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Es difícil detectar casos de autismo

Superiberia

Ixtaczoquitlán.- El autismo es un padecimiento que afecta principalmente a niños y su detección es difícil, porque se vincula con su comportamiento y las relaciones afectivas; por ello, el Centro de Investigaciones Cerebrales (Cice), realiza estudios de laboratorio y en grupos de menores que padecen el problema.

 

El coordinador del centro, Jorge Manzo Denes, informó lo anterior en indicó que forma parte de un equipo que diseña estrategias que permitan mejorar la calidad de vida de los pacientes.

 

Explicó que se trata de un trastorno generalizado del desarrollo (TGD), y consiste en alteraciones del sistema nervioso cuando se forma y madura.

 

Por otro lado, añadió que no se ha podido establecer con certeza si los cambios ocurren durante el embarazo, cuando se está formando el producto, o en los primeros días del nacimiento.

 

Como todas las enfermedades neurales, el autismo no es curable, “entonces tratamos de conocer cuáles son las diferentes cuestiones que suceden desde el punto de vista cerebral y tener estrategias para darles una mejor calidad de vida a quien lo padece”, precisó.

 

En general se observó que afecta a todos los grupos sociales, sin importar su origen biológico ni socioeconómico; la única distinción que encontraron, y actualmente es tema de estudio, es la mayor incidencia en varones, en razón de cuatro niños por cada niña, destacó.

 

“Se analiza muy a fondo pero hay algo que todavía no se entiende, hay una propuesta que relaciona las fluctuaciones hormonales, sin embargo, son necesarios mayores experimentos”, añadió el investigador.

 

Indagatoria

 

Desde el punto de vista experimental, sus indagaciones permitieron confirmar que las alteraciones durante el embarazo y en las primeras semanas de nacido pueden provocar dicho trastorno.

 

“Ahora sabemos que es posible que ocurran las dos situaciones: alteraciones en la gravidez de tipo genético o inducidas por agentes externos, diversos tóxicos o químicos que consume la madre mientras está embarazada o que ingiere el recién nacido; estos dos tipos de afectaciones podrían disparar el autismo”.

 

Éste, detalló, se caracteriza por diferentes manifestaciones, pero fundamentalmente son tres que se comparten en todos los casos: la primera son alteraciones en el lenguaje, en la comunicación: dejan de hablar o no se comunican bien con las personas.

 

La segunda consiste en la realización de movimientos repetidos, estereotipados, “esto significa que un niño puede sostener una pelota y rebotarla por un breve tiempo, mientras que los pequeños autistas pueden hacerlo hasta por periodos de dos horas o más”, explicó el investigador del Cice.

 

La tercera es la pérdida de contacto social, “es decir, no hay ninguna interacción, por eso se le llama autismo, porque se aíslan, no establecen ningún tipo de comunicación, incluso con sus padres”, añadió.

 

Se observó, anfatizó que puede manifestarse en diferentes grados: “En un principio se decía que tenía seis, más un séptimo que era no determinado, pero en la última descripción de la Sociedad Americana de Psiquiatría, en su Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM), se le describe en un espectro; a todos se les llama trastorno autista con diferentes regiones de la visión, hay algunos niños que tienen uno severo y en otros es ligero”.Síntomas

 

El investigador comentó que persiste una problemática relativa al hecho de determinar si un menor es autista, hasta que ocurren manifestaciones a través de las cuales los padres se dan cuenta de que algo no está bien con su hijo, esto ocurre en promedio entre los dos y medio y los tres años de edad del paciente.

 

“Nosotros nos preguntamos si en realidad a esa edad se manifiesta o es cuando los padres pueden detectarlo; de hecho muchos investigadores trabajan al respecto, algunos tienen publicaciones sobre comportamientos en pequeños de un año, quienes manifiestan este tipo de conductas, aunque para los padres todavía no es visible de notar”.

 

“Es difícil generar estadística sobre cuántos pacientes existen, por ejemplo, en los países desarrollados como Estados Unidos, Europa y Asia, tienen índices similares, con proporciones de un caso por cada 80 infantes e incluso de uno por cada 60, que es una proporción muy alta”, puntualizó.

 

Como referencia planteó que en los salones de las escuelas primarias oficiales integrados por grupos de 40 a 50 alumnos, es probable que, en términos estadísticos, haya uno con el padecimiento por cada aula, pero se requiere comprobar.

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