MUÑECO DE REYES
La visita del presidente Enrique Peña Nieto al puerto de Veracruz el próximo domingo para reanudar la ortodoxia priista de celebrar la promulgación de la primera Ley Agraria del país, impulsada hace un siglo por Venustiano Carranza, servirá para que muchos intenten pavonearse frente al invitado con la intención de proyectar una imagen de elegidos con miras al proceso electoral que renovará alcaldías y diputaciones locales. En pleno Día de Reyes muchos buscarán sacarse al “muñeco” copetón en un ánimo de sentirse con la candidatura amarrada.
Más que conmemorar un acto que tuvo como objetivo la justicia para campesinos y agraristas, la visita presidencial será vista por muchos –incluyendo a los propios funcionarios estatales- como un escaparate de promoción electoral y hay la intención desde la aldea para pretender acercar al mexiquense a los que están en el ánimo para algunas candidaturas. Sin embargo, hasta donde se sabe, el equipo de logística de Peña Nieto está bajo la instrucción de no permitir “acercamientos riesgosos” como los que se dieron anteriormente en varias partes de la entidad, incluyendo a Veracruz, y que le costaron varios dolores de cabeza.
Hay que recordar que a principios de agosto del año pasado, estalló un escándalo mediático pues se difundieron fotografías de Peña Nieto al lado de Humberto Celaya Valenzuela, un priista involucrado con la delincuencia organizada que había sido detenido en España. Celaya aprovechó una gira del mexiquense en campaña para acercarse y posar para las cámaras. Ante el cuestionamiento internacional, la dirigencia nacional del PRI tuvo que salir a la defensa del entones presidente electo, alegando que se había tomado “miles de fotografías con militantes y simpatizantes sin que eso implique compromiso o cercanía más allá del momento”.
Como esas hubo muchas. Incluso en su visita al puerto de Veracruz para el cierre regional de su campaña, el 22 de junio, Peña Nieto fue fotografiado rodeado de los entonces candidatos a las diputaciones federales, y una de las fotos, en la que aparece junto al ex secretario estatal de Seguridad Pública, Alejando Montano –hoy diputado federal- y el ex procurador Reynaldo Escobar Pérez– que perdió los comicios en el distrito de Xalapa- sirvió para un reportaje de la revista Proceso en torno a Peña Nieto rodeado de personajes tan cuestionados que echaba en tierra su teoría de un “nuevo PRI”.
Pero no fue el único caso en Veracruz. Algo que pocos saben es que el equipo cercano a Peña Nieto logró evitar una semana antes, el 15 de junio, otro “acercamiento peligroso” que le procuraron los políticos locales en su visita al municipio de Lerdo de Tejada. Allí, elementos de la seguridad personal del candidato impidieron que subieran al templete dos personajes supuestamente ligados en cosas no muy decentes y que semanas más tarde fueron evidenciados en sendas investigaciones judiciales. El golpe mediático contra Peña Nieto hubiera sido devastador y hasta donde se sabe, los responsables de tal intentona fueron el entonces coordinador estatal de la campaña peñanietista, Jorge Carvallo Delfín y el dirigente estatal del PRI, Érick Lagos.
Ambos quisieron meterle un gol al candidato presidencial y hacerlo posar junto a estos “empresarios” a los que intentaron subir a la tarima donde realizaba el mitin en la Cuenca del Papaloapan, pero no lo consiguieron porque fueron atajados por el equipo de Peña Nieto, pues se les alertó sobre la identidad y forma de vida de estas finísimas personas recomendadas por Carvallo Delfín y Lagos Hernández. Posteriormente, cuando devino la investigación judicial contra los que buscaban tomarse la foto con el mexiquense, el tema fue debatido en el equipo central de la campaña y muchos montaron en cólera contra los dirigentes veracruzanos.
Estos antecedentes han hecho que la burbuja que rodea a Peña Nieto tenga una seria desconfianza hacia funcionarios y dirigentes de Veracruz y para la primera visita a la entidad, ya con la investidura presidencial, se ha dado la orden de revisar con lupa a todos los que estarán a su alrededor para evitar “encuentros del tercer tipo” con personajes que puedan acarrear tormentas mediáticas. Entonces, si bien el Día de Reyes llegará el copetón muchos de los aspirantes y suspirantes a una nominación electoral se tendrán que aguantar las ganas de tomarse la foto junto al “muñeco”. Ni modo.
EL DOCTOR CHIFLADO
No es la primera vez que el senador priista Héctor Yunes Landa tiene que tragarse sus propias palabras y hacer malabares para disimular la mentira que divulgó. Es su costumbre treparse a cualquier declaración que le permita ganar espacios en los medios de comunicación y cuando la verdad lo alcanza, recula e imita al personaje cómico llamado La Chimultrufia que “como dice una cosa, dice otra”.
El 15 de mayo pasado, precisamente durante la visita que el entonces candidato presidencial del tricolor, Enrique Peña Nieto a Córdoba, Yunes Landa aprovechó los micrófonos para arengar un supuesto repudio al incremento mensual en el precio de los combustibles y se comprometió a que desde su cargo como senador de la República, defendería la economía popular contra los llamados “gasolinazos”. Hoy debe estar escurriendo de sangre por la mordida de boca que se autopropinó pues se quedó callado frente al nuevo incremento de los hidrocarburos.
Y aún mas, recurre a una excusa chimotrufiesca diciendo que México es un país enfermo que debe seguir en tratamiento – para él, la receta es que todos los mexicanos sigan pagando mes como mes un aumento en el precio de los combustibles- y que no se puede improvisar ni ser imprudentes. Lo último es una verdadera joya, porque para el legislador es pecar de imprudentes o improvisados si se aboga porque el pueblo no pague las consecuencias de una mala administración pública.
Este señor no tiene remedio y ahora, convertido en el Doctor Chiflado, da un parte médico sobre el país en lugar de cumplir con su compromiso de campaña y subirse a la tribuna senatorial para defender a los ciudadanos de esos incrementos en el precio de los hidrocarburos que encarecen toda la cadena productiva y de consumo. ¿Qué dirán los transportistas, propietarios de taxis y ciudadanos en general que le creyeron eso de que los defendería de los “gasolinazos”?
De todo esto, lo único que queda en claro es que Yunes Landa no es un representante popular sino el abogado de sus propias causas y defensor de sus intereses personales. Nunca subirá a tribuna para exigirle al presidente Enrique Peña Nieto que detenga el aumento en la cotización de los combustibles porque eso representaría su sepulcro político, y este político prefiere que los veracruzanos sigan pagando gasolinas caras que quedarse fuera de la nómina gubernamental.
Pero como se dijo líneas arriba, es el comportamiento habitual de este político y sobran anécdotas al respecto. Basta recordar aquella famosa reunión en el 2009 entre cientos de defraudados en la Caja de Ahorro del ingenio El Modelo en La Antigua con el entonces gobernador en turno, aquel que no debe ser nombrado, y el mismo Yunes Landa. Allí, los afectados por el fraude de 700 millones de pesos -que se presume fueron a parar a las campañas electorales del PRI en el 2004 y 2007, precisamente gastados por el innombrable y el propio Yunes en sus proselitismo.
Los cañeros exigían la devolución de su dinero e impúdicamente el mandatario estatal les dijo “a mí que me registren” e inmediatamente lo secundó Yunes Landa con la frase: “a mí también, señor gobernador”. La actitud Yunes cambió como La Chimoltrufia pues días antes había calificado de “bocones” a los cenecistas que lo señalaban de gastarse el dinero defraudado de la Caja de Ahorro en dicho ingenio en su campaña del 2007 para convertirse en diputado por el distrito de La Antigua.
Tuvo miedo de enfrentar a la turbamulta que lo acusaba de gastarse sus ahorros pero hasta la fecha, aún con la valentonada dicha a los ahorradores que lo encararon, Yunes Landa no ha permitido que registren sus finanzas personales ni que se reabran las cuentas sobre sus gastos de campaña del 2007 para verificar si hubo o no flujo de dinero proveniente de la Caja de Ahorro del ingenio El Modelo.