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El minutero

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LA DESASTROSA

 

Fue un diputado priista, el xalapeño Ricardo Ahued, quien resumió en una pregunta los tres años de gobierno de Javier Duarte de Ochoa en materia comunicacional. El ex alcalde de la capital cuestionó a la vocera duartista María Gina Domínguez, sobre el motivo por el cual Veracruz, tiene una penosa imagen ante la nación y el mundo que lo consideran uno de los sitios más peligrosos para ejercer el periodismo. Claro, la errática funcionaria respondió con lugares comunes y diatriba ramplona.

 De hecho su presencia en la sede legislativa el miércoles pasado no fue para el análisis del informe gubernamental sino para pronunciar discurso de negación. A eso se redujo la comparecencia porque no hay nada qué desglosar ante lo evidente, sólo conocer -quizás para satisfacer el morbo- la forma en que Domínguez ha provocado tal desastre mediático de la entidad en sólo 36 meses. Así, negando todo lo evidente, como el ladrón de pollos cuando los granjeros lo descubren con las plumas en las manos, llegó y se fue de la sede parlamentaria.

 Quizá sea una mujer astuta para mantener engatusado al  jefe pero está lejos de brillar por la inteligencia. La frase de que se auto receta menjunjes de tila y floripondio para resistir la crítica no es desafortunada sino tonta. Un profesional de la comunicación institucional nunca se aventaría tal adefesio verbal. Peor aún cuando dijo que su jefe “se vende solo”, vaya infortunio porque nada más le faltó agregar si por kilo o en peso al tanteo. Pero no hay que asombrarse mucho porque ella y quien la sostiene sufren del mismo mal. Hace un par de años, Duarte de Ochoa dijo a una periodista que prefiere enterarse de los pormenores de la vida sexual de sus perros que tiene como mascotas, antes de las malas noticias de su administración porque le molestan.

 Entonces los dos son tal para cual: el patrón opta por espulgar a sus mascotas y la otra a tomar teses caseros. Ni cómo defenderlos.  Desde que comenzaron sus tropiezos en el gabinete, algunos acomedidos quisieron defender lo indefendible recurriendo a la vetusta regla de que el vocero debe servir de para-choques de los funcionarios y canturrean que es preferible que los medios informativos “le peguen” al portavoz y no al jefe pero lo grave en Veracruz  es que los golpes son para los dos por igual y casi siempre el que saca la peor parte de Duarte de Ochoa.

 Lo anterior muestra que María Gina Domínguez no ha servido de barrera contenedora sino al contrario de flujo de pifias y derrapes en los que Duarte sale raspado. Algunos comentaristas la llaman “vicegobernadora” por el poder que ha adquirido en el gabinete estatal pero el apodo en realidad no es para halagar a Domínguez sino para minimizar a Duarte de Ochoa. El vicegobernador existe cuando el gobernador no funciona, es nulo o fallido. Así, la voz popular le da tal título a Gina Domínguez, que sirve para medir el grado de ineficacia que proyecta quien ocupa la primera oficina de palacio de gobierno. El sobrenombre nunca fue para el halago de uno u otro sino para la burla de los dos.

 Sobre lo sucedido en el Congreso local, no vale la pena desmenuzar sus dichos ante los legisladores -aunque algunos panistas no se aguantaron el morbo y le preguntaron  si en verdad le habían robado sus cajas fuertes con varios millones de pesos que guardaba en su mansión- porque la vocera no da para más. La política comunicacional hasta allí llegó: al desastre, y lo demás que alegue es de flojera. Su figura en el gabinete se redujo a un mero indicador de hasta dónde puede llegar lo patético y esa es la tendencia histórica de los que hacen uso del dinero público y se pavonean en los escaparates mediáticos.

 La figura estilizada a base de cirugías y costosos tratamientos, las versiones del hurto en su domicilio de cajas fuertes repletas de billetes, los “guaruras” que la resguardan en todo momento, los vehículos blindados, las mansiones compradas después de vivir en colonias populares, la ropa de marca que porta ahora cuando hace una década vestía de terlenka, las inversiones en  empresas –se habla de hoteles, radiodifusoras, periódicos, portales electrónicos, agencias de publicidad y hasta escuelas de idiomas-, sus compadrazgos y sociedades con sus colegas funcionarios además de otras excentricidades son típicas de los nuevos ricos escandalosos. Eso es lo que aporta al gobierno estatal: el huroneo y el cotilleo morbosos para ver hasta qué punto llegan sus excesos. 

Por cierto, algo que merece una lectura aparte es que a excepción de los boletines que mandó a insertar en los medios informativos –todos con un cabezal uniformado: “Comunicamos para acercar el gobierno a los veracruzanos”-, en esta ocasión los defensores a ultranza de la errática vocera en los espacios mediáticos fueron escasos. Los comentarios fueron cortos y sólo uno que otro escribiente se roció con ceniza la cabeza ante las críticas que dirigieron. La mayoría optó  por callar y los que conocen este oficio aseguran que los espacios en blanco y las omisiones también deben leerse. Demasiado silencio en comparación con otros tiempos. ¿Se le estará acabando el embrujo o tal vez ya le escasean los embutes? El tiempo lo dirá.

 

VIDRIOS EN EL SUELO

 Los gemelos diputados Tonatiuh y Cuauhtémoc Pola Estrada se azotan pese a que hay vidrios en el suelo, según la expresión juvenil. El priista, Tonatiuh, alaba el desempeño de la paquiderma Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas y se declara “testigo” de que funciona sólo porque acudió a los cursos impartidos por ese mamotreto. Pero en lo que sí se azota contra el piso es cuando sostiene que ¡¡¡¡“si alguien ha vivido los problemas que enfrentamos los periodistas (en Veracruz) he sido yo”!!!! ¿Cuándo, cómo, dónde y por qué? Que lo explique pues por más que se revisa su desempeño periodístico simplemente no hay asideros para sostener tal hipótesis.

 Al diputado porteño no se le critica que a su paso por Televisa Veracruz  haya abrazado la censura por conveniencia ni que haya hecho del silencio su código profesional o que haya cultivado la amistad de los poderosos en lugar del compromiso con los necesitados, no, lo que se le repudia es que ahora pase a jorobar al resto de la flota -que está bajo metralla de los malos y los más malos- sólo por quedar bien con el gobernante en turno. Las sabias abuelas de rancho le dirían: “si no me quieres, no me maltrates” y entonces mejor debería callar porque en los terrenos de la libertad de expresión no sale bien librado. La diferencia entre el comunicador independiente  y el que lame las coyundas es la autoridad moral. Que no lo olvide.

 El otro Pola, Cuauhtémoc, diputado por el Movimiento Ciudadano hizo algo encomiable porque no sólo fustigó la mencionada comisión sino que exigió desaparecerla por inoperante y ociosa. Sólo mengua el dinero público porque el año que termina absorbió 15 millones de pesos y para el 2014 pretende ejercer 20 millones de pesos. Sin ser periodista como su hermano, pues es abogado, Cuauhtémoc Pola es de los pocos que  se ocupa de lo que le sucede al gremio.

 Sin embargo, donde sí se azotó fue al proponer modificaciones a la Ley de Protección a los Animales pues si bien tiene algo positivo como la prohibición de espectáculos taurinos donde la crueldad es el centro de la diversión hay otros puntos que son extremos como el obligar a los campesinos a cambiar las mulas, los burros, bueyes  y  caballos que ocupan en su labores por carros motorizados. Si los labriegos apenas ganan para comer de dónde sacarán para comprar tractores o camionetas. Ni escribiéndoles a los Santos Reyes. ¿Los multará por no tener dinero para estrenar su auto? 

De paso exige que se prohíba la venta de mascotas criadas en los hogares y toda persona que quiera un gato, perro, pez o ave de compañía tendrá que acudir a una tienda especializada bajo pena de ser sancionados si los compran con el amigo, el vecino o un conocido  ¿También meterá a la cárcel a los animales que se reproduzcan en casa o en su caso, obligará a sus dueños a practicarles abortos o ponerles anticonceptivos? A veces el no tener quehacer afecta las neuronas. ¿No creen?

 

MANDELA

 Ayer murió uno de los grandes hombres del mundo contemporáneo, Nelson Mandela. Luchador contra el racismo, preso político durante 28 años, promotor incansable de la paz y la convivencia humana, defensor de los derechos básicos para todos y excelente estadista que como presidente de su país, Sudáfrica, evitó una guerra por cuestiones étnicas y políticas en su país, hoy Mandela descansa como lo había deseado y anunciado: irse al encuentro de su destino, satisfecho por lo que hizo. Su aporte tanto para su nación como para el resto del mundo es incuantificable. Hay quienes lo llaman “El Ghandi negro” en referencia al luchador y pensador hindú Mahatma Ghandi pero en realidad tiene su espacio en la historia ganado por mutuo propio.  

Hay que releer su historia personal y política para entenderlo y claro, respetarlo. Hoy se necesitan líderes como él. México pide a gritos un Mandela en medio del caos. De todo su ideario, que es basto, dos frases son pilares de lo que debe ser un estadista y aquí se citan como homenaje –en esta pequeña tribuna- para ese gigante probo: “Derribar y destruir es muy fácil. Los héroes son aquellos que construyen y que trabajan por la paz” y “Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo”.

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