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El sector informal y los residuos sólidos

Superiberia

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Chocamán.- En las diferentes etapas del manejo de los residuos sólidos municipales, se encuentran personas que no son parte de la administración municipal responsable de su gestión y que no pertenecen al sector formal de la economía. Estos grupos de trabajadores del sector informal reciben el nombre de pepenadores.

La necesidad de ganar unos centavos para el sustento de la familia y la falta de un trabajo digno ha llevado a Wenceslao Ramos y 29 personas más a trabajar por más de ocho años pepenando el basurero de Chocamán.

En un trabajo no difícil, pero sí sucio, Wenceslao ha cuidado y trabajado en la recolección de desechos orgánicos desde hace más de ocho años, donde las bacterias han ocasionado varias enfermedades en su cuerpo.

“Somos cerca de 30 personas las que trabajamos aquí, el trabajo no es difícil para el que ya se acostumbró, pero los olores y los mosquitos son insoportables”, dijo Wenceslao.

El número de pepenadores de este lugar, ha alcanzado a llevar un poco de los plásticos y fierro que sacan para vender y poder sustentar a diez familias originarias de la cabecera y la comunidad de Tetla.

Con el cierre del basurero hace más de dos meses, algunas personas tuvieron que dejar esta “trabajo”, pues la basura que a diario les llegaba y removían para recolectar desechos, dejó de tirarse en el lugar.

“Ya tuve varias infecciones en la piel por andar en este lugar, pero me he cuidado más porque luego hay unas infecciones que ya no se quitan tan fácil” expresó.

Eran 15 camiones a la semana de tres municipios los que acudían a tirar sus desechos al basurero a cielo abierto, el cual tiene aproximadamente 80 metros de diámetro.

En dos casitas improvisadas con nailon y cartones, los pepenadores tomaban sus descansos y en el caso de Wenceslao a diario vela el lugar para evitar que personas o camiones acudan a tirar basura de manera ilícita.

“Aquí buscamos desechos orgánicos y en ocasiones hasta animales muertos que son descubiertos por los zopilotes”, relató el hombre.

Un arduo trabajo el que se realiza en el basurero que por seis horas los pepenadores llegan a obtener tan sólo hasta 400 pesos a la semana con la venta de plásticos y cuidar por el lugar.

De esta manera Don Wenceslao y sus compañeros de trabajo se ganan el pan de cada día en un trabajo poco sutil para muchos, pero los pocos que lo emplean lo hacen ante la falta de un trabajo digno y el apoyo de sus autoridades quienes se han olvidado de la población más necesitada.

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