AGENCIA
El Salvador.- El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha anunciado la suspensión de aranceles a los alimentos importados de la canasta básica durante los próximos 10 años, en un intento por mitigar las alzas de precios que afectan a la población. Esta medida, que forma parte de un plan económico más amplio centrado en la alimentación, sostenibilidad y tecnología, ha generado una ola de críticas y debates entre diversos sectores.
Durante la inauguración de un centro tecnológico de datos en Ciudad Arce, Bukele explicó que el gobierno eliminará los aranceles de “todos” los productos de la canasta básica ampliada y otros 70 productos alimenticios clave. El mandatario afirmó que esta acción busca alcanzar la seguridad alimentaria en El Salvador en la próxima década, dejando la decisión de renovar o no la medida en manos de futuras administraciones.
El plan también contempla la construcción de varias centrales de abasto administradas por empresas privadas, que según Bukele ofrecerán productos a precios bajos de manera sostenida y no sustituirán los mercados municipales existentes.
Sin embargo, la iniciativa ha enfrentado críticas significativas. Economistas como Rafael Lemus cuestionan la efectividad de la medida, argumentando que muchos alimentos ya tienen tasas de arancel del 0%. Por otro lado, César Villalona advierte que la medida podría favorecer la importación en detrimento de la producción local, señalando que la mayoría de los productos básicos provienen de países con tratados de libre comercio.
Desde el sector agrícola, Luis Treminio, presidente de la Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo), ha expresado preocupaciones sobre cómo la eliminación de aranceles podría afectar la soberanía alimentaria del país, proponiendo en su lugar la eliminación del IVA a insumos agrícolas para fomentar la producción interna, una propuesta que no ha tenido éxito hasta el momento.
Además de la medida arancelaria, Bukele ha iniciado inspecciones en supermercados para combatir lo que llama “mafias” empresariales que inflan los precios. También ha ordenado investigaciones sobre aumentos injustificados de precios en productos como insecticidas y repelentes, en medio de preocupaciones por un brote de dengue en el país. Asimismo, ha establecido agromercados móviles para reducir intermediarios y garantizar precios más accesibles para la población.
El Salvador depende en gran medida de las importaciones de alimentos, con porcentajes significativos provenientes de países vecinos como Guatemala, Honduras y Nicaragua. La inflación interanual actual es del 1.48%, y según la Cepal, el 29% de la población vive en pobreza. El costo mensual de la canasta básica de alimentos se estima en 256.56 dólares, mientras que los salarios mínimos varían entre 243 y 365 dólares.
Bukele, quien asumió su segundo mandato consecutivo en junio de 2024, ha prometido sanar la economía salvadoreña después de lo que él denomina como “cáncer” de la violencia generada principalmente por pandillas en el país. Según una encuesta reciente del Instituto Universitario de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana, el 73.7% de la población considera que los principales problemas del país están relacionados con factores económicos.
Además, la organización Human Rights Watch ha reportado que más de 3 mil menores de edad han sido detenidos en El Salvador bajo el régimen de excepción impuesto por Bukele para combatir pandillas, señalando casos de abusos y violaciones a los derechos humanos en su tratamiento.
