Por: Catón / columnista
¿Cuál es el mayor atractivo de los hombres? Desde el nacimiento hasta los 15 años, la inocencia. De los 15 a los 30, la apariencia. De los 30 a los 40, la experiencia. De los 40 a los 60, la solvencia. De los 60 a los 80, la paciencia. Y de los 80 en adelante la herencia… “Tengo el honor de pedirle la mano de Rosilita. Nos vamos a casar”. El papá de la niñita sonrió cuando Pepito le hizo esa petición. “¿No crees –le dijo- que están muy pequeños para pensar en eso?”. Contestó el chiquillo: “Cuando hay amor la edad no importa. Ya creceremos”. “Y dime –siguió el juego el señor-. ¿Tienes con qué mantener a mi hija?”. Respondió el crío: “Mi papá me da 5 pesos de domingo. Con eso y con lo que le dé usted a Rosilita nos la podremos arreglar”. Opuso el señor: “¿Y si viene un hijo?”. “No creo que venga -aseguró Pepito-. Por lo menos hasta ahora hemos tenido suerte”… En la noche de bodas el enamorado galán le dijo a su dulcinea: “¿De quién son esos ojitos preciosos?”. Respondió ella, mimosa: “Tuyos, mi vida”. “¿Y esa naricita respingona?”. “Tuya, mi cielo”. “¿Y esa boquita de coral?”. “Tuya, mi amor”. En el arrebato de la pasión siguió él: “¿Y verdad que esas cuervas preciosas también son sólo mías?”. “Ay, Secundino –contestó la flamante desposada-. ¡No seas tan acaparador!”… FIN.