Peña Nieto habría querido regresar la lectura de su mensaje al Congreso en dónde no ha entrado desde hace ya más de diez años.
No habría pensado que éste, el que sería su primero al frente del otrora Día del Presidente, lo viviría en tales condiciones.Enrique Peña Nieto habría querido regresar la lectura de su mensaje al Congreso de la Unión, en donde no ha entrado desde hace ya más de diez años. Ni Felipe Calderón, ni Vicente Fox lograron darlo allí, en donde tantos otros sí. Tampoco fue en Campo Marte, menos aun el 1 de septiembre, su fecha de siempre.
Se instaló una carpa en la explanada Francisco I. Madero, dentro de la residencia oficial de Los Pinos. Se alistó todo para el mensaje, todo lo que se diría ahí, pero también todo lo que pasaría en otros escenarios.
Las tantas manifestaciones de los miembros de la CNTE, la que encabezó Cuauhtémoc Cárdenas el sábado 31 de agosto. La que se registró el domingo. Todos vehículos para ejercer presión. Las reformas que vienen, las que ya están, las que se anuncian en la víspera. Todas también vehículos de cambio que esperaban tener un camino mucho más terso gracias al Pacto por México, pero que hoy se encuentran con una enorme muralla que parecía imposible de derribar.
Y no es que ese conflicto esté resuelto, pero justo el escenario que se tuvo previo al mensaje de Peña Nieto fue la aprobación de la Ley de Servicio Profesional Docente. La polémica modificación constitucional, responsable de la presencia en el DF de los cientos y miles de profesores de la CNTE, pasó con algunos cambios para cumplir con algunas de las demandas de los opositores. Y justo este tema fue el protagonista de las primeras líneas del mensaje de Enrique Peña Nieto. No podía empezar distinto.
Tres puntos importantes tuvo el discurso de Enrique Peña Nieto en Los Pinos: 1) El que a pesar de las protestas, de las que serán respetuosos, no se dará marcha atrás a una sola de las iniciativas. No se tolerará tampoco la justicia por mano propia. Seguirá siendo la vía institucional la única para la resolución de conflictos; 2) para 2014, el presupuesto de egresos tendrá una partida especial para los estados más pobres, para que mejore la calidad de su infraestructura educativa; 3) se respetará a los grupos que representen minorías, sin poner en peligro a las instituciones de las mayorías.
El Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto reconoció en varias ocasiones la voluntad de diálogo de las tres fuerzas políticas más importantes. El Pacto por México, con sus victorias legislativas, ha tenido un lugar importantísimo en estos primeros nueve meses de gobierno. Tanto César Camacho Quiroz, como Gustavo Madero y Jesús Zambrano, los tres presidentes de partidos, me decían ayer en la Segunda Emisión de
Cadenatres Noticias, lo mucho que reconocían que el Presidente dé su lugar a este pacto que no tienen intención de abandonar.
Enrique Peña Nieto dio un mensaje con espejo retrovisor: lo que ha hecho en los últimos nueve meses, reconociendo el apoyo de las fuerzas opositoras que han apoyado las reformas. Pero también fue uno con catalejo: puso mucho énfasis en las reformas que vienen, en lo importante que para el futuro, no sólo del sexenio, sino del país, serán los próximos meses. Y es que es justo ahí, donde se verá la voluntad política de cada grupo, y a donde más le está apostando el actual gobierno.