PRIMER CAMBIO
El sábado pasado se concretó el reacomodo en la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) aunque fue un cambio a medias pues si bien se cumplió el vaticinio de que el sureño Erick Lagos Hernández dejaría la presidencia del Comité Directivo Estatal no hubo sustituto formal y se designó como líder interino a la secretaria general, Erika Ayala, también dirigente del Sindicato del Colegio de Bachilleres de Veracruz. De última hora Marcelo Montiel Montiel, todavía titular de la Secretaría de Desarrollo Social del estado se negó a tomar las riendas del tricolor.
Ahora se maneja que Montiel irá a la delegación estatal de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) pues tiene que descopar la oficina para el alcalde con licencia de Tuxpan, Alberto Silva Ramos, apodado El Cisne, quien se sumará al gabinete estatal. Al parecer nadie quiere hacerse cargo del tricolor en la entidad por dos motivos: uno, el que llegue tendrá que recoger el tiradero dejado por Lagos, pues si bien el partido tuvo la mayoría de los triunfos en las elecciones del 7 de julio, padece divisiones internas por la imposición de candidaturas y apoyo a abanderados de otros partidos como el de la Revolución Democrática (PRD) y Alternativa Veracruzana (AVE).
En los intestinos del priismo también hierven los ánimos por la entrega de espacios plurinominales, sindicaturas y regidurías a ex panistas y ex perredistas, haciendo a un lado a los militantes, mientras que el segundo motivo es porque el nuevo dirigente enfrentará problemas financieros y un partido en reposo, es decir, no habrá elecciones hasta el 2015 así que no es rentable para hacer negocios –léase, vendiendo postulaciones y pactando con los de enfrente- ni para promocionarse personalmente en los espacios mediático. Sin embargo, lo más bizarro, como ya se había dicho, es que dos protagonistas del escándalo nacional de los videos grabados en Boca del Río sobre la mapachería electoral fueron destapados para ocupar la dirigencia en ese periodo.
Ellos son el ex delegado estatal de Sedesol, Ranulfo Márquez y el ex alcalde boqueño, Salvador Manzur, mencionados el fin de semana por el propio Lagos Hernández para que uno de ellos se convierta en el futuro dirigente. Vaya que los priistas tienen mala suerte porque no se logran sacudir de estas rémoras. Ya se verá si desde Los Pinos aceptan resucitar a estos dos personajes que hicieron tambalear el Pacto por México, al aparecer en la videograbación hablando de los planes para usar el dinero público en la compra de votos para favorecer al tricolor.
En el transcurso de esta semana se espera que se concreten los otros seis o siete cambios en el gabinete estatal. Se da como un hecho de que habrá “buganzazo”, es decir, removerán al persignado Gerardo Buganza Salmerón de la Secretaría General de Gobierno y lo enviarán a la Secretaría de Comunicaciones (Secomver) que en breve cambiará de nombre y se llamará Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP). Tres años duró la ilusión de Buganza y tres años fueron perdidos para los cordobeses pues a pesar de que un coterráneo ocupó el segundo cargo en importancia en el gobierno estatal no hubo beneficio alguno para la ciudad que está en el caos: sin obra pública importante, con la inseguridad a tope y en crisis financiera y presupuestal.
También se incumple con la ortodoxia política que dicta que alguien que ha ocupado un cargo de primera línea no puede aceptar otro de menor rango pues se ve como un castigo o desprecio. De ahí que a pesar de la versión de que el perfil profesional del cordobés -quien es ingeniero industrial- se adecua al quehacer de velar por los caminos, carreteras, puentes y veredas tropicales, su reubicación en el organigrama estatal suena mucho a desprestigio y por supuesto, desprecio. ¿Sacrificará la dignidad por seguir en la nómina estatal?Muchos apuestan que sí.
El lugar de Buganza será ocupado por el ex dirigente priista Erick Lagos Hernández, fidelista de cepa y del que se cuentan historias muy preocupantes que van más allá de su analfabetismo orgánico y su escasa materia gris para los asuntos de Estado. No hay que olvidar que su nombre apareció en las declaraciones que se exhibieron el año pasado de un peligroso criminal capturado por la Armada de México y que lo ubicaban como el contacto con las bandas delictivas. Además en Isla, su municipio de origen, se relatan historias que quitarían el sueño a todos. Vaya, la más ligera tiene que ver con familiares involucrados en feminicidios y otros delitos del fuero federal.
También hay un caso que lo liga directamente con la agresión al gremio periodístico en el sexenio anterior cuando se desempeñaba como secretario particular del ex gobernante, el innombrable, pues operó personalmente la agresión contra el periodista jalapeño Martín Serrano la noche del 15 de septiembre del 2009 cuando un grupo de hombres armados intentó allanar su oficina, ubicada frente a palacio de gobierno, y en donde se encontraba el mismo Serrano con su familia esperando ver la ceremonia del Grito de Independencia. El comunicador había colocado una manta de protesta en el balcón por la serie de agresiones recibidas desde el sexenio de Miguel Alemán y continuadas por su sucesor, lo que hizo enfurecer al innombrable.
Los hombres armados iban con la intención de plagiar o tal vez hacerle algo peor a Martin Serrano, quien logró pedir ayuda a varios compañeros a través de su teléfono celular. Uno de los que impidieron que fuera “desaparecido” es el abogado porteño Sergio Vaca, entonces diputado local, quien se enteró del caso e inmediatamente maniobró para detener la agresión. En medio de la maniobra para dañar al periodista y los intentos de terceros para detenerla, el mismo Lagos Hernández justificó al atentado alegando que Serrano “se lo merecía pues se metía mucho con el gobernador”. De este talante es quien será el encargado de la política y seguridad interna del estado. ¿No es cómo para salir corriendo?
En tanto, el que se especula que será el futuro subsecretario de Gobierno, Marlon Ramírez, ya fungió en la fidelidad como director de Asuntos Políticos de esa subsecretaría y algunos de sus antiguos colaboradores recuerdan una anécdota que lo retrata de cuerpo entero: a su oficina llegaban reportes de las protestas de activistas en varios municipios que no cedían a las presiones del gobierno estatal para cesar sus movimientos. “Hay que mandarlos a golpear porque no escarmientan”, decía con desparpajo Ramírez Marín, en la justificación de que para resolver problemas y pacificar a detractores, la opción era el garrote y cosas peores. ¡Qué bella persona! Sin olvidar, claro, que intentó difamar en los medios al activista del sur, Ramiro Guillén Tapia quien se autoinmoló -prendiéndose fuego- en la Plaza Lerdo de Xalapa en octubre del 2008 en protesta porque el Gobierno estatal se negó a recibir a su gente 67 veces.
Ramírez Marín no atendió al dirigente campesino que pedía ayuda por el despojo de tierras por parte de la organización priista Antorcha Campesina en la sierra de Santa Marta y después de incendiarse pagó inserciones en la prensa acusándolo de todo, incluso amenazó con encarcelar a sus compañeros por homicidio ya que, dijo, ellos le proporcionaron la gasolina para rociarse. Don Ramiro murió al día siguiente en un hospital. Ese es Marlon Ramírez, el próximo encargado de la Subsecretaría de Gobierno.
FANTASMAS DEL PASADO
Acertadísima es aquella consigna de que en política no hay muertos y a la cual debería agregarse de que también los zombis existen, pues muchos políticos en desgracia deambulan como cadáveres insepultos tratando de volver a acomodarse en el tinglado del poder. Además de Ranulfo Márquez y Salvador Manzur que acudieron a la asamblea del tricolor realizada en el WTC de Boca del Río, reapareció otro fantasma del pasado, el ex alcalde cordobés Juan Lavín Torres, uno de los ediles más cuestionados de los últimos tiempos en Veracruz y que, se suponía, estaba bajo castigo político.
Con una sonrisa de oreja a oreja y buscando posar para la fotografía con todos, Lavín se presentó en la encerrona priista, tratando de dar la imagen de un político resucitado ¿será porque ahora el que cayó en desgracia es su sucesor, el terrablanquense Francisco Portilla Bonilla?. Un día antes en Córdoba, Lavín acudió a Los Portales para la presentación del Foro del Café que se realizará los días 23 y 24 de agosto. Ahí se fotografió con los organizadores pues su empresa Café Lavín es uno de los patrocinadores -por cierto, pese a ser definida como una cafetería, en la convocatoria no aparece la multicitada Casa Duarte, propiedad de ya saben quién-.
Santos sepulcros y santos varones, habrán dicho los que creyeron a Lavín muerto y sepultado, pues anda vivo y coleando. ¿Qué planeará? Mucho seguramente, pues si Manzur, Márquez, Lagos y Silva siguen en la palestra con tanta pifia y relaciones peligrosas, el ex edil cordobés ha de decir: ¿y yo por qué no? Y otro zombi de la política aldeana que se resiste a ser sepultado es el también cordobés Juan Carlos Castro Pérez, recientemente expulsado de Acción Nacional y quien acaba de reincorporarse a la curul en el Congreso local a pesar de que juró que la licencia solicitada era definitiva.
En los pasillos legislativos se comenta que Castro Pérez peca de avaricia porque no le bastó el pago que le hicieron por armar un escándalo en el PAN y tratar de dividirlo con su postulación por el AVE, y decidió regresar a cobrar las últimas cuatro quincenas que quedan en la Legislatura estatal, además del “bono de marcha”. También se dice que lo hizo porque no le dieron el cargo en el Gobierno estatal que había solicitado como “premio de consolación” por su sainete en el panismo cordobés. Al final de la actual Legislatura, dicen los bien enterados, Castro buscará de nueva cuenta acomodarse en un puesto gubernamental o en su caso se afiliará formalmente al AVE aunque ahí vendrá otro pleito con el dueño del partido, Alfredo Tres, por el control del partido pues el ex panista es como la humedad, una vez que se filtra no hay poder humano que lo saque -salvo que le paguen muy bien-. Es cuestión de tiempo.