AGENCIA
Internacional.- En el transcurso del segundo semestre del año, el número de cruces de migrantes desde nuestro país hacia Estados Unidos ha experimentado un incremento significativo; sin embargo, durante el mes de diciembre, el flujo ha alcanzado niveles sin precedentes, según informa la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
Hasta el momento, la CBP ha registrado oficialmente más de 225 mil migrantes que han cruzado la frontera sin autorización en diciembre. No obstante, de manera extraoficial, se estima un promedio cercano a las ocho mil 500 personas diarias, lo que sitúa la cifra total en más de 250 mil hasta la fecha. Esta cantidad supera los registros de octubre (241 mil) y noviembre (242 mil 400).
Pedro Ríos, director del Comité de Servicios de los Amigos Americanos en San Diego, destaca un cambio significativo en el perfil de los migrantes. En años anteriores, predominaban los trabajadores indocumentados en busca de empleo, mientras que, en la actualidad, las familias y las personas en busca de asilo son la mayoría. A pesar de este cambio, las autoridades no parecen haberse adaptado completamente a la nueva dinámica.
En datos proporcionados por la patrulla fronteriza, se revela que, hasta el 30 de septiembre del año fiscal anterior, se encontraron 717 mil 333 migrantes y solicitantes de asilo mexicanos al cruzar la frontera. En el presente año fiscal, los cruces han alcanzado los 241 mil en octubre, 242 mil 400 en noviembre y más de 250 mil en diciembre hasta la fecha, sin desglose por nacionalidades.
El aumento en el flujo de migrantes, en su mayoría buscando asilo, se atribuye a traficantes de personas y “malos actores” que difunden información imprecisa que motiva la migración. La patrulla fronteriza se ha visto desbordada, dejando a las personas en las calles de las ciudades cercanas a la frontera, llevando a algunos condados, como El Paso, Santa Cruz y San Diego, a declarar estados de emergencia y crisis humanitarias.
Pedro Ríos destaca que las estrategias de control fronterizo han sido predominantemente policiales, sin una adaptación a la transformación en el perfil de los migrantes. Este cambio en la dinámica ha generado retos significativos para las autoridades, evidenciados en estados de emergencia declarados en diversas regiones.
La balacera en la ciudad fronteriza de Sonoyta se vincula a la disputa entre células criminales del Cártel de Sinaloa por el negocio del tráfico de indocumentados, exacerbado por el cierre de la garita de Lukeville ordenado por el gobierno de Estados Unidos debido a la crisis migratoria provocada por el flujo de miles de centroamericanos, asiáticos y africanos que buscan cruzar por el desierto entre Sonora y Arizona. Funcionarios cercanos a la Secretaría de Seguridad informan que, en un intento por arrebatar el control de la plaza, hombres armados llegaron desde distintas localidades, resultando en una balacera que dejó gatilleros muertos, pero sin lograr el objetivo de arrebatar el control de la plaza.
