AGENCIA
Washington.- El Gobierno de Estados Unidos observa con expectativa la nueva era que comienza este domingo en México con las elecciones presidenciales que pondrán fin al mandato de Andrés Manuel López Obrador, después de seis años de una cooperación pragmática matizada por la retórica nacionalista del presidente mexicano.
Claudia Sheinbaum, la candidata oficialista, lidera claramente las encuestas por delante de Xóchitl Gálvez, candidata de la principal coalición opositora, y del tercer aspirante, Jorge Máynez. Si los pronósticos se cumplen, se espera una notable continuidad en la relación entre México y Estados Unidos, países que comparten la frontera más larga y transitada del mundo, además de dos economías profundamente entrelazadas.
Un portavoz del Departamento de Estado expresó a EFE que Estados Unidos “no apoya a ningún candidato específico” y espera profundizar la cooperación con México, destacando la importancia de esta relación en áreas como la migración, el combate al narcotráfico y el desarrollo económico.
López Obrador asumió la presidencia en 2018 con un fuerte discurso de defensa de México frente a Estados Unidos. Durante su mandato, ha trabajado tanto con Donald Trump, a quien llegó a considerar un “amigo” pese a su retórica antimexicana, como con el demócrata Joe Biden.
La migración ha sido una prioridad constante para las administraciones estadounidenses. Trump amenazó en 2019 con imponer aranceles a México si no frenaba los cruces fronterizos, una política que ha continuado, aunque de forma más diplomática, bajo el Gobierno de Biden.
A petición de Washington, López Obrador ha utilizado las fuerzas de seguridad para frenar las caravanas de migrantes provenientes del centro y sur del continente, aceptando también deportaciones de migrantes de terceros países a territorio mexicano.
“A pesar de ser un gobierno de izquierda populista y nacionalista, ha colaborado bastante con Estados Unidos hasta el punto de ser muy cuestionado en el tema de los derechos humanos”, comentó a EFE Gema Kloppe-Santamaría, internacionalista de la Universidad George Washington, quien prevé que tanto Sheinbaum como Gálvez mantendrían esta política.
Arturo Sarukhán, exembajador mexicano en Washington (2006-2013), considera que López Obrador “ha cedido en convertirse en un muro de facto para Estados Unidos”, logrando que Biden hiciera “caso omiso” a las “bravuconadas” del mandatario mexicano en sus ruedas de prensa matutinas.
Estados Unidos ha evitado en gran medida posicionarse sobre cuestiones internas polémicas de México, como los ataques de López Obrador a la prensa, al sistema judicial o al instituto electoral.
La cooperación en materia de seguridad ha sido más tensa, especialmente respecto al tráfico de fentanilo, un opioide sintético que ha generado una grave crisis en Estados Unidos y cuya fabricación en México ha sido negada por López Obrador pese a la evidencia en contrario.
“Es el punto de mayor tensión”, indicó Sarukhán. Los republicanos han propuesto atacar territorio mexicano para combatir a los cárteles ante la supuesta inacción del Gobierno de México. Según Kloppe-Santamaría, la DEA “ha pasado muy mal” con López Obrador, aunque la experta señala que México ha continuado con la militarización del país en temas de seguridad.
En contraste, la relación económica ha sido exitosa, convirtiendo a México en el primer socio comercial de Estados Unidos, por delante de China, gracias al tratado de libre comercio T-MEC implementado en 2020. “En términos generales, hay una relación funcional en el día a día y no importa quién sea el presidente, los intercambios van a seguir pasando”, comentó Diego Marroquín del Centro Wilson, en Washington.
Sin embargo, la oposición de López Obrador a las energías renovables y su defensa de los combustibles fósiles han derivado en quejas oficiales de Estados Unidos y Canadá, un tema que la próxima presidenta mexicana deberá abordar.
Las elecciones de este domingo representan el primer “round” de la batalla que definirá el futuro de la relación bilateral. El segundo asalto será en noviembre, cuando los estadounidenses deberán elegir entre Biden y Trump.
“Ese es el gran gorila en la habitación. Un regreso de Trump generaría una gran volatilidad en la relación, independientemente de que esté Xóchitl Gálvez o Claudia Sheinbaum en la presidencia mexicana”, concluye Sarukhán.