En un impactante caso que ha estremecido a Gran Bretaña, una enfermera neonatal de 33 años, Lucy Letby, ha sido encontrada culpable de asesinar a siete bebés y de intentar asesinar a otros seis en el Hospital Condesa de Chester, ubicado en el noroeste de Inglaterra.
Las acusaciones señalan que Letby causó daños deliberados a los recién nacidos de diversas formas, incluyendo la inyección de aire en sus sistemas sanguíneos y la introducción de aire o leche en sus estómagos a través de sondas nasogástricas. Además, se la acusa de envenenar a los bebés al insertar insulina en las sondas intravenosas y de manipular los tubos de respiración.
El jurado, compuesto por siete mujeres y cuatro hombres, deliberó durante 22 días antes de llegar al veredicto. Durante el proceso, uno de los miembros del jurado tuvo que abandonar el juicio por razones personales. El juez permitió que los otros 11 miembros decidieran por mayoría de 10, en lugar de exigir unanimidad debido a la ausencia de un miembro del jurado.
Los trágicos eventos ocurrieron durante el período de 2015 a 2016, cuando Letby trabajaba en el mencionado hospital. Las acusaciones de asesinato involucran la muerte de cinco bebés varones y dos niñas, mientras que las acusaciones de intento de asesinato se refieren a cinco bebés varones y cinco niñas.
El veredicto ha dejado una huella profunda en la comunidad y plantea interrogantes sobre la seguridad y la supervisión en los entornos de atención médica. El caso ha reavivado debates sobre la necesidad de mantener la integridad y el compromiso con la atención médica de calidad en los hospitales y centros de salud.