En un emotivo mensaje durante el rezo dominical del Ángelus, el Papa Francisco recordó este domingo el 79º aniversario de los devastadores bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki. Estos ataques, que marcaron el final de la Segunda Guerra Mundial, siguen siendo un recordatorio doloroso de la capacidad destructiva de la humanidad. Ante miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el Pontífice instó a renovar la oración por la paz, especialmente en un mundo asolado por numerosos conflictos actuales.
Un Llamado a la Memoria y a la Paz
“Estos días hemos recordado el aniversario de los bombardeos atómicos en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki”, comenzó Francisco, subrayando la importancia de no olvidar a las víctimas de aquellos trágicos eventos. Sin embargo, el Papa no limitó su mensaje a la historia, sino que lo extendió a las guerras y sufrimientos contemporáneos. “Renovamos nuestra intensa oración por la paz, especialmente por la martirizada Ucrania, Medio Oriente, Palestina, Israel, Sudán, Myanmar”, añadió, mencionando algunas de las regiones más afectadas por la violencia y los conflictos armados.
Oración por las Víctimas y Reflexión Espiritual
El Papa también dirigió sus oraciones hacia los afectados por la reciente tragedia aérea en Brasil, donde un accidente dejó 62 muertos. Esta mención refleja su constante preocupación por todas las víctimas de la violencia, sean estas resultado de conflictos armados o desastres.
Francisco aprovechó su discurso para recordar la festividad de Santa Clara de Asís, un modelo de vida contemplativa y devota. Con un pensamiento especial para las Clarisas, el Papa reiteró la importancia de “escuchar a Dios” más allá de los propios esquemas y prejuicios. “La fe y oración verdaderas abren la mente y el corazón, no los cierran”, aseguró, advirtiendo contra una práctica religiosa que busca confirmarse a sí misma en lugar de abrirse a la voluntad divina.
Un Mensaje de Esperanza y Compromiso
El mensaje del Papa Francisco resuena en un momento en que el mundo necesita desesperadamente paz y comprensión. Su recordatorio de los horrores de Hiroshima y Nagasaki es un llamado a la reflexión sobre el poder destructivo que la humanidad aún posee, y la urgencia de desarmar no solo las armas físicas, sino también las barreras que nos separan unos de otros.
En un mundo donde las noticias de guerra y tragedia son demasiado comunes, las palabras del Papa son un faro de esperanza, invitándonos a todos a ser instrumentos de paz en nuestras vidas cotidianas. La oración, según Francisco, no es solo un acto de devoción, sino un compromiso activo con la paz y la justicia en el mundo.
