PLACEO CON PERMISO
Lleva más de quince giras por diferentes municipios veracruzanos. Ha estado en el norte, sur y centro de la entidad. Se ha reunido con diversos sectores sociales y productivos, y por supuesto con grupos de influencia política. El último fin de semana recorrió los municipios norteños de Tihuatlán, Tuxpan, Poza Rica, Coatzintla, Castillo de Teayo y Cazones mientras que de forma telemática intervino en la asamblea anual que la Federación Latinoamericana de Ciudades, Municipios y Asociaciones de Gobiernos Locales (FLACMA) realizó en Orizaba.
Y no parará ni en vacaciones navideñas ya que para esos días tiene programadas varias estancias por diferentes partes del estado a fin de entregar obsequios a la población, entre ellos a niños de escasos recursos. Es más, ya recurrió a la vieja estrategia mediática de ‘donar’ el aguinaldo que cobrará en el Poder Legislativo federal para costear juguetes que repartirá “personalmente” -así lo dijo textualmente en un mensaje-. Coronó el anunció con: “Nos vemos pronto en Las Posadas”.
Se trata, obviamente, del minanteco Sergio Gutiérrez Luna, diputado morenista y presidente de la mesa directiva en San Lázaro quien ya está en franca precampaña para posicionarse en el imaginario veracruzano con miras al proceso electoral del 2024. ¿Por qué recorre anticipadamente Veracruz pues faltan tres años para la elección y al menos dos años para que se inicie el proceso interno en el partido marrón para seleccionar a un eventual candidato?
Fácil, lo hace para construir una imagen electoral y un arraigo local. Todos saben que Gutiérrez Luna si bien es originario de Minatitlán su vida profesional y política la ha realizado en Sonora y en la capital del país, entonces necesita edificar la cercanía con el terruño primigenio y sobre todo con los sectores que le aporten peso político local.
En segundo lugar necesita ser conocido porque el objetivo principal de sus giras es que cuando llegue el momento de que se hagan las famosas encuestas, que serán el método del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) para elegir a sus candidatos, esté bien posicionado y en posibilidades de disputar la candidatura al gobierno de la entidad. Bueno, según los allegados a Gutiérrez Luna, la intención no es ser competitivo sino ganar la medición de la preferencia.
Lo anterior significa que la popularidad que construye -a prisas y con cierto tufo de intrusión – es para rebasar a la zacatecana Rocío Nahle, actual secretaria de Energía y quitarle la nominación del 2024. Vaya suerte de los veracruzanos, los dos personajes que tienen la posibilidad de gobernarlos son ajenos a la entidad. Uno, Gutiérrez si bien es nacido en el sur del estado está desarraigado del terruño y la otra a pesar de que lleva años viviendo en la misma zona -el sur – no es nativa y, hasta el momento, las leyes locales le impiden ser candidata a la gubernatura. Es un duelo entre advenedizos.
Por supuesto que la injerencia del diputado federal en el rejuego veracruzano vino a descomponer los planes de la zacatecana Nahle -quien en privado presumía a los suyos que “Veracruz ya tiene dueña” -según lo ha citado el documentado columnista jalapeño, Raymundo Jiménez- y por supuesto los del gobernante en turno, Cuitláhuac García y sus grupos políticos que lo rodean.
De ahí la rabia de algunos funcionarios y voceros del cuitlahuismo contra Gutiérrez Luna que no es poca, pero tampoco suficientemente para detener su proselitismo. García Jiménez ha intentado sobajarlo con su desprecio diciendo que “no lo conoce” -risas- pero ese berrinche no ha funcionado y no causó ningún efecto mediático ni político, lo que significa que su fuerza en la ‘realpolitik’ es de papel de china y además húmedo.
El cerril secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros también le ha lanzado arengas para que detenga su promoción local y mantiene amenazados a alcaldes y otros personajes dependientes de la estructura gubernamental a fin de boicotear las reuniones del minanteco. No lo ha logrado, lo que también significa que pese a las presiones de palacio de gobierno hay corrientes y militantes de Morena dispuestos a sostener a Gutiérrez Luna por encima de los enojos y las preferencias del cuitlahuismo.
Claro, Gutiérrez Luna no haría nada sin permiso de palacio nacional -entiéndase del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador – y sin que estuviera respaldado por grupos de influencia precisa en la esfera del poder central. El minanteco tienen dos soportes en el altiplano: pertenece a la corriente del líder nacional de Morena, Mario Delgado, y por ende a la del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, el mejor posicionado para la candidatura presidencial del 2024.
Y por el otro está relacionado con el grupo morenista del Estado de México, muy influyente en el ánimo presidencial y proactivo a favor de la gobernanta capitalina, Claudia Sheinbaum, la segunda mejor posicionada para el 2024 y consentida de López Obrador. Esa es la razón principal por la cual los politiquillos locales no lo han podido frenar, porque tiene permiso para placearse. Por más entripados y pataletas que hagan lo verán en Las Posadas y en lo que viene.
Por cierto, se sabe que Gutiérrez Luna no solo se ha encontrado con sectores del morenismo y de otros partidos políticos sino también con propietarios y directivos de medios de comunicación en todo el estado. Han sido reuniones positivas, dicen los bien enterados, por el trato fino recibido del legislador lo que se contrapone, por mucho, a las majaderías y ataques que han emitido tanto Cuitláhuac García como sus pistoleros verbales encabezados por el tal Patrocino Cisneros contra la prensa. Ahí también le están ganando la partida pues no falta quien afirme que la comparación en diplomacia mediática es abismal: un caballero frente a unos matarifes. ¿Tanto así?
QUE MUERAN DE VIEJOS
No existe un Premio Nobel para el periodismo pero el reconocimiento bien se acomoda en el de la Paz. Carl von Ossietzky, alemán de origen judío, fue el primer periodista en recibirlo en 1936, pero no pudo trasladarse a Suecia para recogerlo porque estaba preso en un campo de concentración nazi. De hecho nunca lo tuvo en sus manos, alguien lo recibió a su nombre y luego se extravió en el camino.
Ossietzky era director del semanario Die Weltbühne (Escena Mundial) y además lideraba la organización “Nie Wieder Krieg” (Guerra Nunca Más) misma que fundó luego de concluir la Primera Guerra Mundial en la que combatió. Por su escritos y por su activismo pacifista, Adolfo Hitler lo mandó a encarcelar en 1934. Nunca salió del encierro pues falleció de tuberculosis en 1938. Fue el Preso 562 durante los ocho años de concentración. Ni siquiera murió con su propio nombre.
A 86 años de distancia, el pasado viernes en Suecia se entregó el segundo Premio Nobel de la Paz a otros reporteros, una mujer, Maria Ressa, y un hombre, Dmitri Muratov. Ambos son periodistas de investigación que han desnudado la corrupción y los actos de barbarie cometidos por los poderosos y a la vez se han canjeado el odio y la persecución de los mismos.
Ella es fundadora del portal informativo Rappler en Filipinas, su quehacer ha sido en la web desde hace quince años y su periodismo ha sacudido al régimen del presidente Rodrigo Duterte quien tiene abiertos siete expedientes judiciales en su contra con los que pretende fincarle una condena de más de 100 años de prisión. Hasta el momento hay diez órdenes de aprehensión liberadas en su contra, ha estado presa, aunque actualmente goza de libertad condicionada en espera de las sentencias.
Muratov es director del periódico Novaya Gazeta (Nueva Gaceta) en Rusia que se imprime, a duras penas, tres veces por semana. Desde hace años, este medio está en la mira del también autócrata Vladimir Putin quien lo persigue a él y a todos sus colaboradores. Le ha matado a varios, entre ellas Anna Politkovskaya, a quien un sicario asesinó a balazos en el ascensor del edificio donde vivía, en Moscú, el 7 de octubre del 2006.
“¡Quiero que los periodistas mueran de viejos!”, dijo Muratov al dedicarle el premio a los colegas asesinados -en todo el mundo y a lo largo de la historia- por los intolerantes y facinerosos. “Ellos dieron la vida por la profesión, defendiendo la libertad de expresión, pero no debían terminar así. No debemos aceptar ese destino”, acotó para inmediatamente pedir: “Defendamos a los que ahora sufren persecución”.
De acuerdo a la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), hasta el primero de diciembre habían sido asesinados mil 636 periodistas en los últimos veinte años. La agrupación suiza Press Emblem Campaign (PEC) ha documentado 77 muertes violentas de comunicadores en 28 países en este año. De todo el orbe, Afganistán y México ocupan el primero y segundo lugar en homicidios de reporteros, el primero con 12 y el segundo con 10.
Por si lo anterior no asustara lo suficiente, el Comité para la Protección de Periodistas con sede en Nueva York informa que en este 2021 hay una cifra récord de periodistas encarcelados en el mundo: 293. Todos por su quehacer informativo. Es el sexto año consecutivo que se rompe el récord de informadores en prisión. El año pasado eran 280.
El fin pasado de semana, Radio Francia Internacional (RFI) difundió una entrevista realizada a la ganadora filipina, Maria Ressa en la que también dedicó el premio a los reporteros asesinados y presos. -Actualmente usted está en libertad condicional, a la espera de su apelación, ya que fue condenada el año pasado a seis años de prisión por difamación. ¿Cómo se convirtió en el enemigo número uno del gobierno filipino y del presidente Rodrigo Duterte?, le preguntó la reportera Heike Schmidt.
“Es porque decimos la verdad. Porque somos buenos periodistas y nos negamos a ser intimidados”, le dijo Ressa. La periodista alertó sobre los ‘ecosistemas informativos’ adversos que actualmente son igual de dañinos para la libertad de expresión que los gobiernos intolerantes y represores. ¿Cuáles son? Las mentiras que circulan en las redes sociales y los falsos periodistas que por publicar en sus muros de la web o subir videos se ostentan como tales, pero solo contribuyen a confundir a la opinión pública, su trabajo es enderezar campañas basadas en el odio y hacer propaganda, disfrazada de periodismo, para los regímenes o grupos de poder.
“Favorecen las mentiras, porque las mentiras que despiertan la ira y el odio circulan más rápida y fácilmente en las redes sociales. Esto tiene que cambiar”, aseveró. – ¿Qué papel deben desempeñar los periodistas?, le inquirió la entrevistadora. “Tenemos que escribir con mucho más rigor, tenemos que hacer eso: periodismo con toda la extensión de la palabra, la inteligencia artificial no puede rebasarnos”, respondió. Tiene toda la razón.