Por Andrés Timoteo / columnista
Para sostener el techado de la catedral de Nuestra Señora de París hace 800 años se talaron 21 hectáreas de bosque – se presume que fue parte del Bois de Boulogne (Bosque de Boloña) al norte de la ciudad-. Fueron centenas de arboles de roble que se usaron como pilares, travesaños y el marco tallado de soporte que el pasado lunes las que se quemaron en el incendio suscitado en la cúpula del inmueble.
Las autoridades realizan desde la madrugada de ayer martes el recuento de daños por el siniestro que consumió unos mil metros cuadrados del techado. En sí, la cúpula de la galería principal se dañó. La famosa flecha que se desplomó es de las perdidas más sentidas, aun cuando su antigüedad data de apenas 160 años pues se colocó en 1859. Hecha de plomo y bronce, la asta de 92 metros de altura se fundió por la temperatura. No obstante, el gallo bronce que la coronaba fue localizado entre los escombros.
El gallo era a la vez una veleta y un ‘para-castigos’, es decir, una especie de pararrayos espiritual, para que la ira de Dios no fuera tan severa hacia los pecadores que habitan la ciudad. Además, al interior del ave hay varias reliquias que se salvaron. Vaya, un pequeño milagro en medio de la quemazón del ‘santo bosque’ que servía de estructura.
Los peritos siguen trabajando y afirman que posiblemente hayan resultado afectados partes de un muro occidental, el respaldo de uno de los tres magnos órganos que tiene 500 años de antigüedad y una serie de vitrales que datan del siglo XIII. Eso sí, los grandes tesoros escaparon de las llamas como la Corona de Espinas que supuestamente portó Jesucristo el día de su crucifixión y que se exhibe cada primer viernes de mes.
También la túnica que usó en su coronación Luis IX, ‘le Roi Pauvre’ (el rey pobre) que fue elevado a los altares como San Luis de Francia y la enorme campana de 13 toneladas que llaman “Le Bourdon” pues se localiza en una torre que no fue alcanzada por las llamas.
Asimismo, reliquias históricas del cristianismo como un trozo de la cruz del Gólgota, un clavo que traspasó una mano de Jesús -claro, en la leyenda medieval que encierran esos objetos- además de estatuillas, lienzos, retablos, el altar principal, rosetones externos, candelabros en oro y plata y otras joyas artísticas fueron salvadas, además de que la fachada de la catedral, considerada como la “cara preciosa” de la ‘dame à dentelle’ (la dama con encajes) no sufrió daños.
Todas las obras de arte rescatadas serán trasladadas al Museo de Louvre para su resguardo mientras se realiza la reparación del inmueble. El presidente Emmanuel Macron anunció que la restauración concluirá en el 2024, es decir, tardará al menos cinco años, de acuerdo con los cálculos de los expertos convocados para la evaluación de los daños.
HOGAR DE QUASIMODO
En París, hay un desasosiego por el siniestro en Notre-Dame parecido -guardando la distancia debida- al que se sintió tras los atentados de noviembre del 2015. Incluso, se repite con insistencia esa frase que durante siglos se ha dicho sobre la ciudad cuando era atacada y que también se recitó después de los ataques terroristas: “se dobla, pero no se quiebra”. “Todos a las terrazas”, se decía aquel 2015 como resistencia al terror. Hoy, la consigna es “todos a salvar Notre-Dame”.
Hasta anoche, las donaciones para la reconstrucción alcanzaban los 800 millones de euros – unos 17 mil millones de pesos mexicanos en menos de 24 horas- y la cifra seguirá creciendo. Por lo pronto, se estima que la catedral permanezca cerrada al público durante largo tiempo pues parte de la gran bóveda ya no existe. Así, se interrumpe un flujo de 13 millones de visitantes por año.
Sin embargo, la catedral en ruinas sigue siendo un atractivo turístico inédito. Ayer miles de personas deambularon todo el día por su explanada y la Isla de San Luis para ver, aunque sea de lejos, las afectaciones y tomarse la tradicional ‘selfie’ para testimoniar que estuvieron presentes donde la tragedia de Nuestra Señora de París.
No es para menos pues como ya se ha dicho Notre-Dame es el epicentro del catolicismo y la historia franceses. Por cierto, el comentario constante de los curiosos fue que se había quemado ‘la casa de Quasimodo’, el jorobado de Nuestra Señora de París quien vivía en los techos de la catedral -y se movía con agilidad entre corredores, torres y armazones medievales- desde donde se enamoró de la gitana Esmeralda, según la novela del gran Víctor Hugo.
Es más, la tienda ‘on line’ Amazon reporta que desde el lunes se dispararon los pedidos de esa obra, Nuestra Señora de París. Vaya, Quasimodo, un personaje de ficción, es el referente en el imaginario colectivo ahora con el incendio de Notre-Dame de París, y son pocos los que recuerdan otros hechos o personajes históricos ligados a la catedral, como el emperador Napoleón Bonaparte quien fue coronado en su altar en 1804.
Fue una de las pocas veces que Nuestra Señora de París se usó como sede de una coronación real pues tradicionalmente los monarcas franceses -los de estirpe aristócrata ya que Napoleón era plebeyo que llegó al poder por sus habilidades como comandante militar y conquistador- se realizaban en la basílica de Saint-Denis al norte de la ciudad, la cual también servía como mausoleo real.
JALONEO OCISOSO
En temas locales, se ha anunciado que los días 21 y 22 de abril, es decir domingo y lunes, estará de gira por la entidad el presidente Andrés Manuel López Obrador. La primera fecha es para conmemorar la defensa de la ciudad de las tropas estadounidenses que la invadieron en 1914 y para ello presidirá una ceremonia en la Escuela Naval de Antón Lizardo, Alvarado. En la segunda, encabezará la reunión del gabinete de seguridad en el Museo Naval del puerto de Veracruz.
Hay que recordar que Veracruz fue una de las cinco entidades que hace unas semanas fueron señaladas como prioritarias por la “ola” de violencia y a las que el mandatario acudiría para sesionar en la llamada Coordinación para la Construcción de la Paz. Y vaya que es urgente porque aun cuando es Semana Santa, el crimen organizado y el desorganizado no para.
Van 650 homicidios, entre ellos 81 feminicidios, y en los últimos cuatro días se acumularon 30 decesos, varios de ellos en la zona centro y concretamente en Córdoba. Por eso sesionará el gabinete de seguridad presidencial con autoridades locales. Sin embargo, esa reunión ya es motivo de jaloneo político pues el gobernador en turno ha “excluido” al fiscal, Jorge Winckler de la misma acusándolos de no ser confiable por estar relacionado con la delincuencia.
El fiscal respondió al mandatario local que si tiene pruebas que presente la denuncia correspondiente. Es un sainete entre ambos mientras que la entidad está en medio de un baño de sangre. No hay plan para combatir al crimen ni coordinación entre el Ejecutivo y la Fiscalía. ¿Cómo se puede enfrentar así a la delincuencia? Lo peor es que son los veracruzanos, y no ellos, los que están atrapados en ese pleito político y ocioso.
