitolio. Miles de personas se concentrarán en la Explanada Nacional para presenciar la ceremonia, mientras que las fuerzas de seguridad se encargan de asegurar un entorno seguro.
El agente especial del Servicio Secreto, Matt McCool, comentó en una rueda de prensa que el ambiente de amenaza es “mayor” que durante la investidura de Joe Biden en 2021, que fue celebrada en un contexto de pandemia. “Confiamos al 100% en que el plan que hemos diseñado garantizará que tanto el público como las autoridades estén seguros”, afirmó McCool.
El jefe de la Policía del Capitolio, Thomas Manager, destacó que la mayor amenaza para la investidura de Trump es la posibilidad de un ataque por parte de un “lobo solitario”, un individuo aislado que actúe de manera independiente. Este tipo de amenaza se considera de alto riesgo, como lo demostró un reciente arresto de un hombre que intentó ingresar al Capitolio con cuchillos y otro que trató de incendiar su vehículo cerca del Congreso.
Trump ha sido blanco de amenazas previas, incluido un intento de asesinato durante la campaña electoral de 2020, cuando un disparo le rozó la oreja en un mitin en Butler, Pensilvania. Además, la seguridad en el país se ha visto reforzada por incidentes recientes, como el atropello masivo durante las celebraciones de Año Nuevo en Nueva Orleans, que dejó 14 muertos, y la explosión de un vehículo frente al hotel de Trump en Las Vegas.
A medida que se acerca la fecha de la investidura, las autoridades mantienen un nivel de alerta elevado, preparándose para cualquier posible ataque y asegurando que el evento transcurra de manera segura para todos los involucrados.
