Como aquí mismo se dijo en el texto anterior, escrito cuando aún fluían los primeros resultados de la jornada electoral del domingo, las cifras se movieron en las horas siguientes. Así, al parecer –todo depende de cómo termine el recuento oficial que se hará este miércoles en los consejos distritales del Instituto Nacional Electoral (INE) aunque seguramente no habrá modificaciones significativas-, la coalición formada por los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Verde Ecologista de México (PVEM) habrían ganado 16 de los 21 distritos, entre ellos todos los de la zona centro Córdoba, Orizaba, Zongolica y Huatusco.
El Partido Acción Nacional (PAN) se hizo de dos distritos: Veracruz Rural (Boca del Río) y Veracruz Urbano, mientras que el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) obtuvo triunfos en Jalapa Urbano y Coatzacoalcos que fueron realmente espectaculares por el número de sufragios acumulados que apabullaron a los candidatos panistas y priístas que, se suponía, tenían amarrada las curules en esas demarcaciones. El surgimiento de Morena en mapa político de Veracruz, así como en el nacional, sorprendió a las mismas casas encuestadoras y en todos los distritos tuvo alta votación respecto a los otros partidos llamados “pequeños” y en algunos se ubicó como la tercera fuerza electoral, desplazando al PRD, que por cierto, en la entidad solo triunfó en el distrito de Poza Rica.
Entonces, se podría decir que el gobernante estatal, Javier Duarte de Ochoa rindió “buenas cuentas” al priísmo nacional y a Los Pinos pues conservó el 70 por ciento de las curules, aunque a nivel local la lectura es algo diferente porque si bien Veracruz contribuiría a la bancada priísta de San Lázaro con 16 diputados, los distritos con mayor impacto político y económico les fueron arrebatados al tricolor: Jalapa, la capital de la entidad, el corredor Veracruz-Boca del Río y los distritos petroleros de Coatzacoalcos y Poza Rica. Los dieciséis distritos ganados por el priismo no se comparan con la influencia política y económica de esos cinco últimos.
Los analistas afirman que aún con los 16 distritos ganados, Duarte de Ochoa no tendrá en sus manos la selección de su sucesor sino que está será asumida por la Presidencia de la República porque esas victorias no garantizan conservar la gubernatura en el 2016. Pero el caso de los resultados electorales en la zona centro es particularmente especial pues el reacomodo de las fuerzas políticas en esta elección se convertirá en uno de los resortes para los comicios estatales del año próximo. Así, desde esa región quedaron descalificados dos posibles contendientes para el 2016, Juan Bueno Torio y Víctor Serralde Martínez –o cómo se llame en realidad-.
Ambos se sueñan candidatos del blanquiazul para el año venidero pero entregan derrotas en los distritos que les fueron encomendados y literalmente no tendrán bonos para disputarle la postulación a Miguel Ángel Yunes Linares, quien no solo se convertirá en diputado federal por la vía plurinominal sino que fue el único operador que derrotó al partido oficial en la zona asignada: los distritos de Boca del Río donde midió fuerzas con el impresentable exgobernante estatal y en el de Veracruz donde compitió con el gobierno estatal.
Ambas demarcaciones se pintaron de azul y concretamente en el puerto de Veracruz, Yunes repitió la hazaña que en el 2012 hizo en Córdoba: hizo ganadora a una candidata que nunca realizó campaña.
No olviden que en el 2012 nadie daba por triunfadora a Leticia López Landero en Córdoba que, sin hacer proselitismo, ganó los comicios. Es más, ella misma se dijo sorprendida por el resultado cuando le fueron a avisar que había ganado la contienda hasta el casino BigBola donde se pasaba las tardes matando el tiempo.
Ahora eso mismo sucedió con Gabriela Ramírez en el puerto de Veracruz que incluso se retiró de la campaña durante las últimas dos semanas debido a que sufrió un aborto y ¡¡aun así ganó!!.
Pero eso no es todo, la candidata Ramírez a través de su esposo habría negociado una derrota con la candidata priísta Ana Guadalupe Ingram, y por eso, ni siquiera antes de tener los malestares médicos por el legrado, hacían proselitismo sino que se la llevaban de “brazos caídos” pues ya habían cobrado el fracaso.
Y miren, ahora llegará a San Lázaro por la operatividad del grupo yunista.. De esa forma, Yunes Linares se reafirmó como candidato natural a la contienda por la gubernatura en el 2016.
NACIDOS PARA PERDER
Bueno Torio ni Serralde lograron hacer lo mismo. Ninguno logró sacar adelante los distritos encomendados -y ahí hay dos versiones: una que se vendieron al PRI y otra que de plano son operadores muy chafas-. Bueno Torio y Serralde tuvieron a su cargo el distrito de Córdoba donde hicieron un batidillo desde el proceso de selección del candidato, quitando a unos y poniendo a otros.
De última hora lograron imponer a Juan Gerardo Perdomo en una maniobra que fue calificada como un “cochinero” por los mismos militantes y no pudieron llevarlo al triunfo.
Serralde también perdió el distrito de Huatusco donde es diputado actual. No logró retener la curul pese a las carretadas de dinero que distribuyó y eso que se presumía como un genio en la mapachería electoral. Fracaso total porque ni siquiera en su distrito –bueno, por decirlo de alguna manera porque ni nació ni ha vivido en Huatusco- aseguró el triunfo del panismo y es que el candidato priísta y exalcalde del lugar, Miguel Angel Sedas era tan malo que incluso figuraba en la tercera posición en los sondeos de preferencia electoral.
Tampoco lo hizo con Orizaba en el cual se metió a repartir dinero y obras, y mucho menos en los distritos de Zongolica y San Andrés Tuxtla que también tenía a su cargo. En pocas palabras, Serralde quedó mal parado y se fueron al caño el mito de ser un operador electoral eficiente.
A su vez, al exalcalde porteño Julen Rementería, actual diputado local, se le instruyó apoyar la campaña en el puerto de Veracruz y en Jalapa. No lo hizo y no tiene activo que presentar para el 2016. En tanto, el comité estatal manejado en parte por el grupo de los exdirigentes Enrique Cambranis y Alejandro Vázquez Cuevas tampoco dieron buenas cuentas pues perdieron los distritos asignados. Vaya, hasta el presidente del Comité Directivo Estatal, José Mancha perdió en su propia tierra, el distrito de Tuxpan.
Pero regresando al caso de Córdoba, en los corrillos políticos también se mastican dos especies adicionales sobre la derrota del panismo. Una es que precisamente Yunes Linares no operó en esa zona para no interponerse en el camino del priísta Marco Antonio Aguilar Yunes, quien es su sobrino, y de paso no facilitarle las cosas a Bueno y a Serralde.
La otra es que la familia del panista Juan Gerardo Perdomo habría negociado su derrota a cambio de un rescate financiero por parte del gobierno estatal al Grupo Perno que es propietario del ingenio San José de Abajo, hoy al borde de la quiebra. ¿Será?.
Más allá de tales elucubraciones, la derrota de Perdomo causó sorpresa porque las mediciones demoscópicas lo daban como puntero. ¿Qué sucedió?. Los padres de la derrota tienen nombres y apellidos, sin duda, pues al candidato lo impusieron y lo coparon Bueno Torio y Serralde Martínez, pero también le asignaron operadores chafas sino insufribles. Los que conformaron el equipo de campaña eran personajes ignorantes y prepotentes que alejaron al abanderado de las bases panistas y de la ciudadanía misma.
En pocas palabras, a Perdomo le asignaron el equipo de los “nacidos para perder”. Nada más hay que echar un vistazo de los que manejaban la campaña y le susurraban al oído tonterías: León Trujillo Martínez, hermano de Serralde Martínez –que ni en su casa lo conocen-, el regidor dipsómano Iván Espinosa Hermida y Viridiana Bretón, empleada del gobierno estatal o más bien del empresario Antonio Macías, suegro del gobernante en turno.
Esta señora ni radicaba en Córdoba sino a en Chiapas desde donde teledirigía la campaña de Perdomo. Y por supuesto, toda estrategia de campaña era informada inmediatamente a palacio de gobierno en Jalapa.
¿Cuál confianza ante tremendos goles que le metieron al candidato?. A Perdomo Abella le hicieron la jugada, lo rodearon de ese “dream-team” de ineficaces que bajo las instrucciones de Bueno Torio y Serralde Martínez, lo condujeron al barranco, alfombrándole el camino al priísta
Aguilar Yunes.
Aunque también la derrota del panista tiene otro progenitor, el alcalde Tomás Ríos Bernal cuya desastrosa administración, llena de prácticas de nepotismo, opacidad en el manejo de recursos públicos y corrupción en todas las áreas del ayuntamiento provocó el voto de castigo de los cordobeses.
LIBERTAD DE EXPRESIÓN
El domingo pasado fue el Día de la Libertad de Expresión en México, fecha que ha sido ajada por las actitudes vergonzantes de algunos comunicadores que se han encargado de ubicarla como mera temporada para cosechar “chayotes” y recoger embutes. Organizan comilonas, se auto-reparten “premios”, se congregan a libar y a tomarse la fotografía con los que les costean el banquete. Y no paran allí porque algunos deambulan de oficina en oficina reclamando su “festejo” sea en efectivo o sean en especie a los funcionarios públicos.
Ese es su mundillo, en el cual son felices brindando sobre la sangre de los 13 compañeros muertos, a los cuales toman como bandera para tratar de lavarse la cara a la hora del ágape.
Los nombran, les dan aplausos o minutos de silencio para no sentirse mal en la comilona. Es como el que se persigna en la mesa antes de engullir lo robado. Así son ellos y vaya que abundan, aunque afortunadamente también hay periodistas serios, profesionales, los que en realidad honran el oficio y lo hacen con discreción y dignidad, cumpliendo a sus lectores, a la audiencia o a los televidentes al informarles con la verdad. Para estos últimos va un abrazo y reconocimiento. Por ellos, hay motivo para continuar celebrando la fecha y no son necesarios los pomposos festejos ni los chayotes malsanos.