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Enmendar el error

Superiberia

Por  Catón  /  columnista

“¿Le eres fiel a tu marido?”. Eso le preguntó el padre Arsilio a doña Facilisa en el confesionario. “Sí, padre –contestó ella–. Frecuentemente”… Mis cuatro lectores conocen bien a Capronio: es un sujeto ruin y desconsiderado. Llamó por teléfono al veterinario y le dijo: “Voy a enviarle a mi perro cocker con mi suegra. Le pone una inyección letal. Al cocker lo baña y lo desparasita; después pasaré por él”…

Susiflor le preguntó a Rosibel: “¿Ya fijaste la fecha de tu boda?”. Respondió la muchacha: “Yo quiero casarme en noviembre. Mi novio prefiere que nos casemos en diciembre. A mi papá le gustaría que la boda fuera en marzo, y mi mamá me pide que me case en julio porque en ese mes se casó ella. Pero el ginecólogo opina que la boda debería ser lo antes posible”…

Entiendo que con eso de la austeridad republicana se han suprimido todas las asesorías, con lo cual el Presidente se ha quedado sin más opinión que la suya propia. Sin embargo, alguien cercano a él, alguna persona de buena voluntad que realmente quiera a Andrés Manuel López Obrador y desee el bien de México, debería aconsejarle que se olvide ya del aeropuerto de Santa Lucía, proyecto que presenta inconvenientes de todo orden, y que en su lugar autorice y promueva la continuación del aeropuerto de Texcoco.

Eso enmendaría el mayor y más grave error en lo que va de su sexenio, le allegaría el reconocimiento y apoyo de grandes sectores de la sociedad y le permitiría continuar su gestión sin proyectar esa sombra de autoritarismo que hasta ahora sigue proyectando. La nueva obra se le atribuiría a él, ya no a su antecesor; cualquier abuso que en su construcción se hubiese cometido sería fácilmente corregible, y AMLO daría a México, sin necesidad de comprometer en la obra fondos públicos, uno de los más modernos y eficientes aeropuertos del orbe.

Recuerde nuestro Presidente un viejo dicho: “El que manda manda, y si se equivoca vuelve a mandar”. Un error cualquiera lo comete. Si no se obstina en el y lo corrige, el primer error será olvidado y a él le corresponderá el mérito de la obra. El nuevo aeropuerto sería parte de la 4T y todos contentos, sobre todo la navegación aérea nacional e internacional y sus millones de usuarios. Lo único que se requiere en este caso es la decisión de López Obrador. De lo demás se encargarían los particulares. ¿No sería cosa buena, muy buena, convertir el mayor error en el más grande acierto?…

Dulcibella le dijo a Florilí: “Anoche tuve mi primera experiencia sexual”. “A ver –se interesó la amiga-. Siéntate y cuéntamelo todo”. “Te lo contaré de pie –repuso Dulcibella-. Por ahora no puedo sentarme”… Al día siguiente de la intervención quirúrgica el cirujano pasó visita a su paciente. Le indicó: “Deberá usted abstenerse de fumar, de beber, de salir con amigos y de andar con mujeres”. “¿Hasta cuándo, doctor?” –preguntó, desolado, el hombre. Respondió el facultativo: “Hasta que acabe de pagarme”…

Lord Burton, famoso explorador, iba por la selva africana cuando lo acometió un elefante enfurecido. Ya lo iba a aplastar con sus enormes patas cuando de los arbustos surgieron unos salvajes que con sus lanzas y sus gritos ahuyentaron al temible paquidermos. “¡Gracias! –les dijo el famoso explorador-. ¡Me han salvado ustedes la existencia! ¿Por qué lo hicieron?”. Uno de los aborígenes le explicó: “Es que no nos gusta la carne molida”…

El recién casado le confió a un amigo: “¿Tengo dudas acerca del pasado de mi esposa?”. “¿Por qué?” –se intrigó el amigo. Respondió el otro: “Al empezar la noche de bodas me tardé en el baño, y ella mi gritó: ‘¡Date prisa, güey, que no tengo toda la noche para ti solo!’”… FIN.

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Solaparon alcaldes a la Patrona