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El minutero: La terca memoria

Superiberia

LA TERCA MEMORIA

 

Como ya se consignó en la edición del miércoles, hace dos años, el 6 de noviembre del 2011, un grupo de hombres armados llegó por la madrugada a las instalaciones de esta casa editorial, las roció con gasolina y les prendió fuego. Es hasta ahora, el primer atentado en su tipo que se ha registrado en la entidad: un ataque directo a las instalaciones de un medio informativo, y a la distancia, los responsables del mismo, tanto los materiales como los intelectuales, siguen gozando de impunidad debido al desaseo del procurador de Justicia, Amadeo Flores Espinosa.

 Ya se ha dicho hasta el cansancio que su actuación en el caso no sólo es negligente sino hasta sospechosa.  Por ejemplo, ordenó recoger la videograbación de las cámaras de vigilancia, en la que se apreciaba el arribo del grupo armado y todo el proceso para incendiar el edificio y posteriormente, se opuso a que las imágenes se hicieran públicas para que se convocara a la ciudadanía a identificar a los atacantes y proceder a su captura como es la lógica en este tipo de casos cuando hay evidencias de tipo gráfico. ¿Por qué no quiso que se difundiera el video o por lo menos las imágenes de los atacantes?  La duda carcome.

También pone en entredicho al fiscal del estado que tras la detención de un criminal por parte de la milicia, éste confesó el nombre de un supuesto responsable intelectual del atentado, contra el periódico cordobés dando detalles sobre el mismo. La información difundida en la prensa señala que el aludido es un empresario de la zona Centro pero el cual hasta el momento no ha sido ni siquiera llamado a declarar ante el Ministerio Público.   

Así, el expediente por el atentado a El Buen Tono está archivado, nunca avanzó, nunca se investigó y nunca se tuvo intención de allegar justicia. Flores Espinosa no quiso resolver el caso de El Buen Tono como tampoco quiso hacerlo con el crimen de la periodista Regina Martínez -es más, se le cayó el teatro que montó con un “chivo expiatorio”, torturado para declararse culpable del homicidio y engañar a la opinión pública- ni con los homicidios de los otros ocho compañeros comunicadores que han sido victimados en los tres años de la prosperidad.

 Habrá quienes digan que no tiene caso insistir en que se haga justicia por el atentado contra este periódico, pero ante un panorama en el cual fallan los que deben hacer cumplir la ley y procurar justicia, entonces la terca memoria -el mantener vigente el atropello reclamado y no permitir, como ellos quisieran, que se olvide- es el único instrumento que queda como resistencia contra el dominio de la corrupción y la impunidad. La terca memoria es también lo que servirá para tratar de impedir que se vuelva a repetir esta situación contra otro medio de comunicación o contra los ciudadanos.

 Obviamente estos ataques contra los  medios de comunicación resuenan a nivel nacional e internacional siempre que suceden pero ¿y los crímenes que han sufrido miles de veracruzanos que no tienen el acceso en la prensa para hacerse oír? 

En todo el estado hay historias repetitivas de impunidad, de corrupción, de desidia y negligencia y lo que es peor, hasta de una presunta complicidad de policías y agentes del Ministerio Público con los delincuentes. Nadie hace nada. Flores Espinosa, es omiso y  está repitiendo aquella fatídica época de cuando fungió como director de Seguridad Pública, en el sexenio de Agustín Acosta Lagunes, cuando la inseguridad y violencia campeaban por toda la entidad.

 Lo inaudito es que pese a su ineficacia lo mantengan como fiscal y aún más, lo hayan premiado con una magistratura para su hijo, Amadeo Flores Villalba, en el Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE) pese a que el vástago carece de perfil y experiencia en el ámbito jurisdiccional. ¿Veracruz se merece un procurador como Flores Espinosa? ¡Por supuesto que no!

 

CONTRADICCIONES

 

Durante la Reunión Regional de Seguridad en la Zona Sureste del país que se realizó el miércoles pasado en el puerto de Veracruz, se dio una noticia que hizo respirar tranquilos, al menos por el momento, a los pobladores de la conurbación Veracruz-Boca del Río. Claro, no fue la retórica de que en Veracruz “hay grandes resultados en materia y se ha abatido el índice delictivo” emitida por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, sino que la Policía Naval no se retirará de las calles en la zona conurbada, según el titular de la Secretaría de Marina, Vidal Francisco Soberón.

 Los porteños y boqueños viven con el “Jesús en la boca” -incluso así lo han externado los propios líderes de las cámaras empresariales- ante la versión de que los marinos se retiren y dejen las labores de vigilancia a los “policías acreditados” que están al mando del secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez, ya que estos señores no garantizan la seguridad y la experiencia hasta el momento es que son unos gorilas dispuestos a agredir a la ciudadanía, atropellando los derechos humanos más que combatir a los delincuentes. 

Córdoba es un botón de muestra pues desde hace varios meses se implementó el llamado Mando Único Policial con agentes bermudianos y los resultados son catastróficos: la ola de criminalidad es imparable, lo han denunciado tanto diputados electos como los mismos jerarcas de la Iglesia católica. En Xalapa, los “policías acreditados” han dado nota no por sus acciones para perseguir a criminales sino por las palizas y detenciones a maestros, activistas y periodistas. Entonces, entregar la zona conurbada Veracruz-Boca del Río a Bermúdez Zurita ¡es algo de terror!, y de allí que el anuncio del almirante Soberón Sanz vino a calmar la angustia de los jarochos.

 Y a la vez ese mismo anuncio de que no se retirará la milicia naval de las calles porteñas y boqueñas contradice lo expuesto por el secretario de Gobierno, Osorio Chong al mencionar que Veracruz es ejemplo nacional en la disminución de la inseguridad pues si la situación fuera estable no habría el clamor de los sectores de la sociedad para que los elementos de la Armada de México sigan haciendo labores policiacas, ni tampoco la aceptación de la Secretaría de Marina para dejarlos a resguardar la región más poblada de la entidad. ¿No creen?

 Los ejemplos más extremos con Michoacán y Tamaulipas pero también en los últimos días se han suscitado casos de rebelión ciudadana contra alcaldías y policías municipales como en Huehuetoca, Estado de México y Guadalupe Victoria, Puebla, donde los lugareños enardecidos por la inseguridad y los abusos quemaron los palacios municipales pues responsabilizan a los ediles de no hacer nada.  En el municipio poblano van tres días que no hay autoridad pues el alcalde priista huyó del lugar y los policías también. Es un pueblo sin ley, en el limbo, tierra de nadie, una muestra del Estado fallido. 

Lo preocupante es que en Veracruz han sucedido situaciones que apuntan hacia esa dirección: la inexistencia de autoridad. Hacia ahí se dirigían los de  Veracruz y Boca del Río hasta que entró el Ejército y la Armada de México a rescatar los territorios. Sin embargo, hay otros municipios donde la ley es inexistente y aunque se mantengan en sus cargos los ediles, éstos están escondidos y sin ningún poder de maniobra. Son territorios literalmente perdidos donde los pobladores están a su propia suerte. 

El botón de muestra que ayer fue dado por el mismo diputado priista, Juan René Chiunti es  Cosamaloapan, al sur de la entidad -por cierto al cual pertenece Nopaltepec, tierra nativa del innombrable- que es un  territorio perdido en materia de seguridad pública. El legislador priista que ha sido dos veces alcalde de ese lugar, denunció que su hermano Jorge Chiunti lleva siete meses secuestrado y pese a que pagaron el rescate que pedían los plagiarios, no lo han liberado. También acusó directamente al gobierno estatal de la situación de inseguridad en Cosamaloapan. 

Ver para creer, este hombre que tanto saqueó al municipio ahora es la víctima del delito. Algo terrible que no se le desea a nadie pero que demuestra el grado de descomposición de su terruño.

 

TALENTO  DE TELEVISIÓN

 

Vaya que ha generado polémica el capricho de Palacio de gobierno para que la ex animadora de Televisa Veracruz y ex reina del Carnaval, Ana Guadalupe Ingram, fuera nombrada presidenta de la Mesa Directiva del Congreso local. En las redes sociales se convirtió en un manjar para los tuiteros y feisbukeros, casi similar que cuando al gobernante en turno le dieron el famoso “chayo-premio” por defender a los periodistas agredidos en su sexenio y que fue la burla nacional.

El tema de Ingram fue retomado incluso por la periodista Carmen Aristegui quien se dijo sorprendida que una ex conductora de espectáculos de Televisa ahora sea titular del Poder Legislativo de Veracruz. Así, además de que la 63 Legislatura estatal tuvo que iniciar funciones en medio de una trifulca y resguardada con cientos de policías equipados con perros de ataque, toletes y gases lacrimógenos, ahora se suma la sorna que provoca la encomienda de la señora Ingram Vallines. ¿Pero qué necesidad?, cantaría el filosofo de Ciudad Juárez, como ya se ha dicho.

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