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‘El narco de narcos’

Superiberia

AGENCIA

Rafael Caro Quintero, uno de los fundadores del cártel de Guadalajara, es uno de los narcotraficantes más conocidos y buscados por autoridades, tanto de México como de EU y tras casi 10 años de estar prófugo, fue detenido el pasado viernes en el municipio de Choix, Sinaloa. Caro Quintero fue hallado con ayuda de una perrita llamada Max, mientras se escondía en unos matorrales, un lugar poco creíble para alguien que era conocido también como “El Príncipe” o “El narco de narcos”.

LO VUELVEN 

A CAPTURAR

El pasado viernes, volvió a ser detenido, en la comunidad de San Simón, del municipio de Choix, Sinaloa, entre los límites con Chihuahua y Sonora, como parte de un operativo de la Marina y la Fiscalía General de la República (FGR).

QUEMAN SUS SEMBRADIOS Y
MATA A UN AGENTE DE LA DEA

En noviembre de 1984, soldados se presentaron en El Búfalo, detuvieron a todos los trabajadores y quemaron las 8 mil toneladas de marihuana que encontraron, en lo que a día de hoy sigue siendo la mayor incautación de droga en un solo lugar. La prueba definitiva para localizar el campamento fue una foto área, que forzó a México actuar ante las presiones de Estados Unidos. 

Tras el golpe, Caro Quintero juró venganza y tres meses después mató a Kiki Camarena Salazar, un agente de la DEA que había logrado infiltrarse en la finca, y al piloto de la avioneta. Pero no lo hizo de cualquier forma: los torturó durante semanas mientras un médico los mantenía a toda costa con vida para que su jefe pudiera torturarlos durante más tiempo. La DEA, desde entonces, juró venganza.

SU PRIMER ARRESTO

En 1985, en un bar, Caro Quintero, conoció a Sara Cosío Vidaurri, de 17 años, sobrina del ex gobernador de Jalisco, Guillermo Cosío Vidaurri. Con la DEA pisándole los talones, huyó con ella a Costa Rica. La familia denunció que había sido secuestrada. El día que la joven llamó a sus padres para decir que se encontraba bien, la llamada fue interceptada. Cuando la policía entró en la casa de los Bonnie y Clyde de Sinaloa, ella les dijo: “No estoy secuestrada, estoy enamorada”, cuentan las crónicas de la época.
Tras pasar 28 años en cinco cárceles diferentes, Caro Quintero logró la libertad en 2013 con una argucia legal. Un juez decidió que no debía haber sido juzgado por un tribunal federal, sino por uno de su pueblo y lo dejó en libertad las horas suficientes para que pudiera escapar. Así, a los 59 años, el viejo capo volvía a la libertad y a la clandestinidad.

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