ORIZABA.- Habitantes de la ciudad de las Aguas Alegres pueden decir que orgullosamente existen lugares a los que se acude con la familia, sobre todo si se trata de convivencia.
Actualmente el Paseo del río Orizaba y la reserva animal que hay en su trayecto son uno de los atractivos que se tienen para presumir a propios y extraños; hermosos animales, puentes antiguos, sitios para hacer pic nic y un recorrido de más de tres kilómetros en los que destacan su limpieza y seguridad, que se disfruta si se dispone de tiempo para realizarlo.
La ruta del Paseo del Río la podrían iniciar en la parte norte de la ciudad, en Tlachichilco, en un pequeño parque recientemente adecuado encontrarán a un par de dromedarios, si caminan un poco hacia abajo hallarán lo que a la vista representa la majestuosidad hecha animal, es decir, los tigres de bengala, atractivos y hermosos, deleite del espectador; río abajo, un par de osos nombrados Tomy y Bravo atraen a los menores de edad por su tamaño, aunque casi siempre están durmiendo.
“Todos los días vengo a caminar, uno de ellos ya me conoce, le gustan los aplausos me he dado cuenta de ello’’, dijo emocionada una señora mientras los llamaba cariñosamente desde lo alto.
Si se continúa por la orilla del río se llegará a La Noria, que le da vista al Paseo, enseguida, al pasar un puente, aparecerá el orgullo de Orizaba, Balam, el bebé jaguar, que es de los más visitados por los niños, abajo se ubica otro par de jaguares: Yago y Jacinta, que van de un lado a otro acercándose por momentos a los límites de su jaula.
También se encuentran zorros, coyotes, llamas, cebras, halcones, búhos, en tanto, si se continúa a través de los puentes, uno de ellos, el Santos Degollado, que data de 1897 de los más antiguos de Orizaba; siguiendo el trayecto atravesará otro que se llama La Beneficencia, construido en el año 1838.
Avestruces, gallinas de Guinea y cerdos, se encontrarán antes de llegar al puente de Santa Anita edificado entre 1790 y 1800, que actualmente forma parte de la avenida Colón Poniente, de ahí se llegará al cocodrilario y justo enfrente se muestra esplendoroso el actual Palacio municipal, en esa parte es posible disfrutar de alimentos que se expenden bajo el puente Bicentenario, o subirse al teleférico hacia el Cerro del Borrego, lo que seguramente representará una aventura extraordinaria; continuando el viaje observará a los venados, a los changos que saltan de cuerda en cuerda, mismos que por momentos pelean entre ellos.
Pasando el puente Las Lágrimas o Camerino Z. Mendoza, construido en 1907, podrá llegar a la plaza Bicentenario, en donde prácticamente concluirá el mágico viaje.
No obstante, de continuar río abajo se deberá atravesar el puente La Borda, realizado en 1764, una vez que se pasa por debajo de él inmediatamente está la salida favorita, ubicada en Privada de Poniente 7.
Finalmente, cabe mencionar que en todo el recorrido existe señalización bien ubicada para que las personas que disponen del tiempo necesario realicen paradas continuas hasta concluir la ruta, que será posible hacerla en tres o cuatro horas, por ello, ya sea habitante de la zona de las Altas Montañas o turista en la ciudad de Orizaba, autoridades encargadas de la reserva animal recomiendan realizar el paseo completo y disfrutar de momentos inolvidables durante el trayecto.