Orizaba.- Un promedio de mil 500 familias que habitan en las inmediaciones de las vías del ferrocarril a lo largo de la zona centro se encuentran en alto riesgo por el paso del tren, reconoció el coordinador regional de Protección Civil, Luis Palma Déctor.
Dijo que el paso constante del denominado “gusano de acero” sobre esta región conlleva una gran responsabilidad tanto para la empresa Ferrosur como para los cuerpos de auxilio y rescate, ya que los primeros tienen que encargarse del óptimo estado de las vías, así como de la logística para el paso de cada carguero, mientras que por parte de las brigadas corre el concientizar aún más a la población sobre el riesgo de tratar de cruzar ante la cercanía del tren, lo que significa un peligro latente para su propia vida.
“Algunas personas, tanto transeúntes como automovilistas principalmente, no han tratado de asimilar que ganarle el paso el tren se trata de un volado en el que siempre sale ganando este último transporte; de acuerdo a previos estudios que se han realizado, así como por los peritajes realizados, se ha llegado a la conclusión que los automovilistas consideran ganarle el paso al tren pensando que el ferrocarril disminuirá su trayectoria, lo cual no es así, ya que se tiene que considerar la velocidad que lleva, y eso aunado al peso por la carga, lo convierte en un bólido de acero”.
Precisó que de la población que vive en los alrededores de la vía del tren, se tiene un registro de aproximadamente mil 500 familias, desde Ixtaczoquitlán hasta Ciudad Mendoza, quienes diariamente se encuentran a la expectativa de que no suceda algún descarrilamiento como ha sucedido en esta región, principalmente en Córdoba, Fortín, Nogales y Maltrata por falta de coordinación.
“Siempre hemos previsto esta necesidad de reubicar a las personas que habitan en las inmediaciones; sin embargo, un alto porcentaje muestra resistencia a abandonar sus propiedades, señalando que es lo único que tienen, por lo que como medida preventiva se tienen que consolidar mecanismos preventivos, y no cuando una desgracia ya se haya consumado”.
Y es que con la carga que lleva este transporte terrestre, pasando muy cerca de las viviendas, aunado a la imprudencia de los conductores, se puede ocasionar un descarrilamiento generando una desgracia masiva; pero la situación se agrava aún más si son químicos lo que llevan los vagones, pudiendo generar una fuga de gases tóxicos o hasta una explosión, dependiendo del nivel de peligrosidad de la sustancia transportada.
Carlos Guevara
El Buen Tono