CDMX.- En los primeros seis meses de este año ya se han dado más homicidios a nivel nacional que en el mismo período de los últimos veinte años, cuando empezaron los registros, afirma Rodrigo Cruz, en información para The New York Times.
México se acerca a su momento más mortífero en décadas: más de 100 mil muertes, 30 mil desaparecidos y miles de millones de dólares en la hoguera de la lucha contra el crimen organizado… y las flamas siguen vivas.
Las estadísticas del Gobierno sobre incidencia delictiva por mes, cuyos registros comenzaron en 1997, sugieren que hay un camino difícil por delante. Mayo y junio de este 2017 rompieron récords de homicidios dolosos, en comparación con las últimas dos décadas.
Este año se encamina a ser el más mortífero desde que hay registro, que comenzó en 2014.
“El Gobierno de Peña Nieto subestimó muy seriamente, o malentendió, la naturaleza del problema que vivía México”, dijo David Shirk, profesor de la Universidad de San Diego, que ha estudiado la guerra contra el narco. “Pensaron que con usar mercadotecnia cambiarían la conversación y enfocarían la atención de la gente en todas las cosas buenas que estaban pasando, para alejarla del problema de violencia que creyeron era exagerado”.
Es una tendencia que, para el presidente Enrique Peña Nieto, representa mucho más que un vapuleo de la estrategia para combatir al crimen organizado. También es un reto fundamental a la narrativa principal de su Gobierno: que México se mueve en el sentido opuesto a la violencia e inseguridad.
Antes de llegar al cargo, Peña Nieto aseguró que cambiaría la imagen del país en el mundo al transformarla de una nación agobiada a una reconocida a nivel global como líder en materia energética, educativa, comercial y en telecomunicaciones.