PELIGROSA PASIVIDAD
Los vende-patria del PRI y el PAN en el Senado de la República avanzan en su pretensión de entregar la riqueza energética a los empresarios nacionales y extranjeros. La minuta de los cambios constitucionales para desmantelar Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se votó con mayoría del tricolor y del blanquiazul. Nada los detiene y al parecer conseguirán su objetivo.
Los traidores están en el paraíso. Se han confabulado contra la patria y lo peor del asunto es que la reacción de los afectados con este atraco es mínima. Sólo algunos cientos de ciudadanos se han congregado alrededor de la sede parlamentaria -la cual está cercada con vallas y policías- y otro puñado ha realizado marchas y protestas en la vía pública. ¿Dónde están los mexicanos que defienden lo suyo?, ¿dónde están los hijos y nietos de aquella generación que hace 70 años ayudó con lo que tenía para pagar la nacionalización petrolera decretada por el general Lázaro Cárdenas?
¿Por qué tanta pasividad e indiferencia de quienes pagaran los costos de este desastre? Cuando se acaben los subsidios a la electricidad, la gasolina, el diesel, el gas doméstico y todo encarezca, entonces vendrá el lloriqueo. Cuando se cancelen los programas sociales, cuando no haya recursos para pagar becas, hospitales, medicamentos, pensiones y obra pública, llegará la pesadumbre. Lo que no defienda ahora que no lo lamenten mañana.
Se está permitiendo que una horda de saqueadores regale el patrimonio nacional y con ello condenen a la miseria a las próximas generaciones. La pasividad de los mexicanos es muy peligrosa porque compromete su futuro. El país debería estar ya en una huelga nacional para obligar a los facinerosos priistas y panistas a retractarse y a obedecer a quien les paga el sueldo: el pueblo. Lamentablemente este pueblo sigue dormido y despertará cuando el sueño se vuelva pesadilla y ésta sea parte de su realidad. No está lejos ese momento.
COMO GATO BOCA ARRIBA
En temas locales, es de risa loca lo que sucede en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río que hoy es un escenario inédito de asaltos a reconocidos restaurantes por parte de un grupo de maleantes que ya es conocido como La Banda de los Machetes o Los Motorratones. En el último par de semanas estos malhechores que machete y pistolas en manos han robado a los comensales de los restaurantes El Llagar -frecuentado por descendientes de españoles-, El Akelarre y El Amate.
Todos esos establecimientos están ubicados en la zona turística y cuya clientela es de clase media y alta. No son la fonda de la esquina ni un puesto de antojitos -aunque éstos también resienten la ola de inseguridad- y el modus operandi de dichas bandas ha sacudido a la opinión pública porque llegan a plena luz del día, amagan a los comensales y personal, obligándolos a tirarse al suelo e incluso los golpean a planazos para que les entreguen carteras, billeteras, joyas y demás bienes. Una vez cometido el asalto, los ladrones huyen a bordo de sus motocicletas sin que la policía estatal se presente.
La misma banda asaltó en días pasados a los feligreses que asistían a una misa en el templo católico San Pedro y San Pablo, ubicado en el exclusivo fraccionamiento Costa de Oro de Boca del Río. Nunca llegó la policía estatal para evitar el hurto a punta de pistola y machetes. Lo insólito es que ni el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita ni el procurador Amadeo Flores Espinosa han podido detener a los asaltantes.
Para acallar las críticas en la prensa y redes sociales, el fin de semana la Coordinación de Comunicación Social del gobierno duartista emitió un boletín asegurando que habían detenido a dos integrantes de esos grupos delictivos y otro más había sido abatido pero todos dudaron de esa información porque nunca presentaron ni el cadáver ni a los detenidos. Fue una estrategia mediática para simular que están trabajando. La realidad es que no dan una, no pescan ni un resfriado, como diría el columnista Luis Velázquez.
Más aún, estos ineficientes funcionarios se defienden boca arriba de las críticas y recurren a lo insólito para desviar la atención de sus omisiones. El lunes 2 de diciembre, Bermúdez junto con el cuestionado diputado plurinominal, el ex panista y ex alcalde de Veracruz, Ramón Gutiérrez de Velasco, presidente de la Comisión de Seguridad Pública en el Congreso local, se reunieron con empresarios restauranteros y les prometieron instalar “chicharras” en los establecimientos para que se ocupen como “botones de pánico”.
Es decir, estos podrán sonar las alarmas que estarían conectados a los servicios policiacos cuando se suscite un asalto. Pura palabrería porque nunca llegaron los aparatos y tres días más tarde, el 5 de diciembre, los delincuentes cometieron otro atraco en el restaurante El Amate. Ahora, Gutiérrez de Velasco y Bermúdez Zurita se olvidaron de las chicharras y anunciaron otra ocurrencia: colocarán carteles con fotos de los criminales y ofrecerán una recompensa a quien los denuncie -¿y los capture?- como en el Viejo Oeste.
Vaya, ya no saben qué tontería hacer para ocultar su ineficiencia o tal vez su omisión para combatir a los criminales. A lo anterior se suman las declaraciones pueriles del propio Bermúdez, hechas ayer para responsabilizar a las familias por el índice de violencia e inseguridad. Dijo que lo sucedido en la zona conurbada con los asaltos y la impunidad, es resultado de la educación que se da en el núcleo familiar. No cabe duda de que los hay, los hay. Ya no sabe a quién culpar pues unos días antes, Bermúdez anunció un operativo para detener a taxistas porque los señaló de ser cómplices de la Banda de los Machetes, por qué no los denuncian e incluso hasta les dan servicio para trasladarlos a los lugares que van a asaltar y después huir de los mismos.
El funcionario no tiene vergüenza. No hay que olvidar que esa misma actitud negligente e irresponsable la uso en Córdoba donde a pesar de que los lugareños padecen diariamente robos, secuestros, asesinatos y extorsiones, el funcionario repetía en la prensa que la criminalidad había descendido y los pobladores de la Ciudad de los Treinta Caballeros vivían en armonía y podían pasear con tranquilidad por las calles.
LA TIRA CÓMICA
En fin, lo que sucede en Veracruz es de ficción. Una banda armada con machetes tiene en jaque a la poderosa Nueva Policía Acreditada, al grado de que en las redes sociales ya circula la historia basada en la tira cómica de Batman y Robin, adecuada a los personajes de la entidad: Bartman (Bermúdez), Robón (Gutiérrez de Velasco por eso de que los jarochos le llaman JoséRatón), El Acertijo Espinoso (Amadeo Flores), El Guasón Álvarez (el magistrado Edel Álvarez Peña), Gatúbela (la vocera María Gina Domínguez) y el Comisionado James Gordon o Comisionado Gordón (el gobernante en turno, y el apellido quedó a la horma, ni mandado a hacer).
¡Recórcholis! Es otro episodio de la serie cómica Batrmúdez y Robón Gutierritos contra la peligrosísima Banda de los Machetes. El dúo dinámico tuvo una gran idea en su Baticueva: -“¡Santos frijoles saltarines Batrmúdez, ahora buscaremos a los asaltantes con carteles y ofreceremos recompensas!”, dice emocionado Robón. El flemático caballero de la noche le responde: “Correcto Robón, da la batiseñal y pásame el repelente contra la pin… prensa”.
Lo que no sabe el dúo dinámico es que El Acertijo Espinoso se les adelantó y en su calidad de Procurador de Justicia ya tiene las investigaciones avanzadas para resolver los robos al Alkelarre, El Llagar, El Amate y hasta el cometido a los asistentes del lujoso templo San Pedro y San Pablo. Todas las líneas apuntan a que la culpa es de los comensales y de los feligreses. Así es. El Acertijo Espinosa sostiene que fueron los clientes de los restaurantes y los asistentes a misa conocían a sus victimarios, tenían una relación sentimental con ellos. Es más, los invitaron a tomar cerveza y la situación se salió de control y entonces vino el asalto -como lo hizo en el caso de los periodistas asesinados-.
En conclusión, los feligreses y comensales son los responsables de que los robaran a punta de machetes y luego sus victimarios escaparan a bordo de motocicletas. El Acertijo Espinoso ya tiene detenidos a algunos de ellos que confesaron ser los culpables -después de una sesión de tortura- y todo está listo para cerrar el caso. Sin embargo, el único riesgo es que El Guasón Álvarez del Tribunal de Justicia le vaya a echar a perder el caso liberando a los detenidos como lo hizo en el homicidio de la periodista Regina Martínez pues un amparo liberó al “chivo expiatorio” que tenía enjaulado.
Así, los tres personajes, Bartmúdez, Robón y El Acertijo Espinoso se disputan la primicia que quieren darle al Comisionado Gordón cuando regrese a Ciudad Gótica después de su viaje al Vaticano, aunque todavía queda latente la posibilidad de que la opinión pública no les crea y tanto en las redes sociales como en algunos medios se les vuelva a exhibir por su ineficacia para desarticular las bandas de criminales. Eso los mantiene preocupados.
-“¡Santas Catástrofes Bartmúdez!, ¿qué haremos si no hemos capturado a los malosos cuando llegue el Comisionado Gordón?
–No te preocupes Robón ya tengo un plan junto con Gatúbela ¿o será Hiedra Venenosa?- para que expida un boletín diciendo que todos están en la cárcel y que en Ciudad Gótica todo es paz y tranquilidad. Y colorín colorado.