- Por: Andrés Timoteo
LOS ‘PINGÜINOS’ DE HOY
El gobernante en turno, Cuitláhuac García, viene presumiendo que ha abatido la inseguridad y apaciguado el estado. Durante su segundo informe de gobierno, orondo dio por cumplido el compromiso de bajar la violencia criminal. Más recientemente, arengó que Veracruz llevaba semanas sin homicidios dolosos. Tan parecido en el discurso y las formas, el morenista hizo lo mismo que en su momento Javier Duarte: dar por superado el capítulo delictivo.
En octubre de 2014, Duarte de Ochoa ofreció una conferencia de prensa en Boca del Río en la que sin inmutarse afirmó: “Antes se hablaba de balaceras, de asesinatos, de participación de la delincuencia organizada, y hoy hablamos de robos a negocios, que se robaron un frutsi, y unos pingüinos en un Oxxo, es parte de la dinámica que hemos venido fortaleciendo, hemos avanzado de manera significativa”.
Más aún, el cordobés remarcó que con él al frente, Veracruz “ha venido desarrollando muy buenos números en todos los sentido y he sido reconocido por el crecimiento, el desarrollo que hemos tenido en materia de seguridad”. En diciembre del año pasado, Cuitláhuac García aseguró ante el congreso local: “hemos cumplido con los compromisos más importantes, como la disminución drásticamente de los niveles de inseguridad, ahora atacamos la descomposición social y combatimos la falta de oportunidades para los jóvenes”.
El pasado 4 de marzo, García declaró como “logro histórico” de su gestión de que en los cuarenta días previos no se había registrado un solo homicidio doloso. “Les informamos que en Veracruz de los 15 delitos que están catalogados como de alto impacto hemos logrado que 13 estén por debajo de la media nacional y sustancialmente han disminuido los secuestros en más del 50 por ciento, y con un logro histórico de 40 días en los cuales no se han registrado homicidios dolosos”, alardeó.
Pero al igual que le sucedió a Duarte de Ochoa, la realidad agarra a cachetadas a García Jiménez y lo exhibe, de siempre en siempre, como mentiroso. No han bajado los índices delictivos, no está terminada la violencia ni hay la paz deseada. Al contrario, la entidad tiene un reguero de cadáveres, fosas clandestinas y los grupos criminales se pasean como dueños de vidas y territorios.
Los números del gobernante en turno sobre la incidencia de plagios acaban de ser desmentidas por la organización no gubernamental Alto al Secuestro que en febrero ubicó a Veracruz como la segunda entidad del país como más casos durante el mes de febrero solo después del Estado de México y puso en la mirilla de las ciudades más peligrosas del país por la comisión del mismo a Córdoba, Orizaba, Jalapa, Coatzacoalcos, Martínez de la Torre y el puerto de Veracruz.
Entonces, los “frutsis” y “pingüinos” que García Jiménez presume resultaron tan ciertos como los que Duarte de Ochoa ponderaba hace siete años. Puras mentiras con estos señores. Y la zona centro da cuenta de tal mendacidad pues allí tan solo en los últimos diez días se han contabilizado 12 muertes violentas, algunas con mucha sevicia, perpetradas por las células del crimen organizado.
El caso más recientes sucedió en las últimas horas cuando un comerciante del mercado “La Isla”, en la colonia Agustín Millán, fue ‘ejecutado’ a balazos, pero en la lista figuran asesinatos de la mafia en Omealca, Maltrata, Totutla, Amatlán de los Reyes, Orizaba, Fortín de las Flores y Nogales. En este último, una pareja fue asesinada y sus cuerpos mutilados y metidos en bolsas de plástico fueron arrojados a la vía pública
Ayer mismo, diez personas habrían sido ‘levantadas’ -es decir que sufrieron un plagio con el sello de la delincuencia organizada- en Acultzingo. Algunos dicen que los responsables son grupos de autodefensas y otros que del crimen directamente y que las víctimas serían trabajadores ferroviarios. Apenas a finales de febrero se registró una balacera entre delincuentes y elementos de la Guardia Nacional en municipio ubicado en las faldas del Pico de Orizaba que es ‘zona caliente’ desde hace tiempo pues está abandonado por el estado y la federación.
El 12 de febrero, tras el ataque a una patrulla policíaca en Orizaba y la muerte de tres agentes estatales, el mandatario sentenció: “no cederemos ante delincuentes responsables de homicidios, secuestros, extorsiones, cobros de piso y robo con violencia a transporte, Veracruz es y seguirá un lugar donde se hace prevalecer el estado de derecho”. Claro, los maleantes se retuercen de risa.
TODOS MENOS YO
Lo más lamentable es que los veracruzanos están atrapados entre la delincuencia y la inoperancia oficial. Los malhechores se regodean sembrando la muerte y el caos mientras que el gobernante en turno no hace nada y cuando la tozuda realidad lo acorrala, culpa a todos para sacudirse de cualquier de la responsabilidad que se le otorgó al asumir el cargo. Ayer fue un ejemplo de lo anterior al ser cuestionado, durante una conferencia de prensa, sobre la polémica reforma al Código Penal para incluir el delito de “ultrajes a la autoridad” con el que han detenido a opositores políticos y críticos de su administración.
Juró que no es represor y le deslizó el bulto a muchos. Que sus antecesores -Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes- reprimían más. Que los jueces sueltan a los delincuentes y por eso se reformó la ley para encarcelarlos por ultrajar a los policías -vaya y eso que están por caerse los procesos por la inconstitucionalidad de la norma-. Qué si los manifestantes, como el dirigente de los empresarios que operan los verificentros, cometieron privación ilegal de la libertad al obstruir los accesos a una dependencia de gobierno -¿y por qué no los aprehendieron por ese delito en lugar de ultrajes a la autoridad?-. Que si esto y que si aquello.
Para García Jiménez todos son culpables menos él. Ya unos días antes cuando, por primera vez, lo inquirieron por la reforma a la legislación penal que propuso y se aprobó en el congreso local, sostuvo que ¡no es su culpa que los diputados no hayan leído el texto y lo hayan votado a ciegas! ¿No es una belleza tal excusa? Y la ‘perla’ de la coronilla de pretextos fue decir que para él no es fácil acceder a las carpetas de investigación de la Fiscalía General de Justicia, pero entonces ¿por qué lanza teorías para criminalizar a las víctimas?
Ayer mismo señaló que los concesionarios de los Centros de Verificación Vehicular están inconformes de que la Secretaría de Finanzas se encargará de regularlos porque seguramente reciben ingresos del crimen, pero inmediatamente aseguró que el dirigente detenido la semana pasada “no es un delincuente sino un empresario”.
¿Se acuerdan que en enero del 2020 cuando la policía estatal asesinó a una niña de 11 años en Atzalan, el gobernante la acusó de ser parte de la delincuencia organizada y que enfrentaba a los agentes del orden junto con su abuelo? Ni Cantinflas, el merolico por excelencia, llegó a ese grado de esplendor para sacudirse su responsabilidad. Ah, y de paso también se lanzó contra los reporteros preguntones afirmando -palabras más, palabras menos- que ¡¡los de antes mataban más periodistas!! Es la insania. Urge un psiquiatra en palacio de gobierno.
COLOSIO HOY Y MAÑANA
Formó parte de la burbuja del poder, iba a gobernar al país, pero hace 27 años lo mataron de dos balazos en el predio Lomas Taurinas, de Tijuana. Desde entonces se convirtió en mártir y símbolo para la clase política, especialmente la priista. Instituciones partidistas, plazas y calles llevan su nombre aun cuando no le hicieron justicia por su homicidio. Todavía se mantiene la increíble tesis del asesino solitario y se protege a los autores intelectuales.
Pero como bien dicen los estudiosos del quehacer: la política es de tiempo y circunstancias, y cuando se cumplan tres décadas de su crimen, en el 2024, otro Colosio podría estar en el ruedo para pelear la presidencia. Luis Donaldo Colosio Riojas, su hijo, ahora está activo políticamente, va a disputar -con altas posibilidades de ganar- la alcaldía de Monterrey abanderado por el partido Movimiento Ciudadano (MC).
Tras resistirse mucho tiempo de participar en el rejuego electoral, el exgobernador Dante Delgado Rannauro fue el único que lo convenció para buscar un cargo de representación popular y lo hizo en el 2018 convirtiéndose diputado local en Nuevo León y ahora va por la presidencia municipal de la capital neoleonesa.
Y, por supuesto, también es un candidato natural para la presidencia en tres años, cuando también se cumplan las tres décadas del magnicidio de su progenitor. Con Colosio Riojas, el Movimiento Ciudadano ya tiene en su cuadra a dos presidenciables muy posicionados – el otro es el jalisciense Enrique Alfaro Ramírez-. Sin duda, Colosio sigue vigente en el imaginario político y el veracruzano Dante Delgado jugará un papel de primera línea en el 2024.