AGENCIA
CDMX.- “El trabajo infantil es una consecuencia inevitable de la pobreza, pero no podemos resignarnos a que exista”, dijo ayer (lunes) el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, en la jornada de apertura de la 5a Conferencia Mundial sobre la Erradicación del Trabajo Infantil en Durban, Sudáfrica.
En el mundo existen alrededor de 160 millones de niños trabajan, es decir, uno de cada 10 de la población total infantil, de acuerdo con los datos de la OIT.
Reportó que, en los últimos cuatro años, 8.4 millones de niños se sumaron a los menores que trabajan y advierte que millones más están en riesgo de seguirlos como consecuencia de la crisis generada por el Covid-19.
La ONU resalta que el número va en aumento por la pandemia de Covid-19, exacerbando la desigualdad y las carencias, sobre todo de las familias pobres. “Esta tendencia amenaza con revertir años de progreso”, añade la Organización.
El mayor aumento ocurrió entre los niños de cinco a 11 años, que por el momento constituyen más de la mitad de todos los casos de trabajo infantil, declara la ONU.
Respecto a los niños de cinco a 17 años que realizan trabajos peligrosos, la cantidad total sumó a 6.5 millones, para llegar a 79 millones.
AGRÍCOLA
El sector agrícola es donde más trabajan los niños pues representa el 70 por ciento (%) de los trabajadores infantiles (112 millones), seguido por el rubro de los servicios con un 20% (31.4 millones) y la industria con un 10% (16.5 millones).
Casi el 28% de los niños de cinco a 11 años y el 35% de los 12 a 14 años que tienen que trabajar no van a la escuela.
El trabajo infantil es más frecuente entre los niños que entre las niñas, independientemente de la edad; si se tienen en cuenta las tareas domésticas realizadas por 21 horas o más a la semana, la brecha de género se reduce.
Los niños en situación de trabajo infantil corren el riesgo de padecer daños físicos y mentales, ya que el trabajo infantil merma su educación, restringe sus derechos, limita sus oportunidades en el futuro y da lugar a círculos viciosos intergeneracionales de pobreza y más trabajo infantil.
Guy Ryder insiste en que el trabajo infantil no se debe aceptar en ninguna circunstancia. “No debemos hacerlo. Lo esencial es abordar las causas profundas, como la pobreza de los hogares”, indicó.