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El tema a negociar son los secuestros

Superiberia

Las fotos de algunos trabajadores arrojando agua en una esquina del Monumento a la Revolución no puede ocultar un hecho evidente: no ha habido repliegue alguno en el plantón de la Coordinadora que está estrangulando toda esa zona de la ciudad. A pesar de los compromisos, de que sería primero el lunes, después el miércoles, más tarde que el compromiso es desalojar hasta el próximo domingo, lo cierto es que ahí siguen estos grupos y lo único evidente es que han llegado más (o están en tránsito hacia la Ciudad de México) provenientes de Michoacán, Chiapas, Guerrero y Morelos, mientras que los de la Sección 22, con una enorme cantidad de comisionados que no dan clases, están rotando sus manifestantes cada 15 días.

Llamó la atención que se informara que fue la Secretaría de Gobernación la que pidió, supuestamente al Gobierno del DF, que no se moviera el plantón porque continuaban las negociaciones, pese a que antes se había dicho que la liberación, por lo menos de las calles de Circunvalación, se había obtenido por otra negociación. La verdad es que todos parecen estar jugando a la policía china en este tema, y el hecho es que nadie sabe qué se está negociando desde hace meses con estos grupos. Y eso es lo verdaderamente importante.

Hay versiones fundadas de que lo que se está negociando es, en los hechos, no aplicar la reforma educativa en los estados donde la Coordinadora es hegemónica. Si no se aplica la evaluación ni el censo, si no se establecen mecanismos claros sobre la “propiedad” de las plazas y sobre la inamovilidad o no de los maestros, si la contratación de los mismos, sean o no capaces, queda en manos de las secciones sindicales, si no hay concursos, eso quiere decir que no hay reforma educativa. Y eso es lo que está sucediendo ya en varios estados del país. Los de la Coordinadora lo que están exigiendo son esas medidas, que transformarían la muy cacareada reforma educativa en una simple hoja de papel.

No estaríamos, si esa es la negociación, igual de mal que antes, estaríamos peor, porque durante estos meses a un grupo de escasa representatividad entre los maestros (no superaban 6% de todo el magisterio) se le dio espacio, interlocución, dinero, impunidad y se le ha permitido tratar de contagiar, controlar, secciones magisteriales, mediante el envío de brigadas a distintas zonas del país. Si antes de agosto la Coordinadora era un problema y un obstáculo para cualquier reforma educativa, la errática negociación que se ha tenido con ella en las oficinas de la Subsecretaría de Gobernación (donde además del subsecretario Luis Miranda, el “especialista” y asesor en el tema CNTE es nada menos que José Murat), en el GDF y la inexistente en la SEP, hoy han convertido a la Coordinadora en un problema de mucha mayor trascendencia.

Tanto que abarca la seguridad nacional. Decía el miércoles el gobernador de Oaxaca, Gabino Cuй, que no admitirían “chantajes” en la negociación con la Coordinadora y reveló que, en realidad, la principal exigencia de la CNTE ha pasado de lo eminentemente educativo y administrativo de la reforma, a la liberación de sus dirigentes presos, acusados de secuestrar niños en Oaxaca como parte de una organización armada. 

Entre los detenidos, ya hemos escrito con amplitud sobre el tema en este espacio, hay dirigentes connotados de la Sección 22 y familiares de los mismos. Más importante que ello, está comprobado fehacientemente su participación en ese delito: en el secuestro de dos niños durante meses, en condiciones inhumanas, habiendo asesinado previamente a uno de los choferes, dejando herida a otra niña y, además, según los testimonios y pruebas recabados, habiendo participado anteriormente en otros secuestros para financiarse. 

Ese tema, lisa y llanamente, no puede ser negociable. No puede justificarse un secuestro de estas características por ninguna razón. No puede haber razón de Estado alguna que legitime dejar en libertad a esos criminales, trabajen o no para la Sección 22 o la CNTE. 

Y las autoridades no tendrían ni siquiera que abrir ese capítulo de la agenda. Que se esté negociando, aunque se insista en la negativa de liberarlos es, simplemente, inaceptable.

No deja de ser ridículo que mientras algunos sectores exigen saber, como si fuera algo anormal e ilícito, que se diga si hay alguna negociación en curso para la reforma energética (lo asombroso sería que no la hubiera), esos mismos sectores no se preocupen mínimamente por saber qué se está negociando con los grupos de la CNTE desde hace meses sin haber conseguido absolutamente nada en reciprocidad. Y si en esa negociación está involucrada la liberación de secuestradores imposibles de justificar. Todo pareciera indicar que con esas negociaciones sólo se está comprando tiempo. La otra pregunta es entonces para qué y a qué costo.

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