
Este jueves, Estados Unidos anunció una medida significativa que impone nuevas tarifas portuarias a los buques construidos y operados por China, en un intento de revitalizar la industria naval nacional y frenar el creciente poderío del gigante asiático en el sector. La decisión, que surge de una investigación iniciada bajo la administración de Joe Biden, llega en medio de una tensa guerra comercial entre ambos países, que se intensificó con los aranceles impuestos por el expresidente Donald Trump.
Según Jamieson Greer, representante comercial de Estados Unidos, “los buques y el transporte marítimo son vitales para la seguridad económica estadounidense y la libre circulación del comercio”, destacando la importancia de esta medida para reforzar la competitividad del país en este ámbito.
Las nuevas tarifas entrarán en vigor a mediados de octubre y se aplicarán tanto por tonelada como por contenedor, cobrando una tarifa cada vez que un barco chino haga una visita a un puerto estadounidense, no importando cuántos puertos se visiten. Los propietarios de los buques tendrán la opción de evitar estos cargos si realizan un pedido para construir sus barcos en Estados Unidos.
Con la medida, Estados Unidos busca revertir el dominio de China en la construcción naval, un sector en el que el país asiático ha tomado una posición dominante, responsable de casi la mitad de la producción mundial de barcos. De hecho, China, junto con Corea del Sur y Japón, controla más del 95% de la construcción naval civil global.
El impacto de las tarifas será considerable: para los buques ensamblados en China, la tarifa comenzará en 18 dólares por tonelada neta o 120 dólares por contenedor. Un barco con 15,000 contenedores podría verse obligado a pagar hasta 1.8 millones de dólares en tarifas, lo que pone en evidencia la magnitud del desafío económico que representa esta medida.
Además, el gobierno estadounidense introducirá recargos adicionales para los buques de transporte de gas natural licuado, aunque estos cargos no comenzarán a aplicarse hasta dentro de tres años.
Es importante destacar que las tarifas no se aplicarán a las rutas de transporte marítimo en los Grandes Lagos, el Caribe, ni a los territorios de Estados Unidos. Además, las exportaciones de productos básicos en buques vacíos tampoco estarán sujetas a las nuevas tasas.
Con estas acciones, la administración estadounidense busca recuperar terreno en el sector naval, proteger su cadena de suministro y enviar una clara señal de apoyo a la industria naval nacional. Según Greer, las medidas representarán un paso importante hacia la reactivación de la construcción naval en el país y un freno al dominio de China.
