El país será gobernado por el PRI. Doce años de panismo quedan atrás, serán un pequeño paréntesis en el largo tiempo de dominación tricolor. El país atraviesa por un momento complicado, es urgente restablecer la paz social, bajar los niveles de violencia y reconstruir los tejidos sociales, sobre todo en las regiones más afectadas por el crimen y la impunidad. Hay una agenda de grandes problemas nacionales que es necesario enfrentar y empezar a resolver: redistribución de la riqueza, impartición de justicia, recuperación de las capacidades del Estado. Pero no hay que adelantarse demasiado, hay que observar qué sucederá el día de hoy y cuál será la oferta de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.
Una forma de mirar esta nueva alternancia en el poder es comparar expectativas entre lo que sucedió en el año 2000 y lo que pasará ahora. Hace doce años con la llegada del PAN había un ánimo festivo, el hecho de haber transitado —de forma pacífica y mediante votos— de un régimen que ya tenía más de setenta años en el poder, fue como aire fresco. Muy pronto el ánimo empezó a cambiar, la incertidumbre y la parálisis se hicieron presente. No había claridad y rumbo de qué proyectos impulsar. Fox se acomodó al sistema de privilegios y sus múltiples promesas de campaña quedaron en el olvido. Seis años después la renovación presidencial fue muy conflictiva, las expectativas sobre Calderón era muy limitadas. Hoy el clima social y las expectativas son muy diferentes. El arribo de Peña Nieto abre más interrogantes que respuestas. Hay una pesada carga histórica y una promesa difusa de que el PRI que regresa no es el mismo que se fue, quizá porque nunca se fue del todo.
El gobierno que hoy se inicia huele a lo viejo y a lo conocido. No se sabe gran cosa sobre qué hará el nuevo presidente. Ha habido una enorme construcción mediática de la imagen del personaje, pero ahora vamos a ver la metamorfosis que se produce al sentarse en “la silla del águila”, como se llamó la novela de Carlos Fuentes. El salto de pasar de ser gobernador a Presidente es gigantesco. Nos preguntamos cuál será el estilo personal de gobernar de Peña Nieto (Daniel Cosío Villegas): ¿será un presidente pragmático que se acomodará a los intereses y profundizará el actual modelo económico? ¿Será el presidente que tratará de restaurar los esquemas del control político con el fin de hacer una Presidencia fuerte?
Muy pronto sabremos qué tipo de PRI regresa…