
De la Redacción
El Buen Tono
Orizaba, Ver.- Quienes creyeron que la Reserva Animal de Orizaba era un refugio para la vida silvestre hoy se enfrentan a una verdad brutal: no es un santuario, es una fosa común de negligencia y abandono, en donde a la cabeza de este desastre está Juan Manuel Diez Francos, un alcalde que, incapaz de proteger la vida, prefiere culpar a la prensa antes que limpiar la sangre de sus errores.
La muerte del canguro rojo “Skippy” en la Reserva Animal del Río Orizaba reveló no sólo el abandono y negligencia que imperan en este espacio, sino también la intención del presidente municipal Diez Francos de desviar la responsabilidad institucional. En lugar de reconocer fallas en el manejo de la fauna, el alcalde optó por culpar a los medios de comunicación y politizar el tema a horas del arranque de campañas municipales.
