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Ciudad de México — Las jóvenes venezolanas Susej y Stephany, de 21 y 19 años respectivamente, llegaron a México con el sueño de convertirse en modelos, pero encontraron un destino trágico. En su búsqueda de una vida mejor, las hermanas fueron víctimas de una cruel red de trata de personas que las explotó sexualmente y finalmente las asesinó.
El 30 de julio, los cuerpos calcinados de Susej y Stephany fueron encontrados en un paraje en Topilejo, una zona rural de la alcaldía Tlalpan, en la Ciudad de México. La noticia de su muerte ha conmovido a la comunidad y ha llevado a la familia de las víctimas a solicitar ayuda para repatriar los cuerpos a su natal Venezuela.
En una emotiva entrevista con medios de comunicación, la madre de las jóvenes, devastada por la pérdida, hizo un llamado urgente para obtener apoyo económico que permita el traslado de los cuerpos a su país de origen. “Queremos que descansen en paz en casa, junto a sus seres queridos”, expresó entre lágrimas.
La tragedia de Susej y Stephany pone en evidencia la creciente preocupación por la trata de personas y la explotación sexual en México. Mientras la familia enfrenta esta dura realidad, la comunidad internacional y las autoridades deben redoblar esfuerzos para prevenir estos crímenes atroces y proteger a los migrantes que buscan una vida mejor lejos de su hogar.