Si bien su triunfo en las presidenciales de 2012 y el inicio de su gestión fueron saludados como el advenimiento de un nuevo PRI, esencialmente distinto —en el fondo y en la forma— al que, luego de 71 años en la cúpula del poder, debió entregar éste al panismo, es por demás evidente que 18 meses escasos después del arranque de la actual administración no es poco lo que el gobierno está aportando a la recreación del viejo y, en su momento, cuestionado sistema político mexicano.
El sólo desplazamiento del Revolucionario Institucional desde la posición de oposición (otra vez) triunfante, construida durante los 12 años que estuvo fuera de la residencia oficial de Los Pinos, a una nueva de alfil, peón o compañero de viaje del gobierno en el ámbito político nacional, más el retorno de un presidencialismo con facultades metaconstitucionales y la recuperación, al interior de la estructura tricolor, de las posiciones de poder por parte del Ejecutivo y sus afines, con evidencia de ello.
¿O no es cierto que, igual el nombramiento de un comisionado especial para la seguridad y el desarrollo integral en Michoacán, y la manera de operar de éste, constituyen la mejor explicación de la reciente renuncia, por supuestos o reales motivos de salud, del virtual gobernador Fausto Vallejo al cargo para el que fue electo? ¿No lo es también que, al margen de sus personales capacidades y méritos, el arribo de Mauricio López, coordinador de asesores hasta el miércoles de Miguel Osorio Chong en Gobernación, a la presidencia del priismo capitalino, sabe a imposición o exitosa promoción en el mejor de los casos de su ahora exjefe?
Ello, obvio, al margen de que en el segundo de los casos, y más allá del irrefutable acierto y extraordinaria oportunidad que abrió la remoción —haiga sido como haiga sido, según el clásico— del impresentable Cuauhtémoc Gutiérrez de la dirigencia del PRI-DF, la llegada de López Velázquez parece responder a la urgente necesidad que tienen el poder central y su partido, de avanzar en la recuperación de espacios en la capital de la República, aprovechando para ello tanto la elección (federal) de junio próximo, como las profundas divisiones y pérdida de identidad que exhiben hoy panistas y perredistas, la fallida y cuestionada gestión de su aliado Miguel Ángel Mancera, más la inminente irrupción en el panorama nacional del lopezobradorista Movimiento Regeneración Nacional (Morena), ahora como partido político con registro, entre otras.
Saludemos, pues, el retorno de la nueva, vieja, manera priista de hacer las cosas…
Asteriscos
* En suspenso aún la legislación secundaria en materia energética, la reforma constitucional respectiva parece comenzar a arrojar sus primeros resultados, la elevación de la calificación crediticia de Pemex, a A3 por parte de Moody’s, la más reciente e importante de ellas. La previsión de que los cambios legales derivarán en mayores eficacias, mejor desempeño operativo y transparencia para la paraestatal, fueron factores que influyeron en la decisión de la calificadora internacional.