LA MARCHA DE LOS RICOS
El viernes pasado se realizó en Boca del Río una marcha contra la inseguridad y aunque no es la primera en la entidad ni tampoco fue la más concurrida si tiene una lectura muy específica desde dos ángulos que dibujan el contexto actual. En primer lugar porque los participantes de esa manifestación son los pudientes de la zona conurbada, el principal escaparate económico del estado. Habitantes de fraccionamientos lujosos como Costa de Oro en Boca del Río y El Estero de Alvarado caminaron por la vía pública exigir resultados de las autoridades para combatir la criminalidad.
Ha habido marchas parecidas en Jalapa, el puerto de Veracruz, Coatzacoalcos y Córdoba pero en estas no intervinieron los hombres del dinero, aunque estos también han sido blanco de la delincuencia organizada. Muchos de ellos son víctimas de amenazas, extorsiones y secuestros pero mantenían una especie de sigilo. Empero lo que detonó su enojo fue el secuestro de un niño. sobrino-nieto de un poderoso empresario, recientemente fallecido y que era considerado el más rico de la entidad, la semana antepasada.
Es cierto, el pequeño regresó con vida pero no porque haya sido rescatado por la policía como mentirosamente difundió la Procuraduría de Justicia sino porque los familiares pagaron un rescate millonarios – se habla de 9 millones de pesos- y hasta la fecha los plagiados no han sido detenidos. El procurador Luis Ángel Bravo solo detuvo a la nana del pequeño a la que acusaron de participar en el secuestro pero ni siquiera tenía con ella el dinero del rescate. Así, se intenta dar por resuelto el caso aún cuando el resto de los supuestos cómplices siguen libres. Lo anterior fue lo que hizo a los acomodados a marchar exigiendo seguridad y resultado de los funcionarios.
El otro aspecto peculiar fue que esta vez, a diferencia de las otras marchas que son minimizadas y en la mayoría de los casos ignoradas, desde palacio de gobierno se dedicaron a descalificarla a través de notas y comentarios de prensa así como en las redes sociales en las que se difundió que la movilización era convocada por el Partido Acción Nacional y en concreto por el alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez. Se llegó al grado de injuriar a los que participaron sin importar que varios de ellos no solo han sido priístas de largo tiempo sino hasta familiares de gente allegada al gabinete estatal.
Por ejemplo, uno de los participantes fue Antonio Chedraui Mafud, el dueño de las papelerías “Tony”, presidente de la Fundación “Se tu amigo” de lucha contra las adicciones y que por años ha sido identificado con el priísmo. Otro fue Carlos Gutiérrez de Velasco, exsecretario de Finanzas en tiempos del gobernador Agustín Acosta Lagunes y su hija Ana María Gutiérrez de Velasco Hoyos, padre y hermana, respectivamente, del exalcalde de Veracruz y actual diputado priísta Ramón Gutiérrez de Velasco que se ha dedicado a defender al secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez y las acciones de combate a la delincuencia que han resultado un fracaso.
Ellos fueron alcanzados por los misiles mediáticos que los acusaban de manifestarse para desprestigiar al gobierno estatal. Vaya caso. Sin embargo, no exigían otra cosa diferente a lo que han pedido cientos de veracruzanos de todas las clases sociales que también han participado en marchas para denunciar la ola criminal y la inacción gubernamental. El que los ricos salieran a las calles significa –como ya se dijo al principio- que todas las esferas sociales están tocadas por la delincuencia y la paciencia se agota. No sería raro que en breve aparezcan “autodefensas” en las zonas de clase alta que obviamente tendrían características de policías privadas por el alto poder para costearlas.
NECESITA BOZAL
Y en el mismo tema, un empresario veracruzano, hijo y nieto de empresarios y también padre de empresarios, perteneciente a esas antiguas familias que durante décadas le apostaron a la entidad haciendo inversiones que han dado empleo a cientos de familias y pese a los vaivenes económicos han mantenido sus negocios porque sabe que es parte del tejido social para aportar riqueza a Veracruz, escribe a este espacio para señalar a alguien al que tilda como “un vividor” que no representa a los empresarios sino que es un “vocero mentiroso” del poder .
El seudolíder al que se refiere es Jesús Castañeda Nevárez, quien utiliza una organización de parapeto, el Consejo Coordinador Empresarial de Jalapa para hacer “declaraciones espantosas” como las que hizo la semana pasada cuando afirmó que los empresarios veracruzanos, sobre todo los pequeños y medianos “le tienen más miedo al Sistema de Administración Tributaria (SAT) que a los malos –entiéndase a los integrantes del crimen organizado-” y afirmó que los inspectores del fisco les ponen “un cuchillo en la garganta” a los contribuyentes.
El empresario denunciante considera una irresponsabilidad que raya en burla el comparar el tributo fiscal con la delincuencia organizada que, esa sí, tiene arrodillado a todos en el estado. “Este tipo Castañeda utiliza una causa noble como es la defensa de pequeño y mediano empresario, para decir tontejadas.
Indignado, relata que uno de sus hijos fue plagiado por una célula del crimen organizado en la capital del estado. Le pidieron como rescate diez millones de pesos o se lo regresarían “en pedazos”. La advertencia fue tajante: si se tardaba en conseguir el dinero le mandarían el “primer pedazo” en un par de días.
Logró pagar dicha cantidad, y tuvo suerte de que su hijo regresó, golpeado pero sin daños mayores. Hoy, su hijo vive con su esposa e hijos fuera del país. Cuenta también lo sucedido a dos conocidos que, aclara, son empresarios pequeños, dueños de negocios en el puerto de Veracruz y Jalapa. Por separado fueron “levantados” por delincuentes armados, quienes los llevaron a una casa de seguridad, les pusieron el cañón de una pistola en la frente y activaron el gatillo. El arma no estaba cargada y por lo tanto no dispararon pero la treta fue para elevar el nivel de la adrenalina segregada por el susto –y tanto lo elevaron que uno de ellos desarrolló diabetes a los pocos días pese a que no hay antecedentes en su familia de dicho padecimiento-.
Pistola enfrente, les exigieron una “cuota” de 20 mil pesos al mes, a uno de ellos, y a otro de 5 mil pues es dueño de una pequeña tienda de abarrotes para que continuaran abiertos los negocios, sin sufrir saqueos o fueran incendiados con los empleados o ellos mismos adentro. Si se negaban entonces además de que el establecimiento sería dañado
volverían por ellos y su familia. Uno de los “levantados” sigue pagando el “derecho de piso” pero cada vez que viene el enviado a cobrarlo, entra en pánico. Ya no vive tranquilo, casi no duerme y el miedo de que le suceda algo a los suyos lo consume.
No puede sacar a su familia del estado o del país por falta de dinero suficiente para llevárselos y reiniciar su comercio en otra parte. El segundo, el que se enfermó, cerró el negocio a los pocos meses y huyendo se fue a vivir a otro estado con su esposa y sus hijos adolescentes. La negociación fue saqueada dos días después por desconocidos pero afortunadamente ya no estaban ni él ni los empleados. Hay otros inversionistas de alto nivel, agrega el empresario, que si bien no han cancelado sus negocios se fueron a vivir fuera del país junto con su familia luego de haber sufrido secuestros y amenazas.
A uno de ellos, recuerda, le mataron dos empleados para presionarlo a pagar las extorsiones Por eso, dice enojado que “ese Castañeda Nevárez se ve que no conoce el miedo, que nunca le han puesto un cuchillo en la garganta, que nunca ha tenido que enfrentar a la mafia. Es un lengua larga, irresponsable y convenenciero al que le deberían poner un bozal para que deje de decir esas cosas”. Insiste en que el seudolíder empresarial usar un tema tan delicado, que ha costado vidas y que tiene atemorizados a todos los empresarios para decir disparates con el mero afán de salir en la prensa.
Claro que le asiste la razón pues Castañeda Nevárez en realidad no tiene representatividad en el sector, su organización es de paja y mantenerse en los medios de comunicación es el medio para corresponder los favores recibidos de sus patrocinadores: los de palacio de gobierno, de quien es vocero. Solo hay que revisar la hemeroteca para comprobar que siempre se la pasa avalando las acciones del gobierno estatal aunque estas sean lesivas para los veracruzanos. Le aplaude al gobernador por todo, apoya todas las propuestas del priismo y descalifica a los detractores de las mismas.
Una de las últimas declaraciones fue decir que “los empresarios no le tienen miedo a un gobernador de dos años”, incluso si fuera interino, es decir, no sometido a votaciones sino nombrado directamente por el congreso local. Vaya, claro que necesita un bozal el tal Castañeda, quien por cierto no solo sus dichos lo unen al gobierno en turno sino también sus familiares porque su hermano de nombre Ezequiel, es el jefe de asesores del coordinador de Comunicación Social, Alberto Silva, y eso explica la tendencia de sus declaraciones.
Tampoco hay que olvidar que el famoso Consejo Coordinador Empresarial es una organización fantasma, creada artificialmente en el sexenio de la fidelidad cuando el innombrable quería arrebatarle los reflectores a los empresarios de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río que resistían a convertirse en aplaudidores y entonces se inventó el CCE de Jalapa y nombró a Andrés Beceiro López, ese mismo que defraudó al Centro Estatal de Cancerología con la venta de fármacos apócrifos para combatir el cáncer y provocó el deceso de muchos pacientes.
Beceiro sigue sin castigo porque su socio en el negocio fraudulento en el Cecan lo hizo con permiso y complicidad del innombrable, tras heredar el cargo a Castañeda, fundó otra organización hechiza llamada Alianza Ciudadana de Empresarios de Jalapa que junto con el CCE se disputa el derecho de aplaudirle al gobierno estatal. Y el empresario que escribió a esta columna define a estos individuos en su punto: parásitos que reptan y medran a nombre de los verdaderos empresarios, sean grandes o pequeños.