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EL MINUTERO EL DÍA DEL CASTIGO

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EL DÍA DEL CASTIGO

 

 “Votar para botar,/ para echar fuera./ Si no es para cambiar,/ votar no vale la pena”, dice el poema del sacerdote y pensador brasileño Pedro Casaldáliga, mismo que ya se ha citado muchas veces en este espacio pero que se continuará aludiendo porque en esas dieciséis palabras ofrece no solo una enseñanza de lo que es la democracia participativa sino un llamado a todos para revalorizar el sufragio, todo un tesoro que los ciudadanos tienen en su mano que no merece ser vendido por una bolsa con comestibles, una carretilla, un bulto de cemento o un puñado de monedas.

 

Faltan cuatro días para que se realicen las elecciones que renovarán una de las dos cámaras que componen el Congreso de la Unión, la de diputados, y es la oportunidad para seleccionar a verdaderos representantes del pueblo. 

 

Por eso los ciudadanos deben acudir a sufragar el próximo 7 de junio, y por eso tampoco les debe ganar la apatía ni dejarse engatusar por los esquiroles que los llaman a votar en blanco o a anular la boleta. 

 

Esa son las trampas para que nada cambie: el abstencionismo y el desperdicio del arma ciudadana, el sufragio, que puede cambiar el estado de cosas.

 

El próximo domingo los mexicanos deben estar a la altura de las democracias participativas del mundo y para ello no se requiere gran cosa, solo acudir a emitir un voto de castigo. 

 

Eso es lo que se necesita, que los electores usen su derecho a sufragar para escarmentar a los que han sido malos funcionarios públicos y ahora pretenden convertirse en legisladores. El voto para castigar a los partidos políticos que traicionaron al pueblo al aprobar leyes que solo traerán miseria y despojo.

 

El voto de castigo debe ser lo que predomine en los comicios venidos. Ojo, no es el voto de la venganza sino de la justicia y los es necesario que todos los ciudadanos se reeduquen sobre el sufragio, no solo regresarle su valor sino su uso. 

 

Es decir, que los mexicanos y los veracruzanos sepan que con el sufragio pueden castigar a los corruptos, a los ineficientes,
a los traidores, a los farsantes, a los ladrones y a los sinvergüenzas. 

 

El sufragio lo debe convertir en un látigo y echarlos fuera “a punta de votos, que no sientan lo duro sino lo tupido”, diría un cómico en días pasados en un programa televisivo.

 

Por ejemplo, a base del voto de castigo la ciudadanía puede hacer lo que el Instituto Nacional Electoral (INE) se ha negado: quitarle el registro al Partido Verde Ecologista de México (PVEM) que ha violado reiteradamente la ley, ha acumulado multa tras multa y aún así continúa rompiendo las normas jurídicas. 

 

No hay quien le ponga un alto y si el árbitro se niega, entonces los ciudadanos deben entrar al quite y negarle el voto para que pierda el registro y sea botado al basurero de la política. Recuerden que el partido político que no reúna el 3 por ciento de la votación nacional queda automáticamente sin registro oficial. Así, el domingo que viene será el día del castigo, que no lo olviden los ciudadanos.

 

LA ESTRATEGIA DEL MIEDO

 

No cabe duda que los funcionarios estatales no son buenos ni para decir mentiras. Afirman que Veracruz está en santa paz en los días previos a la jornada electoral pero por todos lados hay actos de protesta e incluso de violencia. En Xalapa grupos de vándalos quemaron un módulo del INE y otros dañaron oficinas de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), además los maestros disidentes realizan marchas, plantones y bloqueo de instalaciones públicas en diversos puntos de la entidad.

 

Eso no es estar en calma como lo cacarea el subsecretario de Gobierno, Marlon Ramírez, quien hace declaraciones más que torpes, creyendo la opinión pública es tonta. Pero hay que aclarar que no todas las protestas y manifestaciones contra el INE, los partidos políticos o los candidatos son genuinas como las de los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). 

 

No, hay también vandalismo teledirigido, actos de violencia a petición de palacio de gobierno y del Revolucionario Institucional.

 

Todos coinciden que el ataque del lunes pasado con bombas Molotov a instalaciones del INE es parte de la estrategia que desde el gobierno estatal se hace para sembrar miedo entre la población y alejar la gente de las urnas electorales. 

 

Los bien enterados ven en esas acciones la huella del impresentable ex gobernante estatal siempre tan sucio, siempre tan soez, que pretende echar mano de la violencia –y de la delincuencia organizada- como lo hacía en su sexenio para que el PRI y ahora el PVEM puedan hacer a gusto el fraude electoral ya que mientras menos sean los votantes más es la posibilidad para robarse las elecciones.

 

Todos los dirigentes de los partidos políticos, ajenos al tricolor y al verde, señalaron ayer tal estratagema para aterrorizar a la población y generar inestabilidad pues los corruptos ven que la lumbre les puede llegar a los aparejos si la ciudadanía enojada llega a las urnas.

 

De ahí la recomendación a todos en general para que no se dejen confundir, que sepan distinguir la protesta y la indignación genuina de los entramados y auto-ataques que se despliegan con apoyo oficial y que tienen como objetivo asustarlos para que se ausenten de las mesas de votación. 

 

Por el otro lado, está el uso del aparato estatal para comprar el sufragio y condicionar voluntades. Como ya se dijo en el texto pasado sobre el activismo electoral del encargado de Política Regional en Córdoba, Álvaro Gabino González que está condicionando a los concesionarios del transporte público para que apoyen a los candidatos de la coalición PRI-PVEM en la zona Centro, en Xalapa hay una situación peor pues incluso se permiten actos delictivos a cambio de respaldo electoral.

 

Por ejemplo, en las últimas semanas se han entregado más de 2 mil concesiones para automóviles de alquiler sin importar que la capital del estado se encuentre saturada de taxis, al momento ya son más de 8 mil 500 unidades en circulación pero aún así se están liberando nuevas placas con motivos electorales. Se entregan a cambio del compromiso de los beneficiarios para contribuir a las campañas priistas, tanto portando propaganda de los candidatos como facilitando las unidades para el acarreo de votantes.

 

Esto a la par del negocio personal que el director estatal de Transporte Público, Roberto López Santoyo –ex guardaespaldas del impresentable- junto con el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez hacen pues cada concesión la venden entre 80 y 120 mil pesos, de los cuales llevan tajada del 30 por ciento, según la leyenda urbana. Nada más si fueran 80 mil pesos por cada placa entregada, estos vivales se habrían embolsado en los últimos días 48 millones de pesos.

 

La entrega de concesiones para taxi está en su apogeo, la voz se corrió y por esa razón también en los últimos días varias organizaciones han realizado protestas en el centro Xalapeño pues sus integrantes tramitaron placas y no las han recibido. Lo más grave del asunto no es que estos funcionarios pillos hagan negocio con las concesiones del transporte público y ni siquiera que la plaza esté saturada de automóviles de alquiler sino que con tal de beneficiar al PRI y al PVEM, les permiten de todo a los taxistas, hasta incurrir en delitos, entre ellos el trasiego de droga en las unidades.

 

En la capital del estado no hay semana que no se detenga a uno o varios taxistas por traficar estupefacientes y claro, estos infractores no duran mucho en la cárcel si acaso pagan una sanción administrativa y están de nuevo en circulación –basta revisar las notas periodísticas para comprobarlo- pues al parecer hay un permisio para delinquir a cambio del respaldo electoral de los ruleteros. 

 

El apoyo al PRI y al PVEM es la carta de autorización para cometer actos ilegales, ahí la Procuraduría General de la República (PGR) debería abrir una indagatoria, en ese asunto se mezcla el narcotráfico y el proselitismo electoral a favor del tricolor.

 

CORRUPCIÓN DE  LA PATADA

 

Y para que vean que no sólo en México se cuecen habas en eso de la corrupción, el mundo está sacudido de indignación por el caso de Joseph Blatter, presidente reelecto de la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA) que ayer tuvo que renunciar ante la ola de repudio generalizado por el escándalo desatado tras la intervención del FBI de Estados Unidos contra siete altos ejecutivos del organismo que durante años hicieron negocios multimillonarios con la venta de sedes para las copas del mundo e incluso se habla de partidos arreglados para elegir a los ganadores. 

 

La prensa europea manejó cabezales casi similares de tal noticia: Blatter por fin afuera o por fin lo echaron.

 

El deporte de la patada que atrapa a millones de aficionados en el orbe fue manchado por estos vivales que acumularon verdaderas fortunas a cambio de manipular decisiones del organismo. 

 

Así, sobre las sedes de mundiales Rusia 2018 y Quatar 2022 pesa la duda si fueron obtenidas a base de sobornos. En fin, es toda una maraña de asuntos pestilentes que, lamentablemente, a los mexicanos hacen recordar su realidad cotidiana. 

 

Es más, en las redes sociales se dice burlonamente que si la FIFA dependiera de mexicanos a Joseph Blatter no lo hubieran obligado a renunciar sino que lo habrían convertido en diputados, senador o Presidente de la República. 

 

Triste fama para México donde los hombres públicos entre más corruptos son más poderosos.

 

Hay un libro del escritor y periodista británio Andrew Jennings, que fue jugador en la liga inglesa, titulado “La FIFA de Sepp Blatter, familia del crimen organizado” en el que describe toda la cadena de corrupciones hechas por los subalternos de Blatter durante los últimos años. Incluso parte de la investigación contenida en ese libro sirvió de pistas para el FBI. 

 

Quien tenga oportunidad de leerlo, se sorprenderá de cómo de un juego de patadas se pueden construir fortunas de miles de millones de dólares al traficar impunemente con la afición mundial. En fin, lo bueno es que ya echaron a Blatter de la FIFA –y ni los gusanos se lo van a querer comer cuando se muera, dicen algunos- y ahora se abre la posibilidad de limpiar el nombre de la organización.

 

De entrada hay tres personajes que concentrarían los apoyos de las confederaciones regionales de futbol para asumir la presidencia de la FIFA, uno es el astro francés Michel Platini, presidente de la Federación de Futbol en la Unión Europea, otro el príncipe jordano Alí Bin El Hussein, presidente de la Asociación de Futbol en Asía y el terero es el exjugador portugués Luis Figo. 

 

Cualquiera de ellos que sea electo tendrá que llegar con una escoba grande, un trapeador enorme y mucho acido muriático para limpiar el cochinero que, ahora sí valga la ironía, está de la patada.

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