En una declaración histórica, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, reveló que varios funcionarios estadounidenses han mantenido contacto directo con el grupo rebelde sirio Hayat Tahrir al-Sham (HTS), tras liderar el derrocamiento del presidente Bashar al-Assad. Esta confirmación marca un giro inesperado en las relaciones entre Washington y el grupo, considerado una organización terrorista desde 2018.
Durante una conferencia en Aqaba, Jordania, Blinken enfatizó la importancia de transmitir mensajes claros a HTS sobre su conducta y su visión para gobernar en el período de transición. “Nuestro mensaje al pueblo sirio es este: queremos que tengan éxito y estamos preparados para ayudarles a lograrlo”, declaró el funcionario.
HTS, que alguna vez fue una filial de Al Qaeda, asegura haber roto con su pasado extremista y trabaja actualmente para establecer seguridad en Damasco, la capital siria. Ahmad al-Sharaa, líder del grupo y conocido anteriormente como Abu Mohammed al-Golani, envió un mensaje de video felicitando “al gran pueblo sirio por la victoria de la revolución”. Sin embargo, autoridades estadounidenses permanecen escépticas respecto a las verdaderas intenciones del grupo, especialmente en cuanto a la protección de derechos de minorías y mujeres.
Mientras tanto, HTS y otros actores de la oposición siria han comenzado a colaborar con embajadas occidentales, aunque sin mencionar contactos directos con Estados Unidos. En un gesto significativo, los rebeldes facilitaron la entrega segura de un ciudadano estadounidense encarcelado por el régimen de Assad, reforzando la esperanza de que más acciones de este tipo puedan ocurrir.
Por otra parte, Washington mantiene su enfoque en encontrar a Austin Tice, periodista estadounidense desaparecido desde hace 12 años cerca de Damasco. Blinken subrayó que este caso sigue siendo una prioridad: “Hemos impresionado a todos con quienes hemos estado en contacto sobre la importancia de ayudar a encontrar a Austin Tice y traerlo a casa”.
El contacto con HTS, aunque polémico, refleja la complejidad de la situación en Siria, donde la caída de Assad ha dejado un vacío político que aún está lejos de resolverse. Mientras tanto, la comunidad internacional sigue observando de cerca los pasos del grupo rebelde y el papel que desempeñará en el futuro de Siria.