Londres.- Lo que comenzó en Siria como un levantamiento pacífico contra el presidente Bashar al Asad se convirtió en una brutal y sangrienta guerra civil que ha arrastrado a potencias regionales e internacionales.
Años antes de que el conflicto comenzara, muchos sirios se quejaban de un alto desempleo en el País, de extensa corrupción, falta de libertad política y de la represión del Gobierno del presidente Bashar al Asad.
Se realizaron varias protestas prodemocráticas y las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra los manifestantes, matando a varios. Para julio de 2011, cientos de miles exigían la salida de Al Asad.
Los simpatizantes de la oposición comenzaron a armarse, primero para defenderse y después para expulsar a las fuerzas de seguridad de sus regiones.
Al Asad prometió “aplastar” lo que llamó “terrorismo apoyado por el exterior” y restaurar el control del Estado. En 2012 el conflicto ya se había convertido en una batalla entre aquéllos que apoyaban a Al Asad y los que se oponían a él.
La rebelión armada de oposición ha evolucionado y actualmente está conformada del Ejército Libre Sirio (FSA), hasta grupos islamistas y yihadistas, como el autodenominado Estado Islámico (EI), y el Frente al Nusra, un grupo que en sus comienzos estaba afiliado a Al Qaeda.
Las diversas facciones que se oponen a Al Asad, han creado “una guerra dentro de una guerra” en Siria.
Desde 2014, Estados Unidos, junto con Reino Unido, Francia, y otros seis países, habían dirigido incursiones aéreas contra el EI en Siria, pero había evitado atacar a las Fuerzas del Gobierno sirio.
Rusia, por su parte, lanzó una campaña aérea sostenida en 2015 para “estabilizar” al gobierno sirio tras una serie de derrotas infligidas por la oposición.
El FSA y otros rebeldes moderados han pedido repetidamente a Washington armas antiaéreas para responder a los devastadores bombardeos de Rusia y el Gobierno sirio
Pontencias internacionales como Irán y Rusia han subsidiado al Gobierno Sirio.
Arabia Saudita, Turquía y Jordania, han enviado ayuda militar y financiera importante a los rebeldes. Estados Unidos, por su parte, ha participado en la lucha contra EI.
