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En el tiempo de los “CUCHULATES”

Superiberia

“Más de mil elementos del orden buscan al periodista Gregorio Jiménez de la Cruz y toda la fuerza de las instituciones se concentran en su localización”, se leyó en el comunicado del gobierno estatal emitido ayer sobre el plagio que sufrió el reportero la mañana del miércoles. El afirmante de tal hazaña  fue el secretario de Gobierno, Erik Lagos pues es su jefe.  Claro, la mofa no es porque mil policías busquen al compañero reportero, sino porque nunca debió sufrir el plagio.

Si en Veracruz hubiera las condiciones para el ejercicio periodístico, no serían necesarios mil agentes para buscar a un comunicador secuestrado porque el delito no se hubiera cometido. Todo eso en el mundo de las hipótesis porque en el mundo real la entidad está castigada por la inseguridad y la violencia. Vaya, la que ha de tener la quijada congelada y la lengua trabada  es la errática vocera estatal, María Gina Domínguez, que hace apenas unos días alardeaba ante los medios informativos que Veracruz ya no era sitio de riesgo para el quehacer reporteril.

 Ahora de nueva cuenta la opinión pública nacional e internacional está sobre el territorio veracruzano -tierra de nadie, sitio sin ley donde cualquier periodista puede ser agredido ante la inexistencia de autoridad- y sobre la administración del gobernante Javier Duarte de Ochoa. Todo lo anterior se da a poco menos de un año en que el mismo Duarte de Ochoa aseguraba que existía  la libertad de prensa y dio el ejemplo -en abril del 2013 cuando anunció que relanzaría el Colegio de Periodistas, mismo que sigue sin funcionar- que su abuelito no podía decir chocolate y decía “cuchulates”. ¿Se acuerdan del disparate? Con la remembranza de su ancestro, se comprobaba que en Veracruz estaba garantizada la libertad de expresión.

 Tiempos de cinismo son los que se viven, los tiempos de los “cuchulates”, que se desmienten con el secuestro de Gregorio Jiménez. Todo parece indicativo pues también hace un año cuando Duarte pregonaba su teoría de los “cuchulates”, desapareció el reportero Sergio Landa Rosado en la ciudad de Cardel, quien hasta la fecha sigue sin retornar a su hogar. Hoy la historia se repite con Gregorio Jiménez. Por si fuera poco, hace un par de días en la Ciudad de México, inversionistas del periódico “El Despertar de Veracruz” denunciaron que los anuncios promocionales del nuevo rotativo con sede en Tuxpan fueron retirados por la policía estatal y algunos incendiados con bombas Molotov.

 Ese atentado  se perpetró en tierras del secretario de Desarrollo Social y ex alcalde del lugar, Alberto Silva Ramos, a quien responsabilizan -junto con Duarte de Ochoa- de los ataques, según lo dijo uno de los socios, Ángel Álvaro Peña, ex secretario de Turismo en tiempos de la fidelidad -tal fama no le ayuda en nada- quien señaló que en Veracruz “se vive un clima de violencia y terror”. Lo que dice el nuevo empresario periodístico  es cierto pero lo malo es que cuando despachaba como funcionario fidelista no lo denunció porque no le afectaban sus intereses personales. Aún así, “El Despertar de Veracruz” es otro diario al que el duartismo pretende evitar su nacimiento. ¿Y entonces dónde quedaron los “cuchulates” del abuelito para garantizar la libertad de prensa?

 Por cierto, la denuncia de Álvaro Peña fue censurada en la mayor parte de la prensa veracruzana -por obvias razones, es decir, los jugosos convenios publicitarios- pero el empresario está dispuesto a dar la batalla e incluso ha hecho contacto con los propietarios de otros medios de comunicación para formar un frente mediático contra Duarte y su errática vocera. No se sabe si tendrá éxito tal convocatoria pero por lo menos ya buscó a esta casa editorial, El Buen Tono, para buscar respaldo y estrategias contra la censura, la intolerancia y las agresiones que se le avecinan. ¿Aguantará el paso?

 En el tema del compañero Gregorio Jiménez, desde el miércoles cuando trascendió su plagio, la vocera duartista soltó la jauría en contra del comunicador y en diversos portales y a través de correo electrónicos se comenzó a enlodar la imagen de la víctima, tratando de reducir el caso a un asunto pasional. Es el viejo método de estos individuos, difamar a la víctima para hacerla responsable de lo que les sucedió.

 También se sabe que el procurador Amadeo Flores Espinosa ya tiene adelantadas las investigaciones hechas desde su escritorio, y el veredicto es que el reportero es amigo de sus plagiarios, convivía con ellos y les abrió las puertas de su casa para que se lo llevaran. El caso nada  tiene que ver con su oficio periodístico sino con su vida privada, así como le ha hecho con todos los expedientes de los compañeros agredidos. Haber si no se le ceba el “chivo expiatorio” que seguramente ya tienen preparado. Todo es parte de los tiempos del cinismo y del “cuchulate” que se viven en Veracruz.

 

CONVENIENTE AMNESIA

 Un caso para la araña es el de la ex diputada local y actual directora de Atención Ciudadana en el Ayuntamiento cordobés, María de los Ángeles Sahagún Morales, pues apenas se incorporó a la nómina municipal e inmediatamente tuvo un ataque de amnesia –muy conveniente- olvidándose de las demandas y señalamientos que realizó contra las administraciones que encabezaron los priistas, especialmente Juan Lavín Torres.

 Entre los años 2009 y 2010, Sahagún Morales denunció un supuesto fraude cometido por Lavín Torres, en agravio de las finanzas municipales ya que reportó la adquisición de un predio conocido como Los Berros, en el ejido Tlamatoca Potrerillo, en la Sierra del Gallego el cual fue pagado en 3. 4 millones de pesos pero en las escrituras se establece que el terreno fue donado a título gratuito, es decir, no se erogó un solo peso.

 Dentro de ese terreno, perteneciente al municipio de Ixhuatlán del Café, se encuentra un manantial que aportaría agua al Hidrosistema de Córdoba pero que luego fue objeto de una disputa con los lugareños porque se utilizaría para beneficiar a otro municipio mientras que ellos carecen del mismo. En ese entonces, la diputada panista alegaba que el caso del desfalcó de esos 3.4 millones de pesos -que nadie sabe hasta la fecha a dónde fueron a parar- era una de tantas pillerías cometidas por Lavín.

 Es más, si se recurre a la hemeroteca se comprobará que daba la cifra de 21 millones de pesos -en el 2010- que habrían sido desviados por el edil y exigía al Órgano de Fiscalización Superior (Orfis) y a la Comisión de Vigilancia de la Legislatura estatal, integrar los expedientes de investigación contra Lavín Torres. Y aclaraba que sus señalamientos no tenían un matiz partidista pues “la ley debe aplicarse para todos los que están acusados de desviar fondos públicos”, así se consignó en la prensa.

 Bueno, ahora la señora Sahagún está del otro lado del mostrador y tiene la valiosa oportunidad de escudriñar en los intestinos municipales para localizar el paradero de esos 3.4 millones de pesos -y también del resto de los 21 millones que alegaba- así como de  gestionar ante el nuevo alcalde, el panista Tomás Ríos, que presente las denuncias penales correspondientes. De esta forma  cumpliría cabalmente su encomienda de legisladora y sería plausible que a pesar de que pasaron varios años  no dejó abandonado el tema.

 ¿Por qué no lo hace? Algunos dicen que es la comodidad del cargo, que ya no le conviene alborotar las aguas ni siquiera por el tema de la justicia y la transparencia. La amnesia sobre ese tema le fue conveniente, pues.  Ni sufre ni se acongoja desde la Dirección de Atención Ciudadana donde -afirman sus allegados- la gestión más importante que ha hecho en el primer mes de funciones  es lograr que le aumentaran el sueldo en un 60 por ciento -su antecesor ganaba 22 mil pesos y a ella le fijaron un salario de 35 mil pesos-. ¡La señora peca de vivilla!.

 

REMEMBER MANTILLA

 Hay perredistas veracruzanos que están cortándose las venas porque su dirigente, el fidelista Sergio Rodríguez Cortés, ex alcalde de Ciudad Mendoza, acaba de sugerir  que el PRD rojo haga una alianza con el PRI en los comicios del 2015  e incluso apoye también con una coalición en las elecciones del 2016 al actual secretario general de Gobierno, Erick Lagos Hernández -otro fidelista de hueso colorado- para que sea candidato a la gubernatura. ¿Qué les extraña? Hasta parecen nuevos.

 Rodríguez Cortés fue colocado en la presidencia del Sol Azteca local por el ex gobernante estatal, aquel que no debe ser nombrado, y una vez allí puso al partido amarillo al servicio del tricolor en los comicios del año anterior, abortando una alianza con el panismo y postulado candidatos endebles para abrirle paso a los priistas o debilitar a los de oposición. Lo que ahora busca Rodríguez Cortés es formalizar el “amasiato político”.

 Aquellos amarillos que se desgarran las vestiduras, entre ellos el ex senador tuxtleco, Elías Miguel Moreno Brizuela -también ex funcionario del Gobierno del Distrito Federal en tiempos de Marcelo Ebrard-, tienen memoria flaca pues esa misma alianza PRD-PRI, fue propuesta por el dirigente estatal, Agustín Mantilla Trolle, hace tres sexenios cuando se vivía un tórrido romance con el gobierno priista de Miguel Alemán Velasco. ¿Qué le hicieron a Mantilla? Nada, hasta lo premiaron con una diputación plurinominal.

 Después en el sexenio de la fidelidad, el perredismo pactó bajo la mesa y se dejó infiltrar por el innombrable, que incluso aportó recursos y movilización de priistas en elecciones internas para elegir a sus líderes. La bancada de los cuatro diputados locales en la última legislatura del fidelato -integrada por Margarita Guillaumín,  Manuel Bernal Rivera, Celestino Rivera Hernández, Freddy Ayala- fue la más vendida en la historia legislativa de ese partido. Tres de ellos salieron enriquecidos de la curul pues Rivera Hernández está preso por pederasta aunque sus empresas constructoras recibieron contratos millonarios en ese tiempo.

 El PRD veracruzano ha sido aliado del PRI y del gobierno estatal en los últimos años así que a los actuales cabecillas de poco les sirve indignarse pues lo sabían desde siempre. En cambio, a los verdaderos seguidores de la izquierda y que toda su vida han reprobado las complicidades con el PRI, habrá que recordarles la absoluta validez de lo que propone el diputado jalapeño Uriel Flores Aguayo de renombrar al Sol Azteca como “Prostíbulo de la Revolución Mexicana”. Y estos izquierdistas de corazón se están tardando para emigrar al Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

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