EL BALANCE
Esta noche será penúltima del 2013 y mañana martes es Nochevieja con la cual finalizará el año. Estos últimos momentos deben ser aprovechados para realizar un “corte de caja” que permita conocer las ganancias y las pérdidas de los últimos doce meses, lamer las heridas que sufrimos, festejar los triunfos que acumulamos -por muy pequeños que hayan sido- y, por supuesto, preparar el ánimo para el 2014.
Nunca es fácil mirar atrás para hacer el recuento de daños pero siempre es necesario porque si no se aprende del pasado entonces la condena será repetir los yerros. En la entidad y en especial en la región centro se vivió un año muy difícil en cuestiones de seguridad pública y gestión gubernamental sin contar con las peripecias por el desempleo, la pobreza y la migración. Sin embargo, es tiempo también para comprometerse a contribuir, cada uno desde su trinchera, a construir una mejor sociedad que ayude a superar todas estas calamidades.
Con este 2013 finalizan también –y afortunadamente- las administraciones municipales que en su mayoría resultaron desastrosas y dañinas a tal grado que devinieron en pesadillas para los ciudadanos. En Córdoba se cierra un capítulo negro de nueve años de excesos, abusos, saqueo y pillerías que realizaron los priistas Juan Lavín Torres y Francisco Portilla Bonilla –éste último que ni cordobés es, sino un advenedizo oriundo de Tierra Blanca- pues se turnaron la alcaldía como si fuera un botín.
Podría llamarse una “década trágica”, la que Lavín y Portilla estuvieron al frente del Ayuntamiento cordobés y los perjuicios están a la vista: la ciudad registró una regresión en todos los aspectos. Hoy Córdoba está rebasada por la modernidad de otras ciudades incluso más pequeñas, quedó rezagada en desarrollo económico e infraestructura -la poca obra pública que se realizó sólo sirvió para hacer negocio con contratos entregados a amigos y compadres y el chanchullo en la utilización de materiales defectuosos-. Es escasa la promoción turística y cultural no porque Córdoba no tenga qué ofrecer en ambos rubros sino porque quedó reducida a una urbe provinciana con fiestas de pueblo.
En contraparte, las arcas están saqueadas y la deuda agobia sus finanzas. De ahí que la nueva comuna que encabezará el panista Tomás Ríos Bernal tendrá que lidiar con los saldos negativos que le heredarán. Ríos Bernal también tiene un doble reto que sanear las finanzas y revertir la sensación de repudio que los ciudadanos tienen hacia los funcionarios municipales. La recuperación de la confianza ciudadana perdida sólo se logrará en la medida de que el edil cumpla sus promesas de campaña y sobre todo, que no robe y le corte las uñas a todos sus colaboradores.
Los cordobeses están hartos de funcionarios ladrones e ineficientes que han proliferado en los últimos tres trienios. La ciudad no se merece a esos pillos. Pero Córdoba no es la única que padece tal epidemia de rateros pues en iguales condiciones están casi los 212 ayuntamientos veracruzanos cuyos ediles entraron pobres y salieron ricos mientras que los municipios se encuentran en bancarrota y en condiciones deplorables. Los ejemplos sobran y de los más cercanos ahí están Fortín de las Flores, Huatusco, Tomatlán, Zongolica, Ciudad Mendoza, Cuitláhuac, Yanga y otros más cuyas tesorerías no tienen ni para pagar el recibo de luz eléctrica del último bimestre.
Todos esos funcionarios mano-larga son perfectos candidatos a la cárcel pero como en la prosperidad no se castiga el delito entonces por lo menos vale la pena representarlos en un monigote de papel, atibórralo de cohetes y achicharralos cuando suenen las doce campanadas del reloj del 31 diciembre junto con el Año Viejo. Eso serviría, al menos, como un inofensivo consuelo para los ciudadanos que fueron víctimas de los delincuentes disfrazados de alcaldes, síndicos, regidores y directores de área. ¿No creen?
Los que llegan a las comunas por muy baja expectativa que generen, siempre representaran la esperanza de que aflore la vocación de servicio y la honestidad para resanar el desastre de sus antecesores. A partir del primero de enero y durante los próximos cuatro años tendrán la oportunidad convertirse en hitos históricos o de esperar a ser lanzados al basurero de la historia como lo merecen los que ahora se van.
A nivel federal tampoco hay cuentas alegres porque el primer año del copetón Enrique Peña Nieto fue de atracos y retrocesos más que de avances. No bajó la violencia ni el crimen, el país sigue agobiado por las bandas delictivas y hay estados y regiones como tierra de nadie donde los delincuentes mandan. La economía no mejoró y por otro lado se concretaron los atracos a la nación con la llamada reforma energética que privatizará Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la reforma educativa.
La educación ya no será pública ni gratuita, el que quiera estudiar tendrá que pagar mientras que los maestros serán considerados como simples empleados sin derechos sujetos a ser despedidos de un día a otro. En tanto, el patrimonio energético de la nación será entregado a los empresarios y a México le esperan días mucho más difíciles porque no habrá recursos para financiar la infraestructura ni las políticas sociales. El 2013 fue el año de los traidores. El PRI, PAN, PANAL, PVEM y el ala gobiernista del PRD se confabularon para dar el zarpazo a todos los mexicanos. Ahí, el balance es demasiado malo.
LOS LECTORES
El Buen Tono tiene poco más de dos años de llegar a los hogares y sus lectores –que aumentan día a día- son el tesoro que se conquista a base de esfuerzo diario. Sacar la edición es parto difícil que tiene lugar cada madrugada pero que resulta exitoso cuando los lectores tienen los ejemplares en sus manos, los leen, escudriñan, analizan y sobre todo, les brindan credibilidad.
Por eso, en este balance de fin de año es importante agradecer la preferencia de todos los que buscan diariamente El Buen Tono para mantenerse informados. A ellos les deseamos lo mejor para el año naciente y de nuestra parte ratificamos el compromiso de mantener la ruta crítica, veraz y documentada para que nos sigan beneficiando con su lectura cotidiana que es nuestro sostén.
Aprovechamos este espacio para mandar nuestro agradecimiento especial al matrimonio formado por Aidé Reyes y Valentín Falcón, propietarios del restaurante “Tacoloco”, en Tomatlán, donde diariamente se puede encontrar El Buen Tono a la venta. También agradecemos a Ismael Prado, del restaurante “Yambo” en Córdoba, quien es asiduo lector de estas páginas y especialmente de este espacio de opinión, al igual que la señora Norma Rojas Trejo de Chocamán. Hacemos votos para que ellos y los demás lectores tengan una feliz Noche Vieja y un venturoso 2014.
¡VIVE HOY!
Y como el fin de año e inicio de otro nuevo también es la oportunidad de hacer un balance personal, compartimos con todos el poema del chileno Pablo Neruda que nos recomienda arriesgarnos a la aventura por lo menos una vez en la vida para no condenar nuestra existencia a la monotonía, la cual se convierte en un sepulcro cuando domina nuestra existencia. El inicio del 2014 es un excelente pretexto para atreverse a cambiar, a fracturar la rutina y, en un par de palabras, a vivir.
“Muere lentamente quien no viaja,/ quien no lee, quien no escucha música,/ quien no halla encanto en sí mismo./ Muere lentamente quien destruye su amor propio,/ quien no se deja ayudar./ Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito,/ repitiendo todos los días los mismos senderos,/ quien no cambia de rutina/ no se arriesga a vestir un nuevo color/ o no conversa con desconocidos.
Muere lentamente quien evita una pasión/ y su remolino de emociones,/ aquellas que rescatan el brillo en los ojos/ y los corazones decaídos./ Muere lentamente quien no cambia de vida/ cuando está insatisfecho con su trabajo o su amor./ Quien no arriesga lo seguro por lo incierto/ para ir detrás de un sueño,/ quien no se permite al menos una vez en la vida/ huir de los consejos sensatos./ ¡Vive hoy! ¡Hazlo hoy! ¡Arriesga hoy!/ ¡No te dejes morir lentamente! ¡No te olvides de ser feliz!”.