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El minutero

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SAINT SYLVESTRE

Aunque no tiene el colorido ni la algarabía de México, la celebración del 31 de diciembre en Francia tiene un toque especial pues es una especie de “noche libre” donde se puede tomar vino, bailar y gritar en la vía pública. En París, el sistema de transporte público como el metro y los autobuses dan servicio gratuito toda la noche, lo que permite que los parisinos se vuelquen a las calles sin reparar en horarios, la fiesta inicia la tarde del 31 y se prolonga todo el primer día de enero.

 La cena en última noche del año es llamada La Réveillon de Saint Sylvestre, Papa del siglo cuarto al que se le debe el Concilio de Nicea, el cual sirvió para la consolidación y expansión de la Iglesia Católica, y que precisamente murió un 31 de diciembre del año 335. Y claro, París es único en estas fechas. Es algo imprescindible caminar por Des Champs-Elysée (Los Campos Elíseos) que desde finales de noviembre tiene los arreglos luminarios, y donde se puede tomar el tradicional Vin Chaud que es vino caliente aderezado, en algunos casos, con canela o rodajas de naranja, en la espera de que finalice el año.

 Arriba de la Grand Roue de París, una de las ruedas de la fortuna más altas de Europa con 60 metros, se observa la ciudad de noche en todo su esplendor.  Desde el Arc de Triompe (Arco del Triunfo) hasta la Plaza de la Concordia, la noche de fin de año se convierte en una romería de nacionalidades e idiomas. Y para los últimos minutos de la Noche Vieja, la multitud se concentra en la plaza Trocadero, frente a la Tour Eiffel (Torre Eiffel) donde se da la cuenta regresiva para el arribo del nuevo año.

 Hay personas que llevan su botella de champagne y sus doce uvas para observar el ritual pero las más simplemente gritan de alegría y reparten abrazos por el nuevo año con la expresión insignia: ¡Bonne Année!, frente a la emblemática torre que presenta un espectáculo de iluminación con rayos laser. Ayer, el festejo por el Nuevo Año concluyó en Le Zígaro, un restaurante ubicado en Porte de la Villette, al noreste de París, que también presenta un espectáculo ecuestre con más de 50 caballos en escena. Durante todo el 2012, el espectáculo estuvo dedicado a México y se llamó La Calaca. 

Le Zíngaro o El Gitano tiene una peculiaridad que atrae a mucha gente –incluidos a los mexicanos que radican acá- pues ofrece un doble menú: platillos de la cocina francesa pero también de la mexicana y por lo regular, los de ésta última son los más demandados incluso por los franceses. La cocinera de Le Zíngaro, de nombre Lucía, es mexicana, originaria de Oaxaca y diariamente deleita a los comensales la gastronomía mexicana. El mundo es un pañuelo, ya lo dijo alguien.

 

LA PRUEBA DEL 2013

El inició el 2013, un año que para México y para Veracruz implica momentos de prueba. Será el primer año de gobierno del copetón Enrique Peña Nieto, quien llegó con un bajo nivel de aceptación popular. No hay que olvidar que solo el 17 por ciento de los electores votaron por él y además su arribo al poder presidencial se da en medio de acusaciones de fraude e imposición y por eso, será el periodo para que se demuestre que el Revolucionario Institucional aprendió la lección tras el castigo electoral del año 2000 y cumpla con sus compromisos hechos en campaña.

 De acuerdo a los sondeos demoscópicos, los mexicanos no tienen mucha esperanza en Peña Nieto ni en el tricolor, ya de vuelta en Los Pinos. Es más, el asunto se toma como el regreso del siniestro Carlos Salinas de Gortari al escenario político y muchos apuestan que será el verdadero poder tras el trono del copetón. El principal reto de Peña Nieto y sus manejadores está en el área de seguridad pública pues llegó con la bandera de cambiar la estrategia en el combate al crimen organizado para pacificar el país. 

En el primer mes de gobierno, es decir en diciembre, esto no se logró y hubo más de 500 muertos, el caso pudiera justificarse por el inicio de la nueva administración pero el 2013 servirá para comprobar si en verdad cumplen el compromiso de serenar a México o Peña Nieto acumulará su primer gran fracaso para mala suerte de los mexicanos que padecen las secuelas de la guerra de Felipe Calderón.

 Por cierto, la semana pasada el innombrable de los innombrables estuvo en Coatzacoalcos, al sur del estado, en una comida de fin de año ofrecida por su concuño, José Antonio González, nombrado recientemente como director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). A la misma no fueron requeridos los políticos ni funcionarios veracruzanos pese a que, según se sabe, acudieron varios gobernadores de otros estados. Eso mide también el ánimo en que está la clase política estatal frente a los mandamases del país.

 En materia electoral, será un año intenso pues habrá comicios en 14 estados del país: Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Durango, Chihuahua, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Zacatecas y Veracruz. Son elecciones para renovar congresos locales y alcaldías. En total se elegirán mil 348 ayuntamientos y 411 diputados estatales. Al PRI de la era peñanietista le urge mostrar hegemonía en los estados, ganando elecciones mientras que estos comicios servirán para medir la intensidad del PAN ya fuera del gobierno federal y del PRD sin su mayor activo que era el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador.

 Al revisar el calendario y estadísticas electorales para este año, salto algo que es muy ilustrativo sobre Veracruz porque es el estado con mayor número de diputados locales, 50 en total -30 de mayoría relativa y 20 plurinominales- pese a que hay otras entidades más grandes pero que tienen menos legisladores. Por ejemplo Oaxaca que cuenta con 570 municipios pero hay sólo 42 diputados locales en su congreso o Puebla que tiene 217 ayuntamientos y únicamente 41 parlamentarios.

 ¿Qué significa lo anterior?. Que en Veracruz hay una sobrerrepresentación legislativa, que el erario está manteniendo a políticos que no son de utilidad, no desquitan su jugoso salario de 108 mil pesos al mes y no representan a nadie, especialmente aquellos  que arribaron por la vía plurinominal. ¿Algún veracruzano se sentirá satisfecho con el trabajo de Jorge Carvallo, Anabel Ponce, Enrique Levet, Ricardo Calleja por citar algunos a los que el tricolor llevó a una curul sin ser votados en las urnas?, ¿o con los panistas Danilo Alvízar, Alma Rosa Escobar y Juan Carlos Castro?, ¿o con los panalistas Ulises Ochoa y su cuñado, Isaac González, diputado por Huatusco?.

 ¿Los cordobeses y orizabeños se dirán bien representados por Paulina Muguira, Víctor Castelan Crivelli y Víctor García Trujeque?, y aún más, ¿alguien en sus cabales dirá que fue un acierto que Brenda Abigail Reyes Aguirre –la cual no se sabe si es del PRI o del PRD-, Ricardo García Escalante –primero panista y luego priista- o que el eterno burócrata Armando Méndez de la Luz, ocupen una representación popular? ¿No será hora de impulsar una reforma política que mande a la calle a tanto zángano y vividor?.

 Finalmente, el 2013 también será sin duda el año de prueba para el gobierno estatal y su partido pues las elecciones intermedias son una evaluación del desempeño gubernamental en turno. De ahí que los triunfos y derrotas en los distritos y municipios dará una lectura sobre el respaldo o el rechazo ciudadano. Adicionalmente, se cumplirá la mitad de la administración estatal y entonces, a partir del 2014 comenzará la cuenta regresiva para la renovación de la gubernatura. Lamentablemente así son los calendarios políticos en México, mucha grilla y mucho dinero dilapidado frente a poca efectividad.

 La buena noticia en medio de todo esto es que será el último año de los actuales presidentes municipales. Se acabarán las pesadillas llamadas Francisco Portilla en Córdoba, Hugo Chahín en Orizaba, Carlos Junco – después del insufrible Cesar Torrecillas que dejó un desastre en Fortín de las Flores-, Carolina Gudiño en Veracruz, Elizabeth Morales en Jalapa, Salvador Manzur en Boca del Río y así otros tantos que bien pueden calificarse como verdaderas calamidades. ¿No creen?

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