Tania López
El Buen Tono
Cuitláhuac.- El pozo de las ánimas guarda mitos y a lo largo de los años se convirtió en una leyenda en el municipio, hace más de 150 años que dicen que quienes bebían el agua del lugar se quedaban encantados y ya no se iban de aquí.
Los habitantes aseguran que muchas familias que llegaron hace décadas provenientes de otros países, jamás pudieron dejar de vivir en la ciudad, esta historia se ha contado de generación en generación y relatan los vecinos que es cierta.
Según la leyenda, el pozo, al ser la única fuente de abastecimiento para los habitantes, todos acarreaban el agua con recipientes para consumirla, es por ello que la localidad tiene familias de diferentes lugares que llegaron a visitar a un conocido y al que tomar agua del pozo, las ánimas se quedaron a vivir en la zona y se creó una mezcla de razas.
El pozo se encuentra ubicado en la calle 2, de la colonia Centro, a unos metros del Palacio Municipal, al paso del tiempo se quedó en el abandono y el agua se contaminó.
La Llorona
Además, otra de las leyendas que se cuenta es la aparición de La Llorona, a media noche se escuchan los lamentos que provenían del pozo o incluso las supuestas apariciones de la mujer que perdió a sus hijos.
Mencionan que hace décadas muchos menores desaparecían, pero antes de que sucediera, escuchaban una noche antes los lamentos de La Llorona del pozo y la creencia se formó a través de las coincidencias de escucharla y al surgir las desapariciones.
Pues, aparentemente los menores al perderse y nunca más encontrarlos, los padres creían que La Llorona se había quedado con sus almas, en diversas ocasiones los vecinos regaban agua bendita, ya que el lugar era demasiado intenso.
“La gente expresaba que si tomabas agua del pozo te quedabas encantado y a vivir para siempre en el pueblo antes conocido como San Juan”, indicó una persona mayor.
“Eso mencionaban los antepasados, ya que los primeros pobladores fueron personas de Michoacán, Guanajuato, Yucatán y hasta de Estados Unidos”, añadió un residente conocedor de la leyenda.
