Córdoba.- Luego de las acusaciones que involucran al clero católico en hechos de pederastia, los señalamientos de curas homosexuales y alcohólicos, ponen nuevamente en el “ojo del huracán” a lo que fuera uno de los grandes imperios religiosos, venerado y respetado por la mayoría de la población mundial.
El desastre de la religión católica, comenzó con los primeros casos de abuso sexual, cometidos por miembros católicos hacia niños que iban desde los tres a los 14 años. La mayoría de los casos se presentaron en seminarios sacerdotales, escuelas y orfanatos, en donde los infantes estaban bajo el cuidado del clero.
Aunque desde finales de la década de los 90´s, según los reportes, las denuncias se han incrementado, a su vez han surgido señalamientos de intervención por parte de la misma jerarquía católica, que en más de una ocasión ha sido la que ha impedido las sanciones hacia los presbíteros acusados.
Fue hasta el período papal de Benedicto XVI, cuando se condenó la pedofilia, solicitando el perdón de las víctimas y la responsabilidad de los acusados ante los tribunales. En septiembre de este año, el religioso identificado con el nombre de José Ataulfo García, quien era sacerdote en una comunidad indígena de Oaxaca, confesó haber abusado de al menos 30 infantes, a quienes también les habría contagiado el virus del VIH-Sida.
ESCÁNDALOS
Aún cuando los casos de pederastia continúan, algunos bajo investigación, recientemente el Frente Orgullo Nacional (FON), organización en defensa de la diversidad sexual, dio a conocer una lista de 38 jerarcas católicos, predicadores de: México, Puebla, Veracruz, Yucatán, Nuevo León y Ciudad de México. Dentro de los que figuran, el arzobispo de la Arquidiócesis de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, que han mantenido relaciones homosexuales.
Dichos señalamientos, dieron pauta a una serie de especulaciones y críticas, esto principalmente por la postura que habría manifestado la Iglesia Católica, principalmente ante los derechos de las parejas del mismo sexo y su derecho a la adopción.
Sobre estos nuevos señalamientos, el vocero de la Arquidiócesis de México, Hugo Valdemar, los rechazó, calificando las difamaciones y mentiras, como parte de una venganza de la comunidad homosexual.
Alcoholismo, móvil del crimen
El pasado lunes 19 de septiembre, los cuerpos de Alejo Nabor Jiménez y José Alfredo Suárez de la Cruz, ambos miembros de la comunidad de la parroquia de Nuestra Señora de Fátima (párroco y sacristán), fueron encontrados sin vida en el paraje conocido como La Curva del Diablo en Poza Rica.
El reporte de la Fiscalía General del Estado (FGE), descartó de inmediato que el móvil del crimen estuviera ligado a la delincuencia organizada. Según las pesquisas y declaraciones de testigos, víctimas como victimarios, se encontraban previamente conviviendo en una fiesta cuando “al calor de las copas”, los ánimos se “calentaron”, derivando en el asesinato de los dos sujetos, el robo de una camioneta, así como la sustracción de 5 mil pesos, resultado de las limosnas de la parroquia.
Dichos señalamientos, prendieron nuevamente “la mecha” de la Iglesia. La Diócesis de Xalapa, el Centro Católico Multimedial y la Arquidiócesis de México, rechazaron la versión de la FGE, al asegurar que se trató de declaraciones irresponsables, apresuradas y absurdas.