Este jueves, un profundo sentido de tristeza y solidaridad envolvió a la comunidad de Kieni, Kenia, durante el emotivo funeral de los 21 niños que perdieron la vida en un devastador incendio en la Academia Hillside Endarasha. Los pequeños, con edades entre 9 y 13 años, fallecieron la noche del 5 de septiembre, cuando el fuego arrasó el internado masculino de la escuela.
Cientos de familias, amigos, compañeros de clase y miembros de la comunidad se reunieron para rendir homenaje a las “almas jóvenes e inocentes”, como las describió el vicepresidente keniano, Rigathi Gachugua. Con gran pesar, trabajadores de la Cruz Roja llevaron los 21 ataúdes blancos, adornados con flores y cruces que llevaban las fotografías y nombres de las víctimas, mientras la comunidad expresaba su dolor y solidaridad.
El secretario de Estado de Educación, Migos Ogamba, prometió que se tomarían medidas para que aquellos responsables de esta tragedia rindan cuentas, un compromiso que resonó entre los asistentes. Este incidente ha generado muchas preguntas sobre cómo pudo suceder una tragedia de tal magnitud y la respuesta que se ofreció en su momento.
El presidente de Kenia, William Ruto, declaró tres días de luto nacional y aseguró que respondería a las inquietudes de la comunidad con “franqueza y sin favoritismos”. La tragedia evoca recuerdos dolorosos de otros incendios escolares en el país, como el del internado de la escuela secundaria de Kyanguli en 2001, donde 67 estudiantes perdieron la vida en un acto intencionado.
El impacto de esta tragedia ha dejado una herida profunda en la comunidad y ha reavivado el debate sobre la seguridad en las escuelas. En medio del duelo, la comunidad de Kieni se une para honrar la memoria de estos jóvenes y buscar respuestas que aseguren que algo así no vuelva a ocurrir.