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¿El priista que lleva dentro?

Superiberia

POR: Arturo Reyes Isidoro / COLUMNISTA

¿Renunció o le pidieron la renuncia a Amadeo Flores Espinosa como presidente del CDE del PRI?

El viernes pasado, en una reunión a puerta cerrada en un salón del Hotel Galería Plaza Veracruz de Boca del Río, estando solos, Alcaldes (algunos me lo confirmaron), Diputados Locales y dirigentes de sectores (por grupos separados) le pidieron al dirigente nacional Enrique Ochoa Reza la salida del político de Cotaxtla.

Hubo un momento en que Ochoa Reza pidió al propio Amadeo que los dejara solos y ya estando fuera se fue a tomar un café al restaurante del mismo hotel con el senador Héctor Yunes Landa, que, al decir de algunos que lo vieron, se veía molesto.

Anoche, el portal informativo alcalorpolitico.com confirmó que Amadeo había presentado su renuncia y que de inmediato le había sido aceptada, “luego de las protestas y presión que aplicó el equipo que sigue al exgobernador Fidel Herrera Beltrán”.

“La señal inequívoca del relevo se produjo luego de que en su última visita a Veracruz el viernes 6 de enero, cuando asistió al acto agrario en el World Trade Center, Ochoa Reza estuvo acompañado por el exgobernador de Oaxaca, José Murat Casab, compadre de Fidel Herrera, a quien presentó como un ‘interlocutor válido’ para el grupo de priistas fidelistas que lo esperaba, encabezado por Erick Lagos Hernández, Jorge Carvallo Delfín, Erika Ayala y otros, como Lorena Piñón, quien interpuso una queja para quitar por la vía legal a Amadeo Flores, aunque le fue rechazada, y Marlon Ramírez, quien junto con el exdiputado Marco del Ángel, ya habían hecho público su deseo de asumir ellos la dirigencia estatal del Partido tricolor”, dijo el portal. Es una incógnita quién lo va a relevar.

Anoche mismo se me informó que la delegada del CEN, Lorena Martínez, ha tomado bajo su control el proceso de la selección de candidatos a presidentes municipales.

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¿Institucionalidad, o el priista que lleva dentro?

Siendo presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, Carlos Castillo Peraza, dijo que todos llevamos un pequeño priista dentro.

Germán Martínez, su discípulo, recuerda que su objeto de Gobierno entonces era la política total, aquella que incluía el diálogo con el Gobierno. Hace 15 años, un domingo de abril, Felipe Calderón popularizó la expresión cuando sugirió a los diputados panistas congregados en una reunión partidista que se apoyaran en la ética que “nos hace dominar el pequeño priista que todos llevamos dentro, o al pequeño dinosaurio”.

Esto lo recuerdan María Scherer Ibarra y Nacho Lozano, en la presentación del libro de entrevistas El priista que todos llevamos dentro.

La portada está ilustrada con el perfil de un dinosaurio que sostiene una matraca y cuatro frases célebres emblemáticas del priismo: “¿Qué es la moral? Un árbol que da moras”, “Un político pobre es un pobre político”. “Ni los veo ni los oigo” y “El que no transa no avanza”.

Los coordinadores preguntan a los más variopinto de personajes de la vida pública del País si aceptan que llevan un priista dentro.

Tomo la declaración de Juan Villoro, escritor, por su agudeza para observar la realidad y la vida pública del País, por su cultura, por su inteligencia. Cuando le preguntan si tiene un priista dentro, responde: “Desgraciadamente sí, porque todos nosotros hemos aprendido que el camino pasa por esto y hemos visto estas prácticas en nuestra escuela, en los boy scouts, en un equipo de fútbol”.

¿Qué es “todo esto”? Se refiere a usos culturales tan asentados que, afirma, vienen desde el Virreynato.

Por ejemplo, que hay relaciones de subordinación tensas, pero que se disfrazan de una enorme amabilidad, “hay un servilismo manifiesto”.

O que nuestras relaciones son piramidales, jerárquicas, o que es difícil que la gente hable abiertamente mal una de otra, o que en México, reconocer un error es peor que cometerlo.

Entonces, expresa, el PRI ha ayudado a configurar a este tipo de mexicano, que confía verticalmente en que la solución siempre está arriba.

Puntualiza que el priismo ha durado tanto que ser priista en México es como ser peronista en Argentina.

Para él, más que un partido, el PRI ha sido la gran fuente de trabajo y el gran reparto de expectativas de los mexicanos, que se renuevan cada seis años. Recuerda que ha habido recambio de proyectos en el PRI que ha articulado un recambio de expectativas; que el PRI ha dado para todo, aunque hay muchas cosas en común que ha permeado a toda la sociedad mexicana y se ve en todos los partidos políticos y en todas las prácticas sociales.

Por ejemplo, la concepción piramidal del poder; o la búsqueda de un consenso, no entendido como llegar a acuerdos para una causa común, sino como pactos de beneficio mutuo entre grupos rivales; o no soltar nunca el poder.

“¿Dirías que miente quien dice que no tiene un priista dentro?”– preguntan entonces.

“Creo que no se ha dado cuenta de que lo tiene. Uno de los principios básicos del psicoanálisis es que no superas los errores negándolos sino reconociéndolos”. ¿Usted, lector, cree que lleva un priista dentro?

¿El gobernador Miguel Ángel Yunes Linares lo lleva? ¿Lo aceptaría?

Desde sus inicios políticos en 1969 fue priista, hasta que por diferencias con el entonces presidente del CEN, Roberto Madrazo Pintado, dejó sus filas y en 2004 se convirtió en simpatizante blanquiazul y el 15 de junio de 2008 ingresó oficialmente al PAN.

En realidad, si se advierte, lleva apenas seis años como panista y en ese breve lapso fue dos veces candidato a Gobernador coronando con éxito su segundo intento.

(El entonces dirigente estatal del PAN, Víctor Alejandro Pipo Vázquez Cuevas, fue quien le abrió la puerta albiazul aunque después declaró que se daba con la cabeza topes en la pared porque había terminado por desplazarlo y reducirlo.)

Corre, pues, por sus venas sangre tricolor. Tiene ADN priista. Pero ahora es panista. Y cuando pudo pensarse que al llegar al poder como panista persiguiría a los priistas, todo indica que no. No se olvida de su origen, como lo demostró el pasado 28 de diciembre cuando se reunió con Diputados Locales para analizar el Presupuesto 2017.

Entonces, ante una pregunta de Juan Manuel del Castillo, priista, duartista, recordó que tuvo “el honor” de trabajar con dos gobernadores “que se comportaron con absoluta responsabilidad, honestidad y austeridad”.

Dijo que los dos militaban en el PRI, “lo reconozco, al licenciado Rafael Hernández Ochoa y al licenciado Patricio Chirinos”. Expresó que los dos fueron “ejemplo de responsabilidad financiera”. Soltó una indirecta. Rememoró que cuando terminó el Gobierno de Chirinos, “Veracruz no debía un peso y tenía 2 mil 500 millones de pesos en un banco, y él en lo personal jamás tomó un peso de los veracruzanos”.

Ya antes, el 14 de diciembre, ante una importante representatividad de xalapeños, se había volcado en elogios para el alcalde Américo Zúñiga Martínez, priista, con motivo de su Tercer Informe de Gobierno, y de paso lo hizo también para con su padre el maestro Guillermo Zúñiga Martínez, fundador de la UPAV (le dio a Américo por donde más le podía llegar).

Con otro detalle. A diferencia de Vicente Fox, que cuando sacó al PRI de la Presidencia en el año 2000 quitó el cuadro de Benito Juárez –uno de los iconos del tricolor– de la oficina Benito Juárez en la parte alta de la residencia Lázaro Cárdenas de Los Pinos para poner la de Francisco I. Madero, Yunes Linares se ha mantenido respetuoso y no ha hecho ningún intento por desmantelar nada en el Palacio de Gobierno herencia de gobiernos priistas. Incluso recientemente envió representaciones suyas a actos recordatorios del exgobernador y expresidente Adolfo Ruiz Cortines y del exgobernador Agustín Acosta Lagunes.

Hace poco, en una foto vi que, por ejemplo, pende de una pared la fotografía del presidente Enrique Peña Nieto.

Pero, así haya sido por civilidad política, el martes 3 de junio saludó al expresidente estatal de su entonces partido, el PRI, Adolfo Mota Hernández, y recientemente, a raíz de los actos vandálicos de la semana pasada, se paseó por las calles de Xalapa y de Coatzacoalcos con los alcaldes priistas Américo Zúñiga Martínez y Joaquín Caballero Rosiñol, respectivamente.De este último se pensó que lo congelaría ya como Gobernador constitucional, luego de que cuando era Gobernador electo, Joaquín se negó a recibirlo para acordar medidas contra la inseguridad, porque obedecía a Javier Duarte.

Y el pasado 6 de enero, viendo una fotografía, por momentos no supe si estaba viendo una imagen del régimen de Luis Echeverría, o de José López Portillo, o de Carlos Salinas de Gortari.

En el puerto jarocho, al pie de la estatua de Don Venustiano Carranza, al centro había una corona con una cinta que portaba la leyenda: “Pueblo y Gobierno de Veracruz”. ¡El Gobierno panista le estaba rindiendo homenaje!

Haciendo guardia, entre otros, estaban la embajadora en Brasil, Beatriz Paredes Rangel (exdirigente nacional del PRI); el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Edel Álvarez Peña (exdirigente estatal del PRI); la diputada presidenta de la mesa directiva del Congreso Estatal, María Elisa Manterola Sáinz (exdirigente municipal del PRI en Martínez de la Torre); el Secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, José Calzada Rovirosa; el senador y presidente de la Confederación Nacional Campesina (CNC-PRI), Manuel Cota Jiménez; el Subsecretario de la SEDATU, Gustavo Cárdenas Monroy; y el dirigente de la CNC-PRI en Veracruz, Juan Carlos Molina Palacios (en otra foto vi por ahí a ¡Augusto Gómez Villanueva, un dinosaurio del precámbrico temprano… priista!).

El Gobernador y Calzada Rovirosa vestían ¡exactamente los mismos colores!: guayabera blanca, pantalón kaki y zapatos negros. ¿Y el azul panista apá?

¿Institucionalidad de Yunes Linares? ¿Es que madura y civilizadamente actúa como el Gobernador de todos? ¿O es acaso el priista que lleva dentro?

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