Cuando una ciudad crece en vialidad, los problemas de ésta crecen igual. Es por eso que me dirijo a usted señor delegado de Tránsito de la ciudad de Orizaba: ¿Cómo es posible que el principal problema en la vialidad de ésta ciudad lo ocasione el gremio que, por su necesidad de trabajar en la calle, es quien debiera ser el primer obligado a respetar las disposiciones de Tránsito?, con respecto al orden en estas, y usted y la institución que representa son quienes ¡deben pero ya! hacer respetar las leyes.
Y me refiero en concreto al gremio de los taxistas, si usted se da una vueltecita por la ciudad de Xalapa podrá darse cuenta que éstos tienen lugares específicos donde levantar y bajar pasaje, sobre todo en el centro de la misma; estos señores trabajadores del volante han aprendido conjuntamente con la ciudadanía xalapeña a no entorpecer la vialidad, respetando los lugares de acceso a los vehículos.
El sentir de muchos orizabeños es que usted debiera recorrer en un vehículo no oficial la ciudad, y así podrá constatar cómo estos señores son los primeros en no respetar: el uno por uno, no respetan las señales del semáforo, y suelen virar en cualquier lugar aunque esté prohibido, y por ganar el pasaje a sus mismos compañeros suelen hacer maniobras arriesgadas, obligando a otros conductores a maniobras aún más arriesgadas para evitar algún percance. Se paran donde se les antoja y les vale gorro si usted les pita para que lo hagan en lugares donde no impidan el paso, ha pero eso sí, ¡ay de usted!, si por casualidad es quien obstruye.
Sé muy bien que usted como muchos otros delegados ¡tienen pavor! a una manifestación de taxistas, pero es su deber y obligación regular estos actos. Tanto la ciudadanía como el Ayuntamiento de la ciudad darían un total apoyo a cualquier acción en pro de lo expuesto.