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EL PRI ‘SECUESTRADO’

Superiberia

 Por: Andrés Timoteo /  columnista

Cuando en un Consejo Político Estatal se ven sillas vacías. Cuando la más aplaudida  -y a cacerolazos- es la exreina del Carnaval, Ana Guadalupe Ingram -actual delegada estatal de Sedesol-. Cuando su último “jefe político” está en el Reclusorio Norte. Cuando el otro líder moral, el innombrable, anda escondido. Cuando los invitados de honor son los diputados Noemí Guzmán y el legislador cordobés. Cuando la novedad en la encerrona fue el operador fidelista Ranulfo Márquez.

Cuando el líder y orador principal es un burócrata que nunca ha ganado ni un juego de canicas, Renato Alarcón. Cuando a los que llaman “grandes ausentes” son la exalcaldesa de Xalapa, Elizabeth Morales y el líder cenecista local,  Juan Carlos Molina. Y cuando los ahí reunidos vitorean, pecando de masoquistas, a las dos “únicas sopas”  que, otra vez, les quieren hacer tragar,  Héctor Yunes -ya perdedor- y José Yunes Zorrilla, el eterno aspirante, a eso se le llama desolación. No hay mejor palabra para describir al PRI de Veracruz en estos días.

Pero frente a la imposición de una de las “dos sopas” -como se autodefinieron en el 2016 los senadores Yunes Zorrilla y Yunes Landa- que nuevamente se quiere hacer para el Proceso Electoral del año entrante, ya hay una cierta oposición interna, incipiente, pero no por eso ajena ni deslegitimada. El diputado federal y exdirigente estatal del tricolor, Jorge Carvallo Delfín, acaba de erigirse como el único -sí, aunque se oiga raro, sólo él hasta el momento- crítico al interior de ese partido.

Hace un par de días, Carvallo Delfín acusó que el priismo en Veracruz “está secuestrado” por los senadores Yunes, quienes otra vez pretenden repartirse la candidatura al Gobierno Estatal como lo hicieron el año pasado, cerrando la posibilidad a otros contendientes como si el partido fuera de su propiedad. Muchos podrán externar que Carvallo no tiene autoridad moral para decirlo y que emite declaraciones bajo pedido del innombrable, su hacedor y maestro, y tienen razón, pero por eso mismo el toluqueño es el portavoz de una corriente priista que dominó el escenario en la última década y que sigue vigente.

El PRI en Veracruz estuvo dominado por la fidelidad y sigue sosteniéndose de la misma. Basta observar a quienes ahora son los promotores de los Yunes rojos para comprobarlo pues son los mismos que en su momento fueron sirvientes de la fidelidad -enarbollada por el innombrable y su heredero en el cargo, Javier Duarte- y entonces, pese a que se diga lo contrario, la fidelidad no está extinta y continúa como corriente interna en el tricolor. Acuérdense del dicho ese de que “yerba mala nunca muere”.

Por eso causan tanto escozor las palabras de Carvallo Delfín entre los  Yunes rojos y sus seguidores. Y cala más porque impulsa al actual alcalde de Orizaba, Juan Manuel Diez Francos, como la tercera opción para la candidatura a la Gubernatura, al que define como “una propuesta honorable, sino también presentable, no sólo competitiva sino con condición de victoria”.

Tampoco para nadie es un secreto que ni José Yunes Zorrilla ni Héctor Yunes Landa garantizan un triunfo en el 2018, sobre todo éste último -Yunes Landa- quien ya fue candidato en el 2016 y fue derrotado vergonzantemente por su primo, el actual gobernante en funciones. Así, las “dos sopas” no aseguran nada y la introducción de un tercero en la terna les desajusta sus planes para apropiarse de las nominaciones en el tricolor.

En el tema de operación electoral el asunto es mucho más peligroso para el tricolor,  pues los fidelistas de cepa -entiéndase los más allegados al innombrable- tienen el dinero suficiente -mal habido, pero recurso al fin- para operar en contra de su mismo partido y provocar que el voto cautivo del priismo deje de serlo y se deposite a favor de cualquier otro contendiente. No hay que olvidar que en el 2016 operaron a favor del candidato de Morena, Cuitláhuac García, quien creció de manera exponencial.

En resumen, el PRI veracruzano no sólo está desolado sino con el riesgo de una fractura interna, ya que su ala más corrupta que es la fidelidad, la que cuenta con más recursos financieros para movilizar votantes y comprar voluntades podría separarse para apoyar a un candidato alterno, restándole sufragios al que postule oficialmente el tricolor. El desprendimiento del ala fidelista en el tricolor -Carvallo dice que está analizando su permanencia- o al menos su decisión de no apoyar a ninguno de los Yunes rojos es un riesgo inminente que haría más lastimosa su derrota en el 2018.

 

¿Y LOS ‘AVIADORES’?

Hace dos años, en octubre del 2015,  en un intento de frenar al entonces aspirante azul a la Gubernatura, el Gobierno de Javier Duarte de Ochoa lanzó un buscapiés que se le revirtió casi inmediatamente. Difundió una lista de 120 personas que supuestamente eran “aviadoras” en la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), acusando que ingresaron a la nómina estatal desde que era titular de la Secretaría General de Gobierno, en el sexenio de Patricio Chirinos Calero.

Muchos de los empleados señalados de cobrar sin trabajar, y cuyos nombres fueron filtrados a los medios informativos desde las oficinas de Comunicación Social,  denunciaron difamación,  pues su situación laboral estaba regularizada y cumplían con su trabajo. Duarte y sus funcionarios simplemente callaron, no ofrecieron disculpas a los que exhibieron sin pruebas ni mucho menos hicieron una depuración en la nómina de la SEV.

Sin embargo, también en ese octubre del 2015, el entonces diputado federal Yunes Linares presentó una denuncia ante la Fiscalía estatal que encabezaba Luis Ángel Bravo Contreras contra Duarte y una veintena de funcionarios y exfuncionarios estatales, por un desfalco de más de 9 mil millones de pesos por la existencia de 2 mil 173 empleados de la SEV que cobraron sueldos desde el 2004 y nunca se presentaron a laborar.

Eran, por supuesto, amigos, amantes, compadres, ahijados y recomendados de los funcionarios en turno o políticos priistas -aunque también había cotos de la nómina para panistas y perredistas rojos- que fueron beneficiados con sueldos -algunos superiores a los 100 mil pesos mensuales- sin trabajar. Los denunciados en ese entonces eran, en su mayoría, integrantes de esa banda delictiva que no sólo mantuvo  una plantilla de más de 2 mil “aviadores” sino que saqueó a gusto las arcas estatales.

En ese expediente penal figura el propio Duarte de Ochoa, y los también extitulares de la Secretaría de Finanzas en los últimos dos sexenios, Rafael Murillo Pérez,  Salvador Sánchez Estrada, Antonio Ferrari Cazarín -a quien no tocan y está abocado a organizarles reuniones proselitistas a los Yunes rojos-, Tomás Ruiz González, Salvador Manzur Díaz, Carlos Aguirre Morales, Fernando Charleston Salinas, Mauricio Martín Audirac Murillo y Antonio Gómez Pelegrín.

De ellos, sólo dos han sido objeto de acciones de la Fiscalía: Carlos Aguirre Morales, quien se encuentra prófugo y Audirac Murillo, que está en una celda del reclusorio de Pacho Viejo. También la querella del 2015 incluyó a los extitulares de la SEV de la fidelidad y el duartismo como: Víctor Arredondo Álvarez, Adolfo Mota Hernández, Flavino Ríos Alvarado y Xóchitl Adela Osorio Martínez, además de funcionarios secundarios de esa dependencia y Sefiplan, como: Edgar Spinoso Carrera, Gabriel Deantes, Vicente Benítez y Juan Manuel del Castillo.

Si bien es cierto que hay personajes sujetos a investigación penal -aunque por otros ilícitos-como: Flavino Ríos, Gabriel Deantes, Vicente  Benítez o Juan Manuel del Castillo, la mayoría de los denunciados siguen gozando de impunidad, algunos porque tienen Fuero Constitucional como Diputados Locales o Federales y otros porque inexplicablemente no se les persigue, como son los casos de: Arredondo Álvarez, Osorio Martínez, Charleston Salinas, Gómez Pelegrín, Murillo Pérez, Ferrari Cazarín o Sánchez Estrada.

Ahora que hay una nueva Administración estatal, ajena a la fidelidad, y que en la Fiscalía General del Estado está Jorge Winclker con el expediente de esa denuncia del 2015, también es inexplicable el por qué no se ha actuado contra esos pillos por el caso de los “aviadores”. Y claro, sigue la duda de: ¿dónde están esos 2 mil 173 falsos empleados de la SEV que durante años cobraron sin trabajar? ¿Siguen haciéndolo o ya los despidieron? No hay que olvidar que ellos también participaron en ese delito de agenciarse un salario sin devengarlo, ¿Ya los denunciaron por eso? La terca memoria debe ser invocada para exigir una explicación del caso.

 

EL PASADO DE VUELTA

Y precisamente hablando de la terca memoria, pero en temas internacionales, en Argentina se demostró que el pasado puede reeditarse cuando el recuerdo colectivo se debilita. El pasado fin de semana hubo elecciones legislativas y los candidatos macristas -de la coalición formada por los partidos Unión Cívica Radical (UCR) y Coalición Cívica, que en el 2015 llevaron a la Presidencia al actual mandatario, Mauricio Macri- arrasaron con los distritos y provincias.

Vaya, hasta la popular expresidenta Cristina Fernández, quien compitió para senadora por la provincia de Buenos Aires por el Partido Unidad Ciudadana, fue derrotada por un candidato macrista. El triunfo de los partidos en el poder se dio a que el pueblo sufre por las medidas económicas draconianas que ha impuesto Macri y por las cuales los costos de la electricidad, las colegiaturas, de los comestibles, el agua potable y los combustibles han subido hasta un 500 por ciento. Argentina tiene la segunda inflación más alta del continente después de Venezuela, y eso que sus políticos presumen que no hay dictadura.

Peor aún, el oficialismo ganó pese a las movilizaciones de repudio por el asesinato del joven activista Santiago Maldonado y del encarcelamiento de la dirigente indígena, Milagro Sala, considerada como la primera  presa política del macrismo. Maldonado estaba desaparecido desde el primero de agosto pasado cuando participó en una protesta de apoyo a los pobladores de la región mapuche y su cadáver acaba de ser localizado la semana pasada. Sus asesinos fueron policías y es considerado el último desaparecido en Argentina.

¿Qué sucedió en Argentina, donde a pesar de todos esos agravios los ciudadanos votaron por sus verdugos y le dieron un poderío político a Mauricio Macri que no se veía desde 1985? La desmemoria, simplemente eso. Cuando el pueblo no quiere recordar el pasado y empodera a los tiranos. Ahora los mexicanos pueden consolarse de que no son los únicos masoquistas que votan por sus sayones y olvidan el pasado, sea reciente o lejano.

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