Al igual que sucedió en enero pasado tras los atentados contra el semanario Charlie Hebdo que dejaron como saldo a 12 personas muertas, cientos de personas –ya sean visitantes o lugareños- recorren los lugares parisinos que fueron blanco de los ataques terroristas el pasado viernes 13. Ellos posan frente a la fachada del teatro Bataclan ya sea para que un tercero les tome la fotografía o haciendo las populares “selfies” que den testimonio que estuvieron en el sitio de las masacres.
Es el llamado “turismo de la tragedia” que va de la mano al turismo tradicional que opta por los monumentos históricos, museos, parques, almacenes de lujo y restaurantes. Hoy, a los muchos atractivos de la Ciudad Luz se adicionaron no sólo el teatro Bataclan sino las fachadas de los bares La Belle Equipe, Le Carillon, La Petite Cambodge que fueron los lugares donde perecieron más personas y algunos otros acuden a la puerta H del Estadio de Francia donde los kamikazes del Daesh se hicieron explotar.
En los barrios 10 y 11 el itinerario turístico para conocer los sitios de la catástrofe inicia ya sea en las estaciones del metro Saint-Ambroise de la línea 9 o République, de ahí se puede caminar el bulevar Voltaire para llegar a esos lugares. La Plaza de la República con su ofrenda instalada en la base de la estatua de Marianne es otro de los puntos de afluencia turística por esos acontecimientos, sitio de atracción para aquellos que quieren ver y fotografiarse donde se muestra el dolor de los parisinos.
Pero ahí no termina el fenómeno pues las frases como “Pray for Paris” (Una oración por París) o “Paris debout” (París de pie) que se hicieron populares en las redes sociales ya saltaron a la industria de los souvenirs. Así se pueden ver algunas playeras, gorras y hasta paraguas con esas leyendas que se venden en algunos puntos de la ciudad. Una tragedia de tal magnitud que marca la historia de una cultura siempre es motivo de curiosidad –por no decir morbo- de las multitudes. Sucedió con la llamada “zona cero” de Nueva York donde se ubicaban las Torres Gemelas que albergaban el Centro Internacional de Negocios y que fueron derribadas por los atentados de Al Qaeda el 11 de septiembre del 2011.
A la fecha, dicho lugar permanece como un sitio de memorial visitado por millones de personas al año. En eso va a devenir algún punto de los barrios 10 y 11 de Paris, donde muchos ya sugieren erigir un monumento memorial a las víctimas del ya llamado 13/N. Otros consideran que el teatro Bataclan o el parquecillo que se encuentra frente, cruzando el bulevar Voltaire y en cuyas rejas se despliega una larga ofrenda de flores, veladoras, fotografías y leyendas podría ser el sitio de un memorial permanente.
Los medios informativos hablan de la “Generación Bataclan” es decir, de las personas que actualmente viven en París y a las que les tocó vivir esos acontecimientos ya sea como víctimas directas o espectadores indirectos porque todos ellos, de ahora en adelante, no sólo enfrentan el shock por los hechos de sangre sino que tendrán que afrontar un cambio en algunos hábitos de vida para responder a las circunstancias. Están marcados, dicen los expertos, por esa tragedia.
A la par, en Francia hay un auge de nacionalismo y solidaridad que se expresa a través de mostrar los símbolos patrios, uno de ellos la bandera tricolor: azul, blanco y rojo, cuya demanda se disparó en los últimos 10 días. De acuerdo a un reportaje difundido por el diario Le Figaro, los pedidos a las principales empresas fabricantes del lábaro francés se elevaron hasta 10 veces y trabajan a marchas forzadas para cubrir la demanda en París y en el resto del territorio francés.
Dos de los más grandes fabricantes, Doublet y Drapeaux France, reportan que los ingresos a su sitio web pasaron de mil a 10 mil visitas diarias, y entre un 40 y 50 por ciento de las consultas electrónicas terminan con la formalización de algún pedido de mercancía. Lo anterior también obedece a la programación de un homenaje formal que el Consejo de Ministros de Francia hará a las 130 víctimas de los atentados terroristas en la explanada del Palacio de los Inválidos –donde se encuentra la tumba de Napoleón Bonaparte- el próximo viernes 27 de noviembre y en cuyo contexto se pidió a todos los parisinos a unirse al mismo adornando sus domicilios con los colores patrios, es decir, colocando alguna bandera.
Pérdidas por 2 mil millones de euros
Aun con el crecimiento de la industria de los souvenirs y de los símbolos patrios, el sector turístico en Francia registra un desplome importante y se cumplen las previsiones de los expertos en el tema tras los atentados del viernes 13. Hasta ayer miércoles los 1,800 hoteles que hay en París registraban una caída de entre 35 y 40 por ciento en sus reservaciones. Es decir, un hotel de 100 habitaciones acumuló ya una pérdida de 50 mil euros –unos 900 mil pesos-, señalan los representantes del ramo.
Paralelamente el Sindicato Nacional de Productores, Difusores, Festivales y Salas de Espectáculos Musicales y Variedades (Prodiss) reporta que hay un desplome del 80 por ciento en las entradas a teatros, cines, museos y espectáculos musicales –además de que muchos conciertos se han cancelado-, lo que ha provocado pérdidas para el sector superiores a los 50 millones de euros –unos 900 millones de pesos-. Todavía sin cuantificar está el declive en los comercios de lujo pues las famosas galerías La Fayette y Printemps reportan una baja en la afluencia de clientes de entre 30 y 40 por ciento.
De acuerdo a la Dirección General del Tesoro Público, el Producto Interno Bruto (PIB) de Francia podría caer 0.1 por ciento, lo que significa que acumulará pérdidas por 2 mil millones de euros –unos 36 mil millones de pesos- aunque el Ministerio de Finanzas estima que el desplome del turismo podría comenzar a revertirse en cuatro o seis meses si es que no suceden otros ataques similares. Lo anterior de acuerdo a las experiencias en otras partes del mundo que tienen alta afluencia turística y que han padecido atentados parecidos, como es, especialmente, el caso de la ciudad de Nueva York.
300 bombas sobre Siria e Irak
Por otro lado, ayer en la Asamblea Nacional votó a favor de continuar con los ataques aéreos contra bastiones del Estado Islámico en Siria e Irak, emprendidos por la armada francesa desde el 15 de noviembre pasado. El apoyo parlamentario fue casi unánime, 515 votos a favor contra cinco en contra y así se autorizó al Gobierno para seguir bombardeando ambos países. Presente en el recinto de los diputados franceses, el primer ministro Manuel Valls reveló que en los 10 días de ataques aéreos se han lanzado 300 bombas –”golpes”, les llamó- contra blancos del Daesh.
Al mismo tiempo, Valls rechazó restablecer relaciones diplomáticas con el presidente sirio Bachar Al-Assad rotas desde el 2012 pues afirmó que no se le puede considerar un camarada en la lucha contra el terrorismo cuando él mismo habría apoyado el crecimiento del Estado Islámico. “Si el Daesh prosperó tanto es porque el régimen de Bachar Al-Assad le dio mano franca”, dijo el funcionario.
También adelantó la necesidad de conducir ataques vía terrestre en suelo sirio contra el Daesh pero dijo que éstos no serían realizados por milicias extranjeras sino deberían ser ejecutados por tropas kurdas y sunitas que ya han demostrado su apoyo en otros casos de combate con los países occidentales y contra organizaciones terroristas del Medio Oriente.
Mientras eso sucedía en el parlamento, el presidente Francois Hollande continuó en la “diplomacia de guerra” para integrar un frente internacional contra el Estado Islámico. Tras reunirse los días pasados con el primer ministro de Gran Bretaña, David Camerón y el presidente estadounidense, Barack Obama, ayer se encontró con la canciller alemana Ángela Merkel en el Palacio del Eliseo y aunque no llegaron a acuerdos formales, hubo promesas de apoyo al propósito bélico contra el terrorismo.
Merkel pidió no confundir a los terroristas con los refugiados que son los migrantes que huyen, precisamente, de los horrores que ocasiona el Estado Islámico en Siria. Prometió también enviar 640 soldados a Mali a suplir tropas francesas desplegadas en ese país africano y que éstas puedan ser canalizadas a las nuevas encomiendas de ataque contra el Daesh. Ambos mandatarios, Hollande y Merkel, acudieron a Plaza de la República a depositar ofrendas en honor a las 130 víctimas de los atentados en París.