Una reciente investigación del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) pone fin a la creencia de que el consumo moderado de alcohol puede reducir la mortalidad. Publicado en la revista Addictive Behaviors, el estudio revela que no existen pruebas que respalden la idea de que beber pequeñas cantidades de alcohol, como una o dos cervezas o copas de vino al día, sea beneficioso para la salud.
El estudio analizó datos de casi 44,000 personas mayores de 15 años, obtenidos de la Encuesta Nacional de Salud de 2011 y la Encuesta Europea de Salud de 2014, y cruzados con registros de mortalidad hasta diciembre de 2021. Los resultados indican que, en comparación con los bebedores ocasionales (quienes consumen alcohol una vez al mes o menos), los bebedores de bajas cantidades de alcohol no presentan un menor riesgo de fallecimiento. De hecho, el riesgo de mortalidad aumenta a medida que se incrementa el consumo de alcohol, aunque el consumo de hasta 20 gramos al día (equivalente a dos bebidas) no muestra un incremento significativo en el riesgo.
El autor principal del estudio, Iñaki Galán, enfatiza que los estudios previos que han sugerido beneficios del consumo moderado de alcohol han usado a los abstemios como grupo de referencia, lo cual no es adecuado. “Las personas abstemias, por diversas razones, suelen tener un estado de salud peor y un mayor riesgo de mortalidad”, explica Galán. Esto sugiere que los mensajes que promueven el consumo moderado de alcohol como saludable están basados en datos erróneos y pueden estar difundiendo un mensaje de salud pública equivocado.
Galán y la Organización Mundial de la Salud coinciden en que no existe un umbral seguro de consumo de alcohol que garantice la ausencia de riesgos para la salud. En lugar de considerar el alcohol como algo potencialmente beneficioso en moderación, el mensaje recomendado es claro: “alcohol, cuanto menos, mejor”.