De la Redacción
el buen tono
CÓRDOBA.- Los centros culturales, el Museo de Córdoba y La Capilla, son lugares que aún preservan la historia de esta ciudad, pero que actualmente está siendo operado por la familia Arróniz, la cual por años ha vivido de la “gorra”.
Y es que en cada evento donde se presentan talleristas o hacen sus «eventos», casualmente siempre termina con música, ya sea con guitarra o en ocasiones marimba, pero eso sí con copas de vino o champagne, cuando se supone que es un centro cultural.
El Museo y La Capilla no son sitios aptos para pachangas, ya que son centros culturales los cuales merecen ser cuidados en extremo y protegido, pero no solo no lo hacen, sino que tampoco le dan el mantenimiento adecuado.
Pero además, los Arróniz, dueños del periódico Coludido, usan para su beneficio el estacionamiento que se ubica al lado del Museo cordobés.
Ese estacionamiento, que genera un sustancioso ingreso no fiscalizable, es controlado por la misma Obdulia Díaz Guadarrama y Clementina de la Huerta de Arróniz.
El tema de la cultura lo han visto con signos de pesos, y es que de acuerdo a datos recabados hace tiempo, en el Museo se impartió un taller de artesanías, el cual uno de los profesores que los dio fue enviado por el ITCAVER el cual es un organismo del Gobierno del Estado y, por lo tanto, el maestro ya venía pagado por el gobierno y aún así, en el museo pidieron la famosa cuota de recuperación.