- Por Andrés Timoteo / columnista
CRIMEN POLÍTICO
De nueva cuenta la realidad agarró a bofetadas al gobernante estatal en turno, Cuitláhuac García, y le estropeó el discurso de que la inseguridad está bajo control y que los grupos criminales se encuentran diezmados, al grado de que ya no se les puede llamar “cárteles” pues son meras pandillas. No es cierto y el asesinato de la alcaldesa de Jamapa, Florisel Ríos Delfín, ocurrido el miércoles, confirmó todo lo contrario: el crimen organizado impera en Veracruz, se da el lujo de hacerlo a cualquier hora, contra cualquier persona y con plena impunidad.
Es el segundo asesinato de un edil en funciones en la era cuitlahuista. El año pasado, en abril, otra mujer presidenta municipal, Maricela Vallejo Orea, de Mixtla de Altamirano, también fue muerta en un ataque sicarial. Al igual que la edil mixtleca, la jampeña enfrentaba conflictos internos en su ayuntamiento con el manoseo de palacio de gobierno y sus aliados, que la presionaban para que dejara el cargo.
Hay similitudes delicadas en los casos de Jamapa y Mixtla de Altamirano, aunque eso no signifique que los móviles de ambos crímenes sean los mismos. Y, vaya, como siempre sucede en estos entuertos oscuros, otra vez apareció el nombre del rupestre secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, en el tinglado de presiones y acoso hacia la alcaldesa asesinada el miércoles.
“Sí temo por mi familia, mis hijos los debo tener resguardados, no tengo el respaldo de la Policía municipal, no tienen un arma -se las quitó el gobierno estatal-. Yo ando sola, el tema está complicado, yo me dirigí a hablar con el secretario de Gobierno y me arrepiento enormemente (de hacerlo) por la manera en que me trató el señor, no me lo merecía como mujer”, se oye a la alcaldesa en un audio que fue difundido.
En esa grabación Ríos Delfín deja el testimonio de la amenaza que Cisneros le hizo: “No te voy a regresar las armas a tu policía, tengo a tu policía desarmada, te vamos a quitar la policía, por eso te mataron a tu comandante porque tu policía está mal”, y la edil se quejó de que “nadie me da respuesta”. Cisneros la dejó en indefensión policiaca. Algunos días más tarde, el miércoles, un comando armado llegó a su domicilio, la ‘levantó’, la asesinó y arrojó su cadáver en un paraje. Casualidad peligrosa, ¿no creen?
A la alcaldesa Florisel Ríos no solo le desmantelaron su policía municipal sino también la Fiscalía del estado promovió órdenes de captura contra funcionarios del ayuntamiento y contra su esposo, que se desempeñaba como presidente del Sistema DIF municipal, mismo que logró darse a la fuga. En el caso Jamapa la zarpa de los cárteles se mezcló con el hostigamiento gubernamental y ese coctel terminó en un asesinato que lleva ambos rasgos, el político y el del crimen organizado.
El homicidio de la munícipe jamapeña se perpetró a unos días de que García Jiménez presente su segundo informe de gobierno, el cual tendría como principal “logro” haber abatido los índices de inseguridad en un 60 por ciento -como lo ha anticipado previamente- y que la entidad ya está pacificada a dos años de gestión como lo había prometido. Se le fastidió el discurso.
Como si de una obra de teatro muy exhibida se tratara el gobernante en turno rodeado de dos protagonistas de la misma opereta, la fiscal Verónica Hernández y su secretario de Gobierno, Cisneros Burgos, repitió la misma cantaleta: “no habrá impunidad… daremos con los responsables…nadie está por encima de la ley y se hará justicia caiga quien caiga”, lo mismo de siempre. ¿Alguien lo cree?
CULPAR A LA VÍCTIMA
Lo más seguro es que criminalicen a la víctima y monten un escenario para resaltar el tinte político sobre los asuntos del crimen organizado, desliguen al cavernícola Cisneros y todo termine en impunidad. Y se está cumpliendo porque ayer García Jiménez recurrió a la práctica oprobiosa de criminalizar a la víctima para evadir su tarea de acercarle justicia.
Dijo que la alcaldesa jamapeña tuvo la culpa de que se le quitara la policía municipal y, por ende, es responsable de su propia muerte. Y llegó a la ignominia de declarar que la edil era “amiga” de sus propios verdugos, que se fue con ellos por voluntad propia. Claro, la asesinada ya no puede defenderse.
También hace malabares para deslindar al cerrero Patrocinio Cisneros, su secretario de Gobierno, en ese asunto quemante. La fiscal Verónica Hernández se presta para enlodar a otra mujer. García Jiménez recurre a lo mismo que hicieron Javier Duarte y el innombrable: ensuciar a los difuntos para no castigar a los asesinos.
Con el homicidio de Ríos Delfín suman siete alcaldes en funciones o electos abatidos en la última década. De ellos, tres son mujeres, pues además de las alcaldesas de Jamapa y Mixtla de Altamirano, durante el duartismo fue ‘levantada’ y asesinada Marisol Mora Cuevas, de Tlacojalpan, en junio del 2012. Antes, en el 2011, también en la era duartista, el presidente municipal de Tampico Alto, Saturnino Valdez Llano, fue secuestrado y su cuerpo nunca apareció -aunque hubo la versión de que le localizó en un basurero de Tampico, Tamaulipas-.
Antes de concluir la fidelidad, en noviembre del 2010, un grupo de sicarios secuestró y asesinó al edil electo de Juan Rodríguez Clara, Gregorio Barradas Miravete. En junio del 2013, Gerónimo García Rosas, edil de Aquila fue muerto a balazos y en noviembre del 2017, ya bajo el gobierno yunista, el munícipe electo de Hidalgotitlán, Santana Cruz Bahena, fue victimado en su domicilio. Vaya, de los siete crímenes tres se cometieron en noviembre. Parece que a los atacantes les agrada ese mes para matar ediles.
El asesinato con tintes políticos y del crimen organizado de la presidenta municipal de Jamapa sucede a un año de que en Medellín de Bravo fue ultimado el diputado local y líder cenecista, Juan Carlos Molina Palacios, el 9 de noviembre del 2019, y cuya investigación es un desgarriate, pues en septiembre pasado se dijo que habían capturado al presunto autor en Guanajuato, pero luego trascendió la versión de que no lo es y todo es parte de un montaje para hacerlo pasar como ‘chivo expiatorio’.
LA MORUNA Y EL CHAPEO
Como ya se dijo línea arriba, el domingo que viene es la fecha legal para que el gobernante García Jiménez entregue al congreso local el legajo sobre su segundo informe. El mandatario estatal dice que el mensaje que dará a los veracruzanos será breve y didáctico. ¿Qué enseñará?, se preguntan todos. ¿Cómo justificar la inacción?, ¿cómo seguir culpando al pasado?, ¿cómo excusar la ineficiencia de sus colaboradores?, o ¿cómo hacer lo mismo que tanto criticó de sus antecesores?
Lo cierto es que ahora, sin el pregón de que la delincuencia organizada está sometida y la inseguridad disminuyó, deberá echar mano de algo más y ahí está lo difícil, pues en todos los rubros hay una situación calamitosa. La principal bandera con la que llegó al gobierno en diciembre del 2018 ya no la puede agitar, porque han pasado dos años y no ha localizado a una sola persona ausente y el decreto de emergencia humanitaria por las desapariciones forzadas resultó una tomadura de pelo.
Tampoco puede alegar nada significativo en el tema económico ni de infraestructura pública porque no hay una sola obra importante construida o iniciada en los últimos 24 meses. Además, el subejercicio presupuestal ya alcanza cifras multimillonarias, no se generaron empleos, no se invirtió en desarrollo urbano, no se combatió el rezago social y sigue aumentando la pobreza externa que ya azota a la mitad de la población.
En el área de salud el desastre es abrumador. El año pasado, las triquiñuelas, subejercicios y desidia oficiales generaron más de un centenar de muertos por el dengue, sin contar con el desbasto de medicamentos y terapias para niños con cáncer, enfermos renales y portadores del VIH. Esto último se repitió en este 2020 con el agravante terrible de la pandemia de Coronavirus. Van más de 5 mil muertos en Veracruz por la Covid-19 y eso no solo es culpa de una epidemia global que no tiene, hasta el momento, medicina para tratarla ni vacuna para evitarla.
No, los muertos por el Coronavirus son consecuencia también de la irresponsabilidad gubernamental para aplicar medidas sanitarias que salvaguardaran a la población y también a los médicos y enfermeras. Cientos de trabajadores sanitarios han muerto porque la administración estatal escamotea los recursos para la compra de equipo de protección. En la Secretaría de Educación solo privan los escándalos, entre ellos, el uso de empresas ‘fantasma’ en contratos de reparación de inmuebles y que se elevaron de 400 a mil los ‘aviadores’ que cobran sin trabajar.
Ya no se diga en el área de combate a la corrupción, pues la Auditoria Superior de la Federación (ASF) informó irregularidades en el ejercicio de casi 2 mil 500 millones de pesos que podrían terminar en daño patrimonial, es decir: se los robaron. Los bochornos públicos por el nepotismo, las empresas ‘fantasmas’, la utilización del erario para cuestiones electorales, las amenazas a opositores políticos, la embestida contra la prensa con sus tres periodistas asesinados y todo un repertorio de retroceso, ingobernabilidad e impericia es lo que hay a dos años de iniciado el régimen cuitlahuista.
Entonces, ¿qué le queda a García Jiménez para informar el domingo? Las jornadas de chapeo de jardines, la pintada de fachadas de escuela y la siembra de árboles. No hay más por mucho que se le busque. El hombre de la moruna se presentará ante los veracruzanos con pura bisutería, el retrato de la “cuarta transformación” en la aldea.